10 de Enero. Hospital Central.
Eran las cinco
de la tarde cuando Maca por fin pudo tomarse el primer descanso del día. Muerta,
y con sólo cafés y un mal sándwich en el cuerpo, se dejó caer en el sofá de la
sala común para cerrar los ojos aunque fuera por unos minutos. Los papeles en
su despacho se apilaban sin descanso, y es que haberse tomado esas largas
vacaciones en Holanda con Bea y Tara, al final pasaban factura.
-
Oh, Maca… Por fin te encuentro.
Maca enderezó la
cabeza y se encontró con Encarna.
-
Encarna, dime… ¿En qué puedo ayudarte?
-
Quería preguntarte si has podido revisar mi solicitud de
permiso para la semana del veinticinco al treinta y uno –le preguntó Encarna-.
-
No, no me suena haberla visto. ¿Es para este mes?
-
Sí. La pedí la semana pasada. Se que ha sido un poco
precipitado, con el jaleo de las fiestas y todo eso, pero es que… -Encarna, que
se había embalado, de pronto se paró en seco-.
Maca se la
quedó mirando sin entender el repentino silencio.
-
Bueno, es que Esther participa en un par de actividades de
la facultad esa semana, y me gustaría tomármela libre para disfrutar de ella
–terminó por confesar Encarna-. Así que si pudieras hacerme el favor de hacer
lo que puedas al respecto, te lo agradecería.
-
Claro, en cuanto vuelva al despacho te lo miro y te digo
algo. Supongo que no habrá problema –le contestó-.
-
Gracias, eres un sol. Bueno, te dejo descansar… ya me dices
–se lo agradeció Encarna-.
-
Sí, tranquila.
Encarna salió
de la habitación, mientras a Maca la simple mención de Esther le había
revolucionado todos sus sistemas. Sabía por Bea que Esther estaba en la ciudad,
pero aun no había encontrado la excusa para volver a encontrársela cara a cara,
y retomar el contacto pendiente. Se levantó del sofá. Tenía que buscar a Bea y
pedirle que indagara a través de Kate, en qué consistirían aquellos
acontecimientos de facultad en los que Esther participaría. Con un poco de
suerte, se trataría de algún tipo de evento al que pudieran ser invitadas
casualmente.
---
Facultad de Bellas Artes
La clase de
Laura terminó, y los alumnos fueron recogiendo sus materiales antes de
abandonar el aula. Esther se acercó a Laura una vez fue liberada por un par de
alumnos, y sonrió mirando a su alrededor.
-
Se te da bien. Se nota que tienes complicidad con ellos y
que valoran tus conocimientos –le dijo a su amiga-.
-
jajajaja… ¿Sí? La verdad es que aún se me hace raro estar
enseñándoles algo yo a ellos. Si supieran que soy un fracaso como escultora, no
sé si me escucharían –le dijo Laura-.
-
No digas gilipolleces, no eres ningún fracaso como
escultora, ¿me oyes? –se enfadó un poco Esther por aquel pésimo comentario-.
-
Venga ya, Esther. Las dos sabemos que mi obra no es nada del
otro mundo, por no hablar de que llevo años sin molestarme en exponerme al
público. El talento os lo quedasteis todo entre Alex y tú, y la verdad es que
no me importa. Es tan hermoso lo que hacéis, y yo soy tan feliz de poder
apreciarlo y enseñar a otros a que saquen lo que yo no puedo, que me siento
llena –le contestó Laura, y luego la miró-. Me basta con poder hacer mi arte, y
sobretodo me siento orgullosa de ver como ellos mejoran con lo que puedo
enseñarles.
Algunos alumnos
se despidieron de ellas, mientras abandonaban el aula.
-
¿Has visto como te miran? –le preguntó Laura, con una
sonrisa-. Ángel no ha dado pie con bola en toda la clase, y Marta… jajaja… un
poco más y se carga la pieza cuando has pasado por su lado y le has hablado.
Sin darte cuenta te has convertido en Kate para ellos.
-
¡¡Qué!! ¡¡Tú alucinas!! … jajaja… -se rió Esther de sus
comentarios mientras le daba un empujón cómplice-.
-
¿Sí?... No lo creo. Te admiran, se les nota en los ojos.
Eres inspiración para ellos –le dijo Laura ya recogiendo los papeles de la
mesa-. También lo eres para mí.
-
Laura no digas eso, hablas como si estuviéramos en
diferentes escalas y no es así. Yo no quiero ni me siento así.
Laura se sentó
en la mesa junto a ella de nuevo. Desde que se habían reencontrado volvían a
pasar mucho tiempo juntas. Las dos habían extrañado aquella complicidad
adolescente que habían tenido en el pasado, y después de romper la barrera
irreal que las dos habían creído que existía entre ellas, se habían dado cuenta
que la química de su amistad seguía siendo la misma de siempre.
-
¿Recuerdas el día que vinimos a ver si habíamos pasado las
pruebas para entrar?
-
Claro que si –le contesto Esther a la pregunta. ¿Cómo no
acordarse si aquel día cambió toda su vida?-.
