domingo, 19 de abril de 2015

Pretty Bollo -cap 101 y 102-


Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado,  maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer,  se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.

Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.

101


Como sacada de un estirón del paraíso se sintió Esther al percibir que los labios de Maca la abandonaban. Como pudo abrió los ojos topándose con el rostro seductor de Maca a centímetros del suyo. Esther tenía la vista enturbiada, el corazón le latía con violencia y en su cabeza la filarmónica al completo se había instaurado mientras había durado aquel beso. “No… no puede ser…” se dijo Esther nerviosa, confundida, mareada…

-       ¿Estás bien? –le preguntó Maca al ver que la cara de Esther cambiaba-.
-       Ehh?... sí, sí… es que aún me duele un poco la cabeza, eso es todo –la tranquilizó Esther pero empezó a erguirse en el asiento-.

Maca también se incorporó para darle espacio.

-       ¿Te tomaste una de mis pastillas para la resaca? ¡Traje en la bolsa de aseo! –le preguntó Maca preocupada-
-       No -dijo Esther y Maca se puso de pie-.
-       Te la traigo, en unos minutos como nueva… ya vengo

Le había dicho Maca y corriendo se perdió por la cristalera de la cocina dejándola sentada en la hamaca con aquella sensación bailándole en el vientre.

Esther: ¡Me tiene loca! –se dijo para sí Esther mientras se tapaba la boca con la mano, como queriendo retener la sensación que Maca había dejado en ellos-.
Conciencia de Esther: ¡Ni que lo digas… estás más chocha!
Esther: buenoooo… ¿ya estás aquí? –dijo Esther con fastidio-.
Conciencia de Esther: ¿y qué quieres? Si eres tú la que me llama
Esther: de eso nada
Conciencia de Esther: ¿a no? ¿no eras tú la que se estaba preguntando “¿qué coño me pasa?”, “¿qué leches estoy haciendo”?
Esther: ehhh! –quiso rechistar, pero no había nada por lo que hacerlo-… bueno sí… ¡Diosss, estoy majara perdida, hablo conmigo misma!
Conciencia de Esther: bueno, no es del todo cierto, hablas con tu parte más inteligente…
Esther: ya, mi parte más inteligente… -se burló Esther de sí misma-.
Conciencia de Esther: sí, capulla… tu parte más inteligente… Bah, a lo que íbamos, contestación a tus preguntas: primero lo que te pasa es que te tocó el amor bonita, así que vete acostumbrando… y en cuanto a lo segundo, estás haciendo el gilipollas, aunque he de decir en tu favor que me sorprendiste anoche, porque no esperaba que lo consiguieras.
Esther: ….
Conciencia de Esther: ¿en qué piensas?

Esther se puso en pie.

Conciencia de Esther: ¿no me lo vas a decir?
Esther: Deja de marearme con tus chorradas idílicas y románticas, ¿quieres?… Lo que pasa es que besa como Dios y está como quiere, y yo hace mucho que no dejo que me bese nadie y ella me pone a más no poder… En cuanto a lo que voy a hacer, es seguir disfrutando de ella antes de que se termine todo, luego ya habrá tiempo de volver a la normalidad, a fin de cuentas ella tiene su vida y yo la mía,  aunque el paisaje sea distinto, sé quién soy. No puedo esperar nada... y no quiero hacerme pajas mentales con ensoñaciones.
Conciencia de Esther: …
Esther: ¿qué, ahora eres tú la que no dice nada?
Conciencia de Esther: Me has pedido que deje de marearte… así que te dejaré que te pegues las hostias sola, tú sabrás.

Y no hubo más que hablar, Esther para no pensar se fue hacia la cocina viendo que Bea le indicaba a Maca algo. Cuando entró Maca ya le tenía la pastilla efervescente en el vaso de agua preparada.

-       Sabe un poco a rayos, pero te sentirás mejor -le dijo Maca haciendo un puchero con la cara y luego regalándole una sonrisa angelical. Esther no sabía porqué pero sólo de verla se sentía mejor-.

Cogió el vaso y se lo tragó, luego Maca le tendió algo con lo que quitarse el mal sabor.

-       Ya verás como en un rato, estás como nueva –insistió Maca en tranquilizarla-.

Esther terminó de tomarse lo que le había dado Maca, y luego se acercó hasta ella tirándole del suéter para acercarla.

