martes, 17 de febrero de 2015

Pretty Bollo -Cap 93 y 94-

Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado,  maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer,  se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.

Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.
93

El timbre de la puerta sonó.

-       Evaaaa… ¿puedes abrir? –le gritó Laura desde la cocina-.
-       Sí, sí… ya abro yo –le contestó Eva desde el salón-. ¿Quién?... ¡Ya era horaaaa!... ¡Anda subir!

Tras unos minutos Esther y Maca aparecían en la puerta del piso de Laura. Eva las aguardaba con los brazos cruzados.

-       Joder, si que se os han pegado las sábanas sí… ¿qué pasa? ¿estabais agotadas o aprovechasteis el despertar? –les dijo Eva insinuante-.
-       Anda calla canalla… que se cree el ladrón que todos son de su condición –le dijo Esther con una sonrisa mientras pasaba por su lado hacia el interior del piso-.
-       Lo siento Eva, ha sido culpa mía, tuve cena de trabajo hasta las tantas y hoy no me podía levantar –cargó con la culpa Maca mientras al pasar le daba dos besos-.
-       Mmm… a ti preciosa, se te perdona todo –le dijo Eva dándole un repaso por detrás-. ¿Verdad Esther? –la chinchó-.
-       ¡Como la sigas mirando te corres… tú misma! –le espetó Esther sin girarse a mirarla, pues iba en busca de Laura-.

Maca se ruborizó en milésimas de segundo por las insinuaciones de ambas mujeres sobre su persona, pero no se atrevió a decir nada, Eva la alcanzó y se cogió de su brazo mientras las dos seguían a Esther.

-       El estrés la pone ordinaria, no te preocupes… -le susurró Eva con complicidad-.
-       ¡Te he oído! –le señaló Esther que ya entraba en la cocina-.
-       Bah.. –contestó Eva-. Esta ladra pero no muerde… mmm… ¿o era al revés? –se quedó pensando Eva-.

Maca se agitó de pronto, y la miró con los ojos abiertos como un búho.

-       Jajaja… no pongas esa cara, si muerde, te gustará… lo prometo…jajaja –le dijo Eva empujándola para que entrara a la cocina-. ¿Esther se puede saber qué es lo que le haces o no le haces a Maca? ¡La pobre está acojonada!
-       ¿Yoo… no’? –Maca quería desmentir aquello, pero no le daba tiempo a hablar entre aquellas mujeres-.
-       ¿Eingg?? –se giró Esther ante la pregunta de Eva-. ¡La quieres dejar tranquila, Doña Salida! Lo que hagamos o dejemos de hacer no te incumbe.
-       Joderrr… ni que fueras a patentarlo –se quejó Eva-. ¿Es que habéis descubierto un nuevo Kamasutra o qué? … jajajaj…
-       ¿ahhh…? ¿eh? –A Maca solo le daba tiempo de mirar el partido de tenis entre aquellas dos mujeres-.
-       JA… JA… JA… Muy graciosa estás tú hoy, ¿no? –le espetó Esther dándole un par de golpes en el hombro-.
-       Y tú muy calentita… solo que no lo dices… ¡El stress Esther! ¡Qué se te ve el plumero… cuando pierdes el humor malo… ya no mojas! –apretó más la tuerca Eva, pues en el fondo tenía una misión que se había propuesto cumplir desde que se encontró a Esther tan hecha polvo dos días antes-.
-       Ohhh… ¡Serás japuta! –esta vez Esther le pegó un tortazo en todo el culo, no sabía que mosca le había picado a Eva, pero se estaba yendo de la lengua demasiado-.
-       Auuuu. –se frotó Eva la nalga con la mano, aquello había picado-. ¡Joderrrrrrr Esther! ¡No me extraña que la tengas así! Maca, será mejor que dejes a la brutita ésta y te vengas conmigo cariño, al menos yo azoto más suavemente –añadió dirigiendo una sonrisa coqueta y un guiño sensual a Maca-.
-       ¿Ehhh?? –A Maca se le calló la mandíbula de cuajo-.
-       Auuuu… joderrr vale, me callo, me callo –gritó de nuevo Eva, pues Esther esta vez le había arreado tal pellizco en el pandero que Eva había dado hasta un salto-. ¡Por Dios… siempre me atizan en el mismo sitio, así no hay quien luzca tanga, coño!
-       ¡Pues no seas tan bocazas! –le advirtió Esther entrecerrando los ojos-.

