jueves, 14 de mayo de 2015

Pretty Bollo -cap 109 y 110-


Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado,  maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer,  se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.

Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.

109
#MÚSICA 1#: (TINA BRIDE AND DEXTER CONNECTION—“CLOSE TO YOU)


La música empezó a sonar. Esther y Kate empezaron a bailar en corta distancia. Esther extendió los brazos hacia el techo, parecía que con las manos podía tocar las notas de la melodía que poco a poco la fue envolviendo como una cálida amante. Un juego de tobillo y su cadera empezó a moverse con sensualidad, sus brazos dibujaron el ritmo mientras caían acariciando su pelo y su cuerpo al ritmo de la música. Miró a Kate y le dedicó una sonrisa, aún estaba quieta observándola, seguramente comprobando cual era su estilo y cómo se adaptaría. Esther se rió, y volvió a dar una vuelta más moviendo las caderas, retándola. De pronto le dio la espalda y con una seña la invitó a acercarse. Kate se rió ante el gesto, realmente era peligrosa; la dejó moverse y ella se movió pegada a su espalda, no tardaron mucho en acoplarse la una a la otra. Esther sonreía, Kate se movía bien…

-       Creo que empiezo a entender a que te referías… ¡Es tremenda! –le dijo Bea a Maca-.

Pero Maca no podía hablar, no podía pensar, no podía oír… saturada por la imagen de aquel demonio enfermizo que se movía y se movía despertando un terremoto devastador en su interior.

-       Creo que Kate va a arrancar -volvió a decirle Bea- ¡Esto va a ser digno de ver!

Y así fue. Kate cogió las caderas de Esther y le dio la vuelta, al mirarse a la cara las dos sonrieron y parecía que se decían algo mientras se movían con las piernas enlazadas. De pronto Kate atrapó las manos de Esther, hizo un movimiento grácil y consiguió darle un par de vueltas, para luego terminar dejando a Esther de cara a ella y conducir sus brazos alrededor del cuello de Kate. Esther se rió cuando se vio de nuevo de cara con aquella mujer. Descansó los brazos en sus hombros, y volvió a sentir que sus caderas se encontraban. Kate le volvió a decir algo, y acto seguido conseguía que Esther arqueara la espalda y diera un barrido anclada a su pierna. La música siguió, y ellas continuaron danzando. Se acercaban y se separaban, pero nunca se descoordinaban.

Maca las observó, todo parecía tan distinto comparado a la vez que la vio bailar con otra mujer. La sangre le hervía, sí… pero no eran celos lo que ahora mismo sentía correr por sus venas, quizá porque las risas entre aquellas dos mujeres las conocía, quizá porque no veía en Kate ninguna rival, o quizá porque esta vez no se sentía tan insegura… esta vez, no se quedaría sólo a mirar. Cogió la copa de Esther y también la apuró. La canción estaba a punto de terminar, y ella estaba preparada.

-       ¿Vamos a enseñarle algo a estas dos? –la invitó Maca con una sonrisa mientras le tendía una mano a Bea para que la acompañara-.

Bea sonrió de buena gana, aquello le hizo gracia. Suponía que ninguna de las dos podría superar al bailecito de Kate y Esther, pero sería divertido intentarlo con aquella preciosidad que antes se había mostrado tan intimidada.

-       ¡Vamos! ¡Alguien tiene que bajarles los humos! –bromeó Bea poniéndose de pie dándole la mano a Maca-.
-       ¡Eso es!... jajaja… -le dijo Maca y haciéndole un guiño tiró suavemente de Bea hacia la pista-.

La música ya sonaba con una nueva melodía. Esther y Kate no las vieron en un primer momento, ya que seguían bailando. Maca le cogió las manos a Bea y se las llevó al pecho, lentamente se acercó y juntas encontraron el ritmo con el que se sintían cómodas. Bea sonrió, Maca no lo hacía nada mal, se cogió a su nuca y dejó que la melodía les ayudara. Sus piernas se enlazaron y sus caderas hicieron el resto. En una vuelta, Kate las divisó y avisó a Esther. Las dos pararon para mirarlas, Bea se dio la vuelta en los brazos de Maca y se pegó a su pecho mientras esta se agarraba a su cintura. De pronto las cuatro mujeres se encontraron. Bea le hizo una seña a Kate y articuló en los labios un… “aprende”… Se deslizó moviéndose sensualmente hacia el suelo mientras sus manos descansaban en los muslos de Maca, ésta por su parte la acompañó pegándose a ella en el movimiento, al subir Maca le dio la vuelta y se miraron a los ojos… las dos sonrieron.

-       ¡Hay que joderse! Conmigo nunca baila así… -se quejó Kate a Esther-.