-       ¿Y cuando me ponga nueva, qué me harás? –jugueteó Esther con ella y al notar que Maca volvía a ser pillada por sorpresa y se avergonzaba, le dejó un ligero beso en los labios y se rió-. ¡Eres increíble, siempre te pillo igual!

Maca también se rió… lo quisiera o no, Esther la desarmaba siempre.

La comida y la tarde la pasaron tranquilas. Pasearon, jugaron… Bea y Esther se decantaron por unas partidas de ajedrez, Maca y Kate emprendieron una competición con el Brain Trainer de lo más reñida, hasta que Kate consiguió ganar a Maca en una sola ocasión y quiso retirarse vencedora.

-       Ehhhhh!!!! ¡20 years old! ¡Soy la campeonaaaa!... –empezó a gritar con la maquinita alzada en una mano como un trofeo-.
-       Jajajja…. Que morro tienes, si me has tapado la pantalla cuando estaba sumando los globos… jajaja.. –se quejaba Maca muerta de risa-.
-       Cariño, en la guerra y en el amor todo se vale… y yo a ti te tengo un amor platónico profundo, y estamos en plena guerra competitiva, así que estoy dentro de las normas, de todas, todas… ajajjajajaja… -le dijo Kate-.
-       Jajajajja… ¿y se supone que por el piropo me tengo que poner blandengue contigo? –se meaba de la risa Maca-.
-       Jajajja… es lo menos que puedes hacer –le dijo Kate y le dio la maquina a Maca- ¿Qué, dejamos los juegos de coco y nos damos un baño o qué? ¡Joer que hay que amortizar la piscina!
-       Jajaja… sí, va a ser mejor, que veo que de la cabeza te sale humo –la picó Maca y se puso de pie con ella-.
-       ¿Chicas, venís con nosotras? –les ofreció Kate-.
-       ¿Terminamos esta partida y vamos, o lo dejamos como está? –le preguntó Bea a Esther-.
-       La terminamos, ¿no? –dijo Esther que no quería quedarse a solas con Maca en la habitación notando que deseaba tanto estar a su lado, pues a cada risa que escuchaba de su garganta, se desconcentraba enormemente. Bea no había dicho nada, pero ella sabía que estaba siendo una rival pésima-.
-       Perfecto -dijo Bea-. Luego vamos, ir primero.
-       Ok -dijo Kate y dándole un golpecito a Maca en la tripa le dijo-. ¿Quién sea la última en cambiarse, hoy se encarga de la cena?
-       Yo no tengo ni puta idea de cocinar… jajaja… pero si quieres –le dijo Maca-
-       Mmmm… ¿de los cócteles? –sugirió Kate otra cosa-.
-       Soy una experta -dijo Maca riendo-.
-       Perfecto porque vas a perder -y aún no había dicho aquello cuando ya había salido despedida subiendo las escaleras de dos en dos-.
-       ¡Eres más tramposa!... jajajaja… -le siguió Maca corriendo tras ella, pues le gustaba competir-.

Bea y Esther las vieron bajar al galope las escaleras apenas unos minutos después. Muertas de risa atravesaron el salón para ir rumbo a la piscina, Kate viendo que Maca la alcanzaba se quitó el albornoz y se lo tiró a la cara para que Maca perdiera tiempo.

-       Me cagooo en …. Jajajaja… Tramposaaaaaaaaaaaaaaaa… -le gritó Maca, deshaciéndose también del suyo y pasando rauda y veloz a la sala de la piscina-.

Esther y Bea las siguieron con la mirada para ver como terminaban aquel rali. Entonces Kate se tiró en bomba en la piscina levantando los brazos victoriosa.

