miércoles, 6 de mayo de 2015

Lesbian Single en Olagirls: Hablemos de bebidas



Capítulo 3:

Hablemos de bebidas, sí de bebidas. Alcohólicas por supuesto, de esas que yo no frecuento, y no porque sea una chica “de bien”, sino porque no les tengo especial apego y sobretodo…. ¡Sobretodo!, porque me dejan “grogui” en cero coma cero.

El caso es que cuando me reúno con amigos, o en actos sociales, lo de la cervecita no se me aplica. No, no me hago a su sabor amargo y si hablamos de vino… uf, mejor lo dejamos. ¿Quién con medio vaso de Lambrusco (que ni es vino ni na eso, por Dios), se pone con los mofletes a lo Heidi y casi no llega ni a ver las campanadas de fin de año de la morriña? ¿Quién?.... mmm… ahora me da hasta vergüenza decir que yo, pero vamos… A buena entendedora pocas palabras bastan.

Eso es así. El agua y la fanta de naranja me acompañan, y salvo alguna bebida más estilo Mojito o Caipiriña muy a las mil, mi rango de bebidas alcohólicas, pues va a ser que es casi nulo.

Y vosotras os diréis: ¿para qué nos cuenta “ésta” todo esto ahora? Pues os lo voy a decir, os lo voy a decir. En un mes estamos en el Olagirls. Tendremos excursiones, playa, actividades, “actos sociales”… y NIGHTS! … Sí, sí, sí… Fiesta con DJ’s por las que todas babean (y no voy a poner el nombre porque aquí las lesbianas ya lo saben, que yo he perdido la cuenta de las que me han pedido que les consiga autógrafo de la DJ’s, como si eso fuera tan fácil como acercarse a la última de la cola del supermercado vamos… ¡Flipas!), por no hablar ya de fiesta en piscina con “barra” (aquí ya os estáis dando cuenta de mi inquietud). Yo, estaba tranquila, vamos… en mi línea. Hasta que una amiga algo “puñetera” que tengo me soltó tras leer el capítulo 2 que os colgué con la conversación con mis padres:

-       - No es por nada eh, pero tu madre ahí ha estado acertada.
-       - ¿En qué? –dije yo-.
-       - En lo de que no te pongan nada en la bebida… -y sacó sonrisa maléfica-. ¡Ay calla! ¡Qué tú no bebes! ¿En qué coño bebida te lo van a echar, si tú entre el agua y la fanta, no vas a aguantar el ritmo de las fiestas con trasnochada?

Me cagué en todo lo… mmm.. jajaja… Mala pécora. Pos no me llamó muermo e inocente en un segundo. Ahí, la verdad, es que nos reímos un rato largo, y a parte de que evidentemente no me la tomé nada en serio, la cosa se concluyó y listo. Hasta que… hasta que en Semana Santa me fui al “San San Festival”. Sí, allí que me fui a disfrutar de buena música, y descubrí dos verdades como dos templos:

-       - La primera: que los festivales de música independiente de este tipo se han convertido en las nuevas fiestas para bolleras. Vamos, que por un momento sentí el preludio de lo que me esperaba en el Olagirls, y que si hubiera enchufado la aplicación del Wapa (antiguo Brenda), hubiera pitado tanto, tanto… que el rango de a menos de 1 km se hubiera averiado por saturación. ¡Alucinante! Una estaba como en casa, di que sí.
-       - Y la segunda: que una ya tiene una edad, y que tantas horas de subidón y estar de pie con fanta y agua, pues como que no se aguanta…. jajaja. La cabrona de mi amiga tenía razón.

Así que sí, el primer día del festival, aguante como una campeona con las horas de pie, disfrutando de la música, de la fanta, y la compañía. Compañía que a base de tanques de cerveza llevaban anestesiadas las piernas, y claro, me dejaron la mosca detrás de la oreja. Pero el segundo, el segundo día ya la mosca se hizo cojonera, y ahí es donde hice una de las mías.

-       - Luis, creo que voy a pillar un cubata.
-       - Tú, ¿seguro?
-       - Llevamos tres horas de pie, y lo que nos queda… a la mierda la bebida azucarada.
-       - jajaja… di que sí, dale. A por el cubata.

Y allí que me fui, a la barra. Me atendió un chico joven, de unos “veintipocos”, con una sonrisa amable que iba acorde a la mía cuando me preguntó “¿qué quieres tomar?” y yo le dije:

-       - Un Martini con limón –¡Error!-
-       - No tenemos Martini –me dijo-.

Yo por su cara me di cuenta de que acababa de quedarme desfasada o desubicada, y entonces la sonrisa se me puso aún más juguetona, porque al menos hasta la fecha, reírme de mis cosas no me falta.

-       - Entonces, si te pido un Licor 43 con coca-cola, ya ni hablamos, ¿no?

El chico se rió conmigo y yo con él.

-       - jajaja… la verdad es que tampoco tenemos, pero puedes elegir entre todo esto.

Su brazo barrió el gran abanico de bebidas que había a sus espaldas, y ahí yo ya tuve que concentrarme porque ya he dicho que no suelo beber, así que detectar las botellas, marcas y licores no es lo mío. El chico me veía perdida, pero sonreía y me dio mi tiempo. El whisky lo reconocí pero no me gusta, la ginebra no es lo mío y las otras bebidas no sabía ni con qué mezclarlas, hasta que di con la de vodka.

-       - Un vodka con naranja –dije-.
-      -  ¿Y  no lo prefieres con red bull, que está más dulce y te gustará más? –me sugirió, y ahí yo ya la carcajada la solté-
-       - Si me tomo un red bull, me recoge en un rato la ambulancia de la taquicardia… va a ser que con la naranja nos apañamos.

Así que nos reímos los dos, volví a mi grupo con el cubata… cubata y anécdota que mi amiga se aseguró de contar al resto del grupo y hasta del grupo de al lado, porque les hizo todavía más gracia que al chico el que pidiera un “Martini con limón” en un festival como aquel.

Al menos, he de decir que aguanté las horas que vinieron después con mucho mas porte, y al día siguiente ya había hecho mi estudio de mercado para no dar de nuevo la nota, ya que me di cuenta que necesitaba dar con una bebida que me gustara como recurso antifatiga para el Olagirls.


Sigo siendo chica sana, pero reconozco que he descubierto que el Ron con limón ni me adormece ni me tumba, así que ya voy preparada para tomarme mi cubata cuando la fiesta aterrice en las arenas de Calpe. ¡Un mes nos queda!, y yo ya estoy haciendo la “Ola”, porque las “Girls” las ponemos entre todas las que iremos a disfrutar de lo que las organizadoras nos preparen.

El reloj pasa las horas... tic-tac... tic-tac. ;-)


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