Esther ni siquiera se giró a mirarla. Una sonrisa traviesa se había dibujado en su rostro ante la visión del cuerpo de Maca, ya no podía pensar en nada más que en moverse junto a él. Con retardo contestó a Kate.

-       Pues ya somos dos a las que nos pasa –le dijo-.
-       Mmmm…. ¿y si nos las agenciamos? –le preguntó Kate con una sonrisa-.
-       ¡Me has leído el pensamiento! –le contestó Esther con otra gran sonrisa-.

En un momento, Kate llamó en el hombro a Maca y le pidió el cambio de pareja. Bromearon unos segundos como si se pensaran si aceptar entre Maca y Bea, finalmente Bea agarró a su mujer de la cintura y la besó. Maca se quedó de pie frente a Esther.

-       ¡Hola! –le dijo Maca sonriéndole-.
-       ¡Hola gatita! –le contestó Esther-.

La atracción empezó a trazar sus lazos alrededor de las dos. Una canción conocida empezó a sonar
#MÚSICA 2#: (Kylie Minogue: In your Eyes)

Esther la miró a los ojos y sonrió, tenerla allí le hacía estremecer. Maca no pareció retroceder y le devolvió la sonrisa, así que Esther le cogió las manos y se empezó a acercar. Con sus manos enlazadas comenzó a moverse despacio, Maca la observó, el pulso empezó a golpearla. Esther guió las manos de Maca hacia sus caderas y sintiéndolas se olvidó de ellas para pegarse a su piel de espaldas. Cerró los ojos y se movió al ritmo de la música sintiendo la firmeza del cuerpo de Maca acompañándola. La tortura de su olor empezó a envolverla tanto como la música, y su cuerpo se sintió irremediablemente imantado a aquel calor que Maca emanaba.
(Woooh)
Is the world still spinning around
(Spinning around, woooh)
I don't feel like coming down

Maca sintió que cada partícula de su cuerpo se ponía en pie, se sujetó firmemente a las caderas de Esther y hundió su rostro en el cabello de aquella mujer, que rozándose contra su piel no podía llegar a comprender lo que estaba despertando en su interior. Cerró los ojos, el balanceo sensual de Esther se le contagió y el mundo empezó a girar.

Esther deslizó sus manos por los muslos de Maca, necesitaba sentirla cerca. Maca le rodeó con una mano la cintura, la otra fue posada en la cara de Esther que al sentir aquella suavidad se abandonó a su solicitud de control. La cadera de Maca y la suya ya formaban una. Esther se deslizó por las piernas de Maca y sintió que aquella mujer la acompañaba sin flaquear.
(Woooh)
Is the world still spinning around
(Spinning around, woooh)
I don't feel like coming down
It's in your eyes
I can tell what you're thinking
My heart is sinking too
It's no surprise
I've been watching you lately
I want to make it with you
Destiny has a funny way
When it comes and takes all your cares away
I can't think of a single thing
Other than what a beautiful state I'm in

Todo desapareció. Solo estaban ellas dos y aquella sensación creciente de un calor sin control que crecía y crecía. Las caderas parecían líquidas, las respiraciones permanecían bajo el manto del latir de la canción. De pronto Maca no pudo soportar por más tiempo aquel hormigueo atroz, abrió los ojos, y volteó a Esther a ritmo de brazo y talón. Cuando sus ojos se encontraron ya no sonreían, sólo quedaba una pasión callada que los hacía brillar. Maca cogió las manos de Esther y se las llevó al cuello para que la agarrara. Esther sintió que la piel se le quemaba cuando Maca deslizó sus manos por sus hombros para luego bajar por su espalda hasta quedarse en la curva exacta de su cima sin invadirla.
(Woooh)
Is the world still spinning around
(Spinning around, woooh)
I don't feel like coming down

Y  todo volvió a empezar. Maca sonrió y la pierna que cuadraba justo en medio de las de Esther se dobló imprimiendo un giro en las caderas de las dos que hizo que Esther bajara y se deslizara por aquel muslo firme que la hizo contener la respiración. Se sujetó a aquella nuca para no desfallecer y se dejó llevar por aquella cadera que ya vibraba de forma distinta y que ahora era la que conducía aquel juego de dos en mitad de aquella pista.
Al volverse a ver en los ojos de aquella mujer, un sentimiento ya vivido acudió a su memoria desde aquella cocina donde por primera vez llegó a comprender, qué rostro podía tener la dinamita.

110

Las luces se suavizaron con el anuncio de la DJ de una ronda de algo más lento. Esther se detuvo frente a Maca con el pulso disparatado y el aliento quebrado… “¿Quién eres tú y qué has hecho con Maca?” quiso preguntar viendo a aquella mujer entera que tenía frente a sí con ojos tintineantes y actitud seductora. Maca apartó sus ojos de ella durante un instante para localizar a Kate y Bea, ambas bailaban ya abrazadas como el resto de las presentes. Entonces miró de nuevo a Esther.