-       ¡Campeonaaaaaaaaaaaa…. Campeonaaaaaaa… oe, oeee, oeee! ¡Toma! ¿quién es ahora la viejita? –le pinchaba Kate muerta de risa-. Te toca hacer unos cocteles que te cagas esta noche, eh.
-       Jajajaja… que morroo tienes… te vas a enterar… -le dijo Maca y acto seguido se lazó en bomba muy cerca de ella-
-       Jajajaj… joderrrr… jajaja… si piensas que tragándome toda la piscina te vas a librar de hacer los cocteles, vas lista doña Harley –le pinchaba Kate cogiéndola y haciéndole una aguadilla-. ¿Qué, en el agua ya no somos tan valientes eh?... jajaja
-       Jajaja… mierda Kate, casi me sacas un palmo coño… llegas mejor que yo, no vale –se quejaba Maca, y es que Kate era más alta que ella y se había refugiado en la parte honda de la piscina-.
-       ¡Sois todo un espectáculo! –les gritó Esther desde la puerta donde habían aparecido para contemplarlas haciendo el payaso-.
-       ¡Están como un burro en un patatal! -corroboró Bea entre risas junto a ella-.
-       ¿Tú quién crees que es más cría de las dos Bea?... jajaja… -siguió el juego Esther mientras Maca y Kate ya les prestaban toda la atención-.
-       Mmmm… está difícil, difícil … jajaja –se burlaba Bea-.

Kate y Maca se miraron con malicia.

-       ¿Estás pensando lo mismo que yo? –le preguntó traviesa-.
-       ¡Por supuesto! –dijo Maca sin dudar-.

Y acto seguido salieron de un brinco las dos del agua gritando… “al agua con ellas”…. En un momento, Bea y Esther salieron corriendo huyendo de aquellas dos que se hubieran matado si el suelo no fuera antideslizante al máximo. Kate consiguió alcanzar a Bea antes de que saliera de la galería, y se la llevó en brazos. Maca tardó más en pillar a Esther pero al final lo consiguió porque las risas de Esther eran mucho más paralizantes que las suyas. Ya sobre el hombro de Maca pataleó para que la bajara…

-       Nos vamos a caer las dos, y no pienso soltarte, así que tú verás –le advirtió Maca entrando ya a la piscina con ella-.
-       Jajajja… En serio, ¿no pensarás tirarme?… Macaaaaaaaaaaa que llevo el móvil –le dijo Esther preguntándose si realmente se atrevería a tirarla al agua-.

Pero Maca estiró el brazo y consiguió sacarle el teléfono del pantalón. Luego se puso al lado de Kate que la estaba esperando.

-       ¿Lista, socia? –le dijo Kate a Maca, mientras Bea y Esther se miraban incrédulas-.
-       Lista –dijo Maca-.
-       ¿Es que lo van a hacer? –le preguntó Esther a Bea-.

Pero no les dio tiempo a más, pues Kate y Maca se lanzaron al agua con ellas para no tirarlas mal, y con ropa y todo, Esther y Bea terminaron empapadas mientras Kate y Maca se morían de la risa.

-       ¡Estáis como cabras! … jajaja… -les dijo Bea- Y tú, tú…. Eres la peor de las dos, anda ven aquí –le espetó Bea a su mujer y se colgó de su cuello. Tras unas riñas cariñosas, terminaron riendo, abrazándose y besándose cual adolescentes-.

Por su parte Maca trataba de acercarse a Esther simulando ser un tiburón, mientras Esther muerta de risa le impedía que se acercara a ella pretendiendo estar enojada.

-       Ni se te ocurra acercarte… jajaja… no, ni aunque pongas esa cara de tiburón en celo… jajaja… Maca va en serio. Me has jodido los chinos, que lo sepas… jajajaja –decía Esther tratando de poner el tono más pijo que le salía, pero la verdad es que la espontaneidad de Maca la estaba cogiendo por sorpresa y verla acercarse acechante le estaba poniendo la piel de gallina-.
-       ¿Ni aun con la promesa de darte un mordisquito chiquitito? –le preguntó Maca ya a pocos pasos de ella-
-       Jajajjaja…. ¿A pero también muerdes? –siguió la broma Esther-.
-       Mmmm … -se hizo la pensativa Maca- Sí, a ti seguro.

Diciendo aquello se sumergió en el agua, y buceó hasta conseguir atrapar a Esther entre sus brazos.

-       Jajaja… casi trago agua… -dijo Esther sonriendo, mientras se recogía el cabello con una gomilla. Era absurdo luchar-.

Maca se rió con ella, aprovechando que Esther le había pasado las piernas por la cintura, la guió por el agua asida a sí. Esther se relajó y le pasó los brazos por el cuello.