Esther se acercó hasta Maca y la rodeó con los brazos.

-       A ésta ni caso, que la tiene mal no pillar… ¡eh gatita! –y diciéndole aquello le dejó un beso en la mejilla justo en el momento en que Laura volvía a la cocina-.
-       ¡Eyyyyyyyyyyy! ¡Ya estamos todas! Y por lo que veo… al menos a un par de nosotras le marcha bien la cosa, porque lo que es a OTRAS… -y remarcó con retintín aquel “otras”, mientras miraba con desdeño a Eva, y luego volvía a lucir una sonrisa para aquellas dos mujeres-. Fui a por el vino a la despensa, cuando sonó el portero me imaginé que ya estabais aquí. ¿Cómo estás guapísima?

Esther soltó a Maca y le dio un par de besos a Laura con un gran abrazo.

-       Bien, ¿y tú? –le preguntó Esther-.
-       Buaaa… podría estar mejor, si la zorra ésta me diera bola, pero como no lo hace tengo un par de cartuchos en recámara y no me va mal del todo –le respondió Laura-.
-       ¿Cómooo? –preguntó Eva alucinando. Pues desde que se habían visto las cuatro mujeres juntas la última vez, la situación con Laura había pasado desde el dar esquinazo a la recuperación de su estado amistoso, solo que Laura ya no era la misma y Eva cada vez era más consciente de ello-.
-       Buaaa… ahora se molesta en despertar –se quejó Laura ignorándola-. ¡Hola Maca! Me alegro de que te hayas animado a comer con nosotras, no es que estemos muy cuerdas pero… la comida es buena. ¿Te gusta la pasta, no?
-       Sí, claro –le contestó Maca con una sonrisa afable que respondía a la gemela en el rostro de Laura-.
-       Genial, porque he preparado lasaña para un regimiento –añadió Laura-. La mesa ya está puesta, así que si queréis pasar al salón mientras yo me cambio rápido… no me gusta mucho comer oliendo a fogón –le aclaró a Maca arrugando la nariz-.
-       Entiendo … jajajja… -dijo Maca-.
-       ¿Llevamos el vino pues? –le preguntó Esther, cogiendo el par de botellas que Laura acababa de traer de la despensa contigua-.
-       Sí, lleva esas dos y hay otra en la nevera –le dijo Laura-.
-       ¡Joderrrrr! ¿Tres botellas? ¿es que quieres que nos emborrachemos? Mira que Esther no bebe, será mucho eso –dijo Eva-.
-       ¡Y habló la esponja! A ver si al menos emborrachándote te animas algo bonita, porque estás de un soso… -le espetó Laura al pasar por su lado y salió a cambiarse dejando a Eva con la mandíbula desencajada-.

Maca y Esther se miraron, ninguna sabía que pasaba entre aquellas dos. Luego miraron a Eva cuando ésta se volvió hacia ellas con cara de asombro.

-       ¿Pero vosotras lo habéis visto? –preguntó Eva con la boca abierta-. ¡Ésta, está de un suelto que espanta! Vale que primero salí por piernas acojonada, y le di esquinazo con el trabajo, pero es que desde que volvimos a quedar hace cinco o seis días, Laura está de un raro que te cagas. Se pasa el día lanzándome indirectas o más bien directas y he de decir, que bastante calentitas; sale por las noches después del trabajo, no se me achanta cuando le gasto alguna broma lasciva, y ha dejado de ponerse roja ante mis embistes… coño es más, ahora me da miedo a mí embestirla, porque me quedo gilipollas con lo que me responde y así no mola –explicó brevemente la situación Eva-. ¿Dónde coño está mi Laura? ¿Esa que se ponía rojita y toda mona cuando me sobrepasaba? ¡Jodeerrrrrrrrrrrr!…. Yo no sé qué puto capítulo de Barrio Sésamo me he perdido, pero está claro que esta vez voy por detrás… Si mírala, si parece la Olivia Newton John en el final de la peli de “Grease” y yo el puto John Travolta con cara de descolocao, joder… ¿Alguien me podría explicar qué está pasando? ¡Porque es que yo lo flipo!