-       ¿Seguimos? –le preguntó-.

Esther la miró y sonrió. Luego tomó la mano que le tendía Maca y se dejó arrastrar hacia aquel calor ya conocido. Maca le rodeo por la cintura, Esther descansó la cabeza en aquella clavícula firme y la fragancia de aquella mujer la envolvió. Durante un rato, sus cuerpos se balancearon sin más, en quietud silenciosa. Las dos con ojos cerrados, las dos tratando de controlar sus temores, las dos frenando el galopar de sus corazones y aquel grueso deseo que se había instaurado entre ellas.

Una nueva canción empezó a sonar, lenta pero mucho más sugerente… (MÚSICA# : Let’s get in On),  ninguna encontró la fuerza para separarse y continuaron abrazadas sin mirarse. La sensualidad de la canción y su letra empezó a colarse por los poros de sus pieles, Maca empezó a acariciar la espalda de Esther y ésta suspiró por aquel foco de calor que la recorría. Sus caderas se acercaron, Maca estrechó el abrazo y apartó el cabello que descansaba en el cuello y hombro de Esther… algo iba a suceder.

Los labios de Maca aterrizaron en su piel como si fueran lava, Esther se estremeció al sentir aquellos besos depositarse en aquella zona despejada, se agarró con fuerza a aquella nuca para no caer. Las manos de Maca empezaron a despertar, acariciaron su pelo, su espalda y su cadera suavemente, mientras que una de sus piernas se colaba ligera y presencial entre los muslos de Esther. El pulso empezó a martillear expectante, y sus cuerpos empezaron a bailar creando un nuevo sistema de comunicación entre las dos.

El aliento de Maca tintineó cerca del oído de Esther, cuando sus mejillas se encontraron regalándose una caricia. La respiración quebrada de Maca provocó un gruñido en el foro interno de Esther, que ante la agitación de aquella mujer no pudo contenerse y deslizó sus brazos por aquella espalda hasta conseguir descansar cerca de aquel trasero que quería estrechar.

-       ¡Esther! –susurró Maca su nombre en aquel oído azorado-.

Y Esther no necesitó que pronunciara nada más, separó su mejilla de la de ella, la miró brevemente con la mirada distorsionada por su deseo, y atrapó aquella boca entre abierta que tan cerca de la suya aún temblaba por las sílabas articuladas.

La fogata arrancó con violencia en cuestión de segundos. Ni los ríos de saliva, ni el aleteo de sus lenguas en tierra extranjera sirvieron para frenar aquellas llamas que crecieron desde las puntas de sus pies hasta incinerar su razón. El balanceo de sus cuerpos se detuvo en mitad de la pista por miedo a caer, Maca la sujetó contra sí y acariciándole la nuca no dejó ni un recodo de su boca por saborear mientras sus gemidos se sucedían por la intensidad. Toda la estancia se difuminó y se fue llenando de oscuridad, sólo aquella piel en pie de guerra parecía nítida a los sentidos y Maca quiso sujetarse a ella como quien se sujeta a un clavo ardiendo. Sus manos se empezaron a perder por debajo de aquella falda que le había hecho perder el norte desde que la vio. Esther tuvo que separarse para respirar al sentir aquellos dedos sobre la curva baja de sus glúteos… apoyó la frente en la frente de Maca mientras intentaba recuperar un poco el aliento, tratando de pensar en qué hacer con lo que estaba ocurriendo. Maca no habló, no podía, se quedó quieta sintiendo un rugido en mitad del pecho sin poder apartar su mano de debajo de aquel tejido, a la espera de que aquel semáforo que se había puesto en rojo le diera paso o la bloqueara definitivamente.

-       ¡Si te dejo continuar, no podré parar! ¡Te deseo demasiado! –le aseguró Esther en un susurro sin todavía poder mirarla, rota por la urgencia que sentía por sentirla, debatiéndose entre la pasión y la razón de verse en mitad de donde se encontraban-.

Maca cerró los ojos con fuerza y gimió tomando una bocanada atroz de aire para no ahogarse… lo entendía perfectamente, pero Dios como dolía. Apoyó los labios sobre la cabeza de Esther y se sujetó a ella con fuerza. Esther rodeó su cintura fuertemente al notar que Maca temblaba, cerró los ojos sabiendo lo que vendría… aquel tiritar inconexo de un freno de paracaídas en plena caída al vacío desde mucha altura. Rogó callada para que aquel fuego que emanaba Maca no se apagara del todo, no hasta que ella pudiera saciarlo como se merecía en un lugar más apropiado.