-       Hola -le dijo Maca con una sonrisa espléndida-.
-       ¿Siempre vas a decir hola? … jajaja… -le preguntó Esther risueña-
-       Sí, me pones nerviosa y soy de pocas palabras así que… -le dijo Maca y a Esther aquella sinceridad camuflada la ablandó-.
-       Ya veo –dijo Esther, para no atormentarla-.
-       Siento haberte tirado con la ropa, pero… no me he podido contener –le dijo Maca ladeando la cabeza y mirándola traviesamente-.
-       Sí, eso me ha parecido –le devolvió la mirada Esther, luego se animó a jugar. Quería saber a dónde le conduciría esta nueva Maca-. ¿Y se puede saber a qué otras cosas no se puede contener esta nueva Maca?

Maca dibujó una sonrisa aún más pícara si cabía, apretó más fuertemente a Esther contra sí, y se abalanzó sobre su boca, la cual se moría por volver a besar desde el último beso de esa mañana.

102

Tras la cena, el cansancio del día empezó a aparecer. Como Esther se había opuesto enérgicamente a dinamitarse con cócteles aquella noche, Bea propuso una velada alternativa con película y palomitas en el salón, a la que el resto se apuntó con unanimidad.

-       Vale, aquí llegan  las palomitas -anunció Bea. Maca la seguía con dos grandes boles de palomitas saladas y una tira de refrescos en lata-. Kate, abre los sofás cariño.
-       Ah, sí… -dijo Kate dando un salto-. Esther coge de ahí.
-       ¿De aquí? –le preguntó Esther haciendo lo que le pedía Kate-.
-       Sí… estira la palanca esa… un poco más… -le indicó Kate-.

Y ante la mirada atónita de Esther y Maca, aquel enorme sofá se transformó, en dos divanes de 115 cm cada uno, separados por un reposa bandejas donde colocar las cosas y que separaban aquella especie de dos camas de cuerpo y medio.

-       Toma, para que os acurruquéis -le dijo Kate y le lanzó una colcha en tono burdeos a Esther, mientras ella enganchaba otra igual para Bea y ella en su lado del sofá-.

A Esther le empezaron a temblar las piernas…. “Ay mi madre…. ¿qué me voy a tener que acurrucar con Maca aquí delante, en esta cama improvisada? ¡Por Dios bendito! ¿Estas quieren que explote, o qué?” pensó para sí, pero despacio e insegura, terminó de imitar a Kate y acomodó la colcha que las cubriría a ella y a Maca.

-       Cariño, ¿qué peli has cogido? –le preguntó Bea metiéndose en su lado del sofá, mientras Maca la imitaba y se colocaba en el lado del brazo del sofá colocando unas latas para ella y para Esther-.
-       Pues he elegido varia, depende de lo que os apetezca más - dijo Kate, y cogió unos cuantos DVD que tenía seleccionados-. ¿Queréis algo de Cultura Les… o nos vamos a la cartelera?
-       ¿Cultura les? –se interesó Maca-.
-       Sí, cine de temática lésbica, Kate tiene una recopilación enorme –le especificó Bea desde el otro lado del reposa bandejas-.
-       ¿En serio? Yo lo último que vi fue con Esther… ¿Cómo se llamaba la que fuimos a ver al cine, cariño? –le preguntó Maca a Esther-.

Esther la miró, parecía tan relajada que le daba miedo.

-       Eh… Los líos de Grey, creo -contestó Esther que aún seguía de pie-.
-       Mmm… se puede superar con facilidad. No es que abunde mucho material en castellano, pero si os va la comedia romántica, por aquí creo que tengo algo… vamos a ver… -Kate abrió un armario que tenía llave, y ante sí una colección importante de DVD, libros, cómics y revistas se alzó-. ¿Qué tal Besando a Jessica Stein? Es bastante divertida, pero si queréis algo romántico aunque no sea del todo cómico, de lo último que han sacado tenemos: Rosas Rojas, Guardando las apariencias… Loving Annabelle, pero ésta es en inglés con subtítulos. No sé, lo que queráis, echar un vistazo si queréis y elegís.
-       Yo por mí, la primera… algo distraído estará bien –dijo Maca-.
-       ¿Y tú Esther? –le preguntó Kate-.

Esther miró a Maca y luego miró a Kate, en realidad ella hubiera preferido algo de acción, desastres, patadas y puñetazos. Cualquier cosa que alejara su pensamiento de la proximidad de Maca, si es que existía algo que pudiera conseguirlo de algún modo.