Esther cogió de la mano a Maca para dirigirse al salón y al pasar por delante de Eva la miró y le respondió bajando la voz para que Laura no les escuchara.

-       Si no hubieras sido tan gilipollas de salir pitando a refugiarte entre todas las faldas que podías, te hubieras dado cuenta que Laura lleva loca por ti desde hace años, y ahora lo que le pasa es que está hasta el coño de esperarte, así que o te espabilas, o la cagas… porque parece que se soltó por fin la melena, y es lo único que necesitaba para dejar acercarse a las demás como moscas –le resumió la situación Esther-.

A Eva se le volvió a descolgar la mandíbula…

-       ¿¿¿Qué a mi Laura se la quieren pasar por la piedra y ella se quiere dejar??? –escogió Eva el mensaje que le parecía más urgente en aquel momento- ¡Ahhhhh nooooo… eso sí que noo!

Y siguió a aquellas dos mujeres hacia el comedor, rumiando nerviosa todo lo que estaba pasando.

Por su parte Maca también había captado el mensaje, y se sumió en sus pensamientos tratando de encontrar la forma de aplicarse aquella advertencia.

Maca: joder, pues yo tampoco quiero que a Esther la toque nadie más… ¿qué hago?
Conciencia de Maca: ¿Espabilarte, por ejemplo?... Y dejarte llevar un poquito más coño, que piensas más que el Nobel.
Maca: ya… ya lo sé. Pero es que me pone como un flan, y encima me calienta sobre manera… ¡joder, como me suelte puede arder Troya! O eso, o me desmayo… ¿Cómo lo hago?
Conciencia de Maca: mmmm…. ¿alcohol?
Maca: no, no creo que Esther quisiera hacerlo conmigo si estoy bebida, ya viste como se puso con la Rubia… ¡Me cagué!... así que paso.
Conciencia de Maca: mmmm… ¿y contra atacar?
Maca: ¿Qué quieres decir? –alzó los ojos con esperanza Maca-.
Conciencia de Maca: Bueno, está claro que algo le gustas y que se pone nerviosita cuando te ve desnuda… así que, ¿qué tal si jugamos a ponerla nerviosa a ella, en lugar de que ella siempre te ponga nerviosa a ti? Quizá si la ves a ella más flan que tú, puedas animarte a dar más pasos, ¿no? A fin de cuentas, acuérdate de aquel día de la ducha… le hiciste el amor, y pudiste terminar con ella aunque no te tocara, estabas más segura de ti que cuando la ves muy entera.
Maca: ¡Hostiaaaaaaaaaaaaaa…. No está mal! ¡Puede que funcione! –se le iluminó la cara a Maca con la idea- ¡Pero a ver ahora como me las apaño porque embestir, como dice Eva, a Esther tiene miga… y puedo salir yo más corneá, que un chiquillo haciendo novatillas!

Y con aquel pensamiento se unió a la mesa frente a Esther, mientras veía como Eva y ella hablaban, aunque no las oyera.

94

La velada trascurrió entre buena conversación, buena comida y buen vino. Laura parecía haber dado una pequeña tregua a Eva, y Esther parecía calmar el ambiente entre ambas, así que Maca disfrutó y se relajó mientras no podía evitar mirar embelesada a Esther feliz y entretenida entre los suyos. Cuando terminaron de comer, entre todas recogieron la mesa y se sentaron a tomar un licor en los sofás.