La música volvió a cambiar, y con ella luces de distintos colores comenzaron a barrer la pista sin dirección fija. Sin embargo ellas no podían moverse ni un paso.

Kate y Bea las habían observado desde la distancia, destilaban una pasión tan desgarrada que las dos se sorprendieron de que una pareja como aquella, tuviera ese aire desvanecido de quien muere por un deseo no culminado.

-       Cariño, creo que deberíamos llevárnoslas a casa… necesitan estar juntas, y aquí no pueden –le dijo Bea a Kate-.

Kate la miró con ese aire responsable y preocupado que poca gente le conocía salvo su mujer.

-       Tienes razón, es hora de irse –la apoyó Kate y luego le preguntó-. ¿Quieres romper tú o rompo yo?
-       ¿Las dos? –preguntó Bea aún en brazos de su mujer-.
-       ¡Vale! –consintió Kate y dándole un beso tiró de ella en dirección hacia aquellas dos mujeres que como estatuas seguían en la pista respirando-.

Al llegar a donde se encontraban, Kate puso una mano en el hombro de Maca consiguiendo llamar su atención.

-       Chicas, tenemos que irnos, Bea no se encuentra muy bien… -mintió Kate para darles la excusa necesaria sin tener que hacerles una broma de las suyas-.
-       Los ambientes cerrados me producen una jaqueca horrorosa. Si queréis puede llevarme Kate y luego venir a por vosotras si os apetece estar aquí más tiempo –jugó su parte del papel Bea-.
-       ¡No, no hace falta! –dijeron casi a la vez Esther y Maca, y tras decirlo ambas se miraron por la urgencia de sus palabras. El brillo en sus ojos lo decía todo-.

Kate miró la tensión entre ellas, y volvió a tirar.

-       Pues andando, ir cogiendo los abrigos mientras yo voy pagando –les indicó y apretando la mano de Bea, ésta tomó el relevo-.
-       Te esperamos en la puerta cariño -dijo Bea y haciéndoles unas señas guió a Maca y Esther por el local hasta la salida-.

Kate no tardó en alcanzarlas. Al salir del local vio como Esther entablaba conversación con Bea al lado del vehículo, luego se fijó en Maca, apoyada de espaldas contra el 4x4 mientras Esther la tenía cogida de la mano y dejaba caer disimuladamente una pierna contra la de ella. Sin duda la estaba sujetando… Con paso ligero llegó hasta ellas, abrió el vehículo y con aquel don de quien ilumina la oscuridad, se hizo cargo de ellas …

-       ¡Por cierto! Mañana Bea y yo saldremos temprano porque he quedado con Roberta para hablar de unas cosas de trabajo, así que aprovecharos de que no os toque diana… y roncar a gusto, que el viernes no os correrá la misma suerte -les dijo Kate sonriendo mientras las miraba por el espejo retrovisor-.
-       ¿No queréis que os acompañemos? –les preguntó Esther sintiendo como mil ratitas escarbaban en su barriga-.
-       No, tranquila… la verdad es que posiblemente nos llevará el día entero, tenemos que arreglarle unos papeles y luego aprovecharemos para ver a conocidos antes de regresar a la ciudad. Así que no nos esperéis para comer ni nada parecido –le explicó Kate-.
-       ¿Os apañaréis sin nosotras, no? –captó Bea la idea de su mujer y amarró los cabos-. La despensa está llena, así que coger lo que queráis sin preocuparos. Supongo que nosotras sobre las seis o por ahí de la tarde ya habremos terminado, y si necesitáis algo, pues un toque al móvil y listo.

Esther miró a Maca, buscando algo que calmara la expectación y el miedo entremezclados que sentía, pero Maca parecía ajena a todo mientras miraba por la ventanilla. Esther no sabía que decir, ni sabía qué pasaría si se quedaba a solas con Maca durante tanto tiempo. Su bote salvavidas parecía que partía y ella no sabía si amarrarse a él o dejarse arrastrar por la corriente.

-       Como queráis –dijo finalmente Esther y se dejó caer en el asiento-.
-        Perfecto, todo aclarado… -sentenció Kate y puso un CD, mientras su mujer le miraba de soslayo y dibujaba una sonrisa que supo interpretar-.




El silencio fue sustituido por música de fondo. Esther miró por su ventanilla, tratando de calmar aquel estado de inquietud. Tras unos minutos miró a Maca, que seguía quieta en el otro lado del asiento, y se preguntó en qué estaría pensando ya que ella no podía frenar sus pensamientos enfrentados. De pronto Maca se volvió hacia ella como si hubiera escuchado su reclamo, algo cálido se le derramó por encima bajo aquellos ojos. Los dedos de Maca buscaron el enlace con los suyos, y todo su temor empezó a carecer de significado en tan sólo un segundo.

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