-       Esa mismo -contestó resignada-.
-       ¡Estupendo! –dijo Kate y colocó el DVD-.
-       Cariño, la luz… –le avisó Bea antes de que Kate se sentara, y dándole al interruptor las luces desaparecieron, dejando sólo el brillo de la pantalla magnánima que se erguía en el salón-.

Maca miró a Esther, y la llamó a su lado dando un par de palmadas en el asiento. Esther sonrió y se colocó junto a ella, mientras Maca la arropaba con la colcha y abría los brazos para que Esther se introdujera entre ellos. Esther así lo hizo sintiéndose totalmente insegura de sí misma.

La película comenzó, y las miradas se posaron en la pantalla.

-       ¿Quieres palomitas? –le susurró Maca en el oído a Esther-.
-       Vale –contestó-

Y aprovechó para incorporarse, aferrándose al bol de palomitas que Maca le dejó en su regazo. Con aquella sensación de “a salvo” comió, y disfrutó de la trama que era menos escabrosa de lo que hubiera pensado en un primer momento. Aquella pareja de actrices le hacía gracia, sobretodo la dulce excéntrica judía, que ponía a cien en preliminares a la morena. Por un instante, pensó en Maca y en ella, y aquel calor urgente que emanaba entre las dos cuando la atracción sexual les tocaba a techo.

-       ¿Me pasas la coca-cola? –le pidió Esther a Maca-.

Maca estiró el brazo y le alcanzó un refresco. Apuradamente trató de ahogar con aquel brebaje negro los cien-pies que empezaron a caminar por su tripa. De pronto una escena la puso en alerta, dos hombres en un bar respondían a la pregunta de qué veían de sexy en dos mujeres juntas. La protagonista más audaz, deslizaba ligeramente una de sus manos por el muslo de la más tímida mientras animaba la conversación de aquellos dos hombres que permanecían ajenos a lo que pasaba por debajo de la mesa. El pulso se le detuvo, no porque la escena tuviera un contenido erótico importante, sino porque el brazo de Maca avanzó con cuidado hasta rodearle la cintura… “Ay mi madre… ay mi madre”, pensaba Esther que no podía pensar ni en comer llegados a ese punto. Aunque no se girara, sabía que Maca la estaba mirando.

-       ¿Te está gustando? –le preguntó Maca en un susurro-.

Como si el tiempo y el espacio fueran más lentos, el aliento de Maca había acariciado su pabellón auditivo erizándole la piel. Esther trató que no se le cerraran los ojos, pero sabía que aquella voz podría hipnotizarla sin esfuerzo si se lo proponía.

-       ¿Eh? .
-       La película… -le susurró nuevamente Maca más cerca de ella-.
-       Sí, está bien –contestó Esther no queriendo mirarla-.

“Si la miro, si la miro y veo en sus ojos ese brillo… no, no me podré contener”, se dijo para sí Esther. Pero Maca apartó suavemente su cabello, y Esther pudo sentir la yema de esos dedos rozándole la piel del cuello, el escalofrío fue inmediato y real, y apretó con sus manos el bol intentando que le brindara algún tipo de firmeza.

-       ¡Me gustaría abrazarte! ¡Te echo de menos! -le susurró Maca con sensualidad-

Esther sintió que el corazón pegaba un brinco, en cambio ella seguía inmóvil. Los dedos de Maca le acariciaron el hombro esta vez.

-       ¡Esther! –la llamó como una súplica-.

Y cuando aquella mano acarició la suya para que le diera el bol de palomitas que la había mantenido a salvo hasta entonces, Esther sabía que al volver a aquellos brazos su ansia se incrementaría haciéndola perderse una vez más. Aún así cedió, Maca tiró suavemente de ella, y se dejó abrazar mientras su corazón se inquietaba y el pecho de Maca suspiraba cerca de su cabeza. Esther cerró los ojos, tan dolida por la dulzura de aquella mujer como del peligro que corría por lo que estaba sintiendo.

“Diosss… ¿por qué me maltratas así?”, pensaba Esther mientras las demás seguían atentas a la continuación de aquella película que la había arrojado directamente a aquellos conocidos y extraños brazos, que ahora la sostenían con una calma perturbadora.

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