-       ¿Esther, en serio no quieres nada? ¡Un Malibú con piña, por lo menos! Eso es muy suave –le insistía Laura-.
-       Venga vale, pero cortito –aceptó Esther-.
-       ¿Y tú Maca? ¿Whisky? –preguntó Laura-.
-       No, yo nada gracias –dijo Maca-.
-       ¿Cómo que nada? Si no has tomado casi ni vino, entre Eva y yo nos hemos acabado dos botellas… -rechistaba Laura-. Pues por lo menos otro Malibú como Esther, que si no vamos cojas.
-       Bueno vale… jjajja… pero cortito también –aceptó Maca bajo la atenta mirada de Esther que se había percatado de lo rara que estaba-.
-       ¿Eva, tú whisky? –le preguntó Laura-.
-       Yo lo que tú quieras reina mora –la piropeó Eva-.
-       Vayaaa… parece que nos despertamos –se sonrió Laura-.
-       Nos despertamos y lo que haga falta, que estás más buena –se soltó Eva la lengua-.

Esther se rió, y se pegó a Maca en el sofá para susurrarle.

-       Ahí lo tienes, alcohol y calentón, lengua y manos largas… jajaja… de aquí un rato estamos sobrando tú y yo –le dijo-.
-       Ya veo ya… -asintió Maca y de pronto impulsada por una confianza nueva, posó la mano en el muslo de Esther para añadir-, pero ya se nos ocurrirá a nosotras algo que hacer, ¿no?

Esther sintió que un rayo le caía encima, se le aflojaron las piernas en el acto y se quedó quieta mirándola “¿Qué me está queriendo decir?... porque yo ya sólo entiendo de una cosa… ¡Ay mi madre, estoy más salida que Eva, pues no me ha parecido qué Maca me está proponiendo mambo!… No, no, no puede ser… jiji… -se rió nerviosa en su foro interno-, estoy fatal, ya todo lo entiendo con un solo sentido”… se debatió entre sus pensamientos Esther, pero por si acaso, no se atrevió a moverse, pues al menos la mano de Maca seguía en su muslo calentándola a fuego lento.

-       ¿Entonces os vais a ir a la sierra toda la semana? –preguntó Laura mientras les acercaba los cubatas-
-       Eso parece, ¿no? –dijo Esther y luego preguntó a Maca para que lo confirmara-.
-       Sí, es que nos han invitado unas personas con las que trabajo y no era plan de rechazarlo, me conviene –añadió Maca con una sonrisa, mientras con su mano de vez en cuando acariciaba aquella pierna-.

Eva sonrió ante la escena, por la pose de Esther sabía que estaba conteniendo la respiración aunque no se le notara… “Lo siento cariño, pero es por tu bien”, pensó Eva y entonces entró en la conversación.

-       Bueno, pero digo yo que todo no será trabajo… que la mente hay que trabajarla, pero el cuerpo también, ¿eh Esther? –la pinchó Eva-.
-       Ehhh? –Esther por un momento salió de la deliciosa tortura de aquella mano-.
-       Jjajaja… ¿Qué si pensáis tener tiempo para “esquiar” o no? –le volvió a preguntar con un juego gracioso de cejas-.
-       Joder Eva… estás pesadita tú, eh –le dijo Esther con fastidio-.
-       ¿Esquiar? –preguntó Maca inocentemente-.
-       Follar, Eva quiso decir follar… pero es que éstas emplean una jerga así de fina, hija –le aclaró Laura, dejando a Maca un poco ruborizada-. Pero tú ni caso, que como ésta es ninfómana, se piensa que todas vamos a ser igual que ella.
-       ¿Ya, cómo que a ti no te gustaría enredarte en esta ninfomanía? ¡eh Laurita! –le tonteó Eva pegándose a ella-.
-       ¿Y quién te dijo a ti, que no estoy haciendo ya mis pinitos? –le devolvió la pelota Laura, echando un trago sin prestarle atención-.

Eva abrió los ojos y la boca de golpe, miró a Esther y a Maca como diciéndoles: “¿habéis oído esoooo?”

-       ¿Tú? … ¿Y se puede saber con quién? –le preguntó Eva-.
-       No, no se puede –le cortó Laura en seco-. ¿Yo te pregunto a ti con quién te acuestas?
-       Eh… no es lo mismo –se defendió Eva-.
-       Bueno no es lo mismo, pero hacemos lo mismo… así que no se puede –le espetó Laura-.

Eva quiso añadir algo, pero aquella información la había dejado out.

-       Chicas no arañaros que tenemos invitada –dijo Esther para tranquilizarlas-.
-       Cierto… -concedió Laura y Eva tuvo que quedarse con la mosca detrás de la oreja-.

La conversación inevitablemente se desvió hacia otros derroteros menos escabrosos. Eran cerca de las ocho de la tarde cuando Esther tomó la iniciativa de abandonarlas, pues aunque Maca no había dado signos de incomodidad o inquietud por marcharse de aquella reunión, Esther cada vez tenía más ganas de disfrutar de ella a solas.

Ya en la puerta, Eva se despedía de Maca… mientras Esther lo hacía de Laura un poco apartadas.

-       Y tú tranquilita, que le estás dando una caña a Eva que pa qué –le decía Esther a Laura-.
-       Vale, vale… me moderaré un poco, pero es que mírala, ni reacciona la tía… aggg… ¡Estoy hasta el moño de que me mire con ojos de mojigata, te lo juro! –le dijo Laura haciendo un gesto de desesperación-.
-       Bueno, es que con nuestra profesión es difícil creer que alguien pueda enamorarse de quienes somos… y si lo juntas, con el tema de vuestra amistad, el pensar en algún tipo de relación más íntima dispara cualquier alarma de seguridad –le trataba de hacer entender a Laura-. Es sólo cuestión de tiempo, yo no te he dicho nada eh… pero Eva está empezando a reaccionar, y a mirarte con otros ojos.
-       ¿Siii? ¿Qué te ha dicho? –le preguntó Laura emocionada, mientras la apartaba más del brazo para que no las escucharan-.
-       Eso no te lo puedo decir Laura –ponía cara de apuro Esther, y ante la cara de pena de Laura bajó la voz-, pero creo que el miedo a perder vuestra amistad por intentarlo, parece que le pesa menos que el miedo que siente al pensar que te puede perder en otros brazos. Ya viste como votó con tus insinuaciones.
-       ¿Síiii? Pues menos mal que al menos funciona, porque tú no sabes lo que me está costando esta pose de mujer fatal… y para colmo, el miércoles Eva se pasó por el bar a ver con quien me iba de copas después del trabajo, y acabé enrollándome con Lucía por darle en las narices –ponía cara de apuro Laura-.
-       ¿Qué te enrollaste con Lucía?... –Esther ponía los ojos en blanco-… ¿Con Diva Lucía?
-       Si, ainsss… yo que sé, lleva tanto detrás de mí, y Eva se puso así en plan tan ligón en el bar, que me tocó los huevos cuando se puso con dos rubitas a bailar en plan trío.. Lucía entró, me tiró los trastos como siempre, tú sabes que nunca le di bola, me invitó a bailar y pa que más… nos enrollamos –le contó Laura nerviosa-. Si vieras la cara que puso Eva cuando nos despegamos…. Yo creo que le jodió y bastante.
-       Joderrr Laura, como para no joderle… sabes que esa tía no la traga, y para colmo, vas tú y te la amorras… -le regañó Esther-.
-       Ainsss no me riñas, que ya bastante he tenido que pasar para sacármela de encima… no veas lo pesada que se puso por un poco de magreo la Lucía esta –puso cara de fastidio Laura-.
-       Bueno, vale… mirémoslo por el lado bueno, al menos ha servido para que Eva se mueva, ¿no? –la tranquilizó Esther-.
-       Eso espero, que esto funcione para que me de la oportunidad… porque yo ya no sé cómo voy a hacer para no derretirme.. ¿tú has visto como me mira? .. mmm… ay mi madre, como le tenga que dar otro corte, no sé si podré… con las ganas que tengo de tirarme a su cuello, y lo que no es su cuello, madre mía que está de un bueno que cruje la japuta –sentenció Laura mordiéndose el labio inferior mientras le echaba una miradita a Eva que hablaba con Maca-.
-       Jajajjaja…. Desde luego, si me llegan a decir a mí, que ibais a estar vosotras dos así algún día… jajajja… -se rió Esther ante su amiga, pues verdaderamente aquellas dos mujeres estaban más pilladas de lo que decían-.

Por otra parte, Maca y Eva hablaban también lejos de oídos curiosos.

-       Bueno, y tú qué… ¿no te piensas lanzar nunca o qué? –le preguntó a bocajarro Eva-.
-       ¿Cómo? –se sobresaltó Maca no queriendo entender lo que le preguntaba Eva-.
-       Joder Maca, yo no sé a qué esperas a lanzarte con Esther, de verdad… me imagino que algo muy gordo y feo te debieron de hacer para que no te relajes, pero tía… que mi Esther es de ley, y tú le pones unos ojitos de estar fundida que te cagas. No sé a qué coño estáis esperando, si las dos estáis como locas de hincaros el diente –le dio con el mazo Eva, para que Maca espabilara-.
-       Es que no es fácil Eva… de veras que me gustaría, pero a pesar de que Esther es maravillosa y me pone todo tipo de facilidades, se me acerca y se me enciende un piloto rojo que no sé como apagar –Maca se mordió el labio, callando lo que no podía decir sobre sus sentimientos ante aquella mujer-. ¡Es complejo!
-       Complejo es todo… y sino mírame a mí con Laura, me caigo de cama en cama sin preocupaciones, ataduras ni remordimientos, y me topo de frente con ella, que es mi mejor amiga, y en un segundo me pegan un par de guantazos y me doy cuenta que hace tiempo que la miro con otros ojos, solo que no quería verlo… ¿y ahora qué? ¿Me quedo quieta… o me lanzo? Si me quedo quieta conservo nuestra amistad, o quizá no porque ya desperté algo que no se puede borrar así como así, y si me lanzo y no nos funciona, la pierdo de todas formas… y yo no quiero perderla, joder, no quiero –le explicaba Eva echando un vistazo de reojo a Laura-. ¡Es complejo! ¿Y qué? Si nos tenemos que estrellar o en tu caso, estrenar, mejor con ese par de bombonazos que encima de que están para comérselas a lametazos, son unas tías de primera que no fácilmente se encuentran. ¡Al menos ellas, no intentaran hacernos daño ni retorcernos el corazón con regocijo! Eso te lo garantizo…

Maca se quedó pensando en aquello. Evidentemente no podía decirle a la mejor amiga de Esther, que estaba en la misma situación que ella, porque la realidad era que Maca se había enamorado también aun sin ser correspondida, y aun pagando por aquel afecto. ¿Cómo iba a conseguir que su sentimiento convenciera a Esther para cambiar su vida? ¿Qué derecho tenía ella, a llegar de pronto, volcar un sentimiento en aquella mujer de trámites claros, y esperar a que todo saliera como una película romántica donde se quedaba con la protagonista? No, aquello era realmente más que complejo… no sabía qué hacer ni que sentir… y cuando más cerca la tenía y más ganas tenía de entregarse a Esther, más aquel sentimiento la hacía temblar de pies a cabeza no sólo por el miedo a que le rasgaran el corazón entero y jugaran con su afecto, sino también porque si se entregaba y luego aquello terminaba, no sabría como levantarse de nuevo.

Maca se giró a mirar a Esther, y en ese momento Esther también clavó sus ojos en ella. La electricidad que corría entre ellas aún a distancia era abrumadora. Tenían miedo, no había un camino definido para ellas, quizá la distancia fuera insondable, pero… cuánto deseaban estar juntas pese a todos los contras.

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