-
Yo aprobé por los pelos. Tuvimos que buscar al tutor de las
pruebas y aun me costó hacer un trabajo que adjuntar al proyecto. Tú entraste
sin problemas, algo que yo ya sabía, y mientras a mí me bastaba con disfrutar
de la experiencia universitaria, de hacer un trabajo simplemente correcto, a ti
te faltaban horas del día para poder sumergirte en todo lo que los profesores
te decían. Lo que quiero decir con ello es que… siempre supe que tú y yo,
nuestro amor por el arte, era diferente. A mí me da vida simplemente estar
rodeada de todo esto, de la belleza, del arte, de los comienzos… pero tú, ¡ay amiga
mía! Tú eres el “arte” en lienzo. Tienes esa capacidad de vaciarte cuando
pintas, con toda esa pasión y ese color… tu obra es luz…
-
Hay algo más oscuro en mí, de lo que muestro –la interrumpió
Esther quedándose con la mirada perdida. Laura la observó, su semblante estaba
serio-.
-
¿Qué quieres decir?
-
Cuando volví de la beca y vi que Maca se había marchado de
aquel modo, que la había perdido por mi culpa, algún cimiento se derrumbó por
completo en mi interior. De la noche a la mañana empecé a caer sin saber bien a
donde agarrarme, y le pedí a Kate que me sacara de aquí porque cada vez me era
más difícil esconderme de mi madre, y no quería que se preocupara. Al principio
pensé que sólo estaba deprimida, y ya conoces mi vena racional, así que me dije
que pasaría por sus malditas etapas y la extirparía sin mas. Empecé a obligarme
a salir de fiesta, a conocer gente… -Esther se detuvo en ese punto y miró a
Laura, no estaba segura de querer abrir esas puertas-… probé cosas nuevas, hice
cosas que nunca habría hecho o tal vez sí, todo era muy confuso en aquel
entonces, y yo sentía que no me conocía a mí misma. Perdí el control
completamente. Me sumergí en un pozo sin fondo mientras engañaba a todos los
que estaban por aquel entonces a mi alrededor, hasta que un día se me fue de
las manos y acabé drogada haciendo juegos de equilibrio en la barandilla de un
puente en Nueva York. Si Kate no llega a aparecer no se si lo hubiera contado.
-
¡¡Qué!! –Laura se tapó la boca por la sorpresa y la
impresión. Jamás se hubiera imaginado a Esther, “su Esther”, en algo así-.
¿Cómo te encontró?
-
Me había estado buscando toda la noche después de recibir
una llamada mía borracha y drogada, que la hizo ponerse en lo peor. Casi no
recuerdo nada de aquel día, pero si el terror en sus ojos, y sus lágrimas
calladas mientras intentaba convencerme de que la cogiera de la mano y bajara a
darle un abrazo.
-
¡Madre mía, Esther!
-
Kate es mi ángel, lo sé. A partir de ahí empezó lo duro, la
libertad que hasta ahora me había dado, se convirtió en prisión. Durante casi
un mes, cada vez que tenía mono o parecía que quería volver a las andadas, me
encerraba con llave en el estudio, y mientras yo daba patadas, ella sólo me
decía que no saldría hasta que pintara, que podía romper todo lo que quisiera,
pero que no me dejaría salir. Acababa tan agotada y tan frustrada, que pintaba
las paredes, rompía los materiales en ataques de furia, y me arrastraba por el
suelo llorando con tal de querer salir –le explicó Esther-.
-
Me lo estás contando, y aun no puedo creerte. ¿Y qué pasó?
¿cómo lo superaste? –quiso que continuara la historia-.
-
Como Kate esperaba, un día empecé a pintar… nada que ver con
lo que había hecho hasta ahora, eran obras oscuras que me hacían sacar todos
mis miedos, mi dolor, mi culpabilidad, mis deseos convertidos en una necesidad
que casi me mata. Empecé a entender, a crecer, a quererme… y cuando pude volver
un poco a la normalidad, Kate me hizo ir a terapia. Por lo visto, había estado
consultando a una amiga suya durante todo el proceso de mi desintoxicación. O
me encerraba ella, o tenía que poner a mi madre al corriente para que firmara
mi ingreso en un centro. Ella sabe que no hubiera soportado hacerle pasar por
eso a mi madre, de hecho nadie a parte de ella y yo sabe nada de lo que te
estoy contando, así que espero que no salga de aquí, Laura.
-
Claro que no, sabes que la quiero como si fuera la mía, y de
nada serviría ahora contarle algo que ya ha pasado, salvo para hacerla sufrir
–entendió lo que le decía Esther-.
-
Gracias.
-
No hay por qué darlas. En todo caso te agradezco que hayas
tenido la suficiente confianza para depositar ese episodio de tu vida en mí
–Laura la abrazó con fuerza-. Ni te imaginas como te he echado de menos. Ojalá
hubiera podido estar para ayudarte.
-
Eso ya no importa, yo también me he perdido tus momentos
duros, pero ahora ya estamos aquí y no volverá a pasar –le dijo Esther-.
-
Eso espero… Madre mía, tú habiendo vivido todo eso, y yo
como una estúpida adolescente temiéndome que cuando me vieras y supieras que
estoy con Alex, me odiarías para siempre –desdramatizó Laura el momento-.
-
jajajaja… ¿Quieres que te diga la verdad?
-
¿No es eso de lo que se trata? A ver que vas a soltarme…
-
Saber que sois tan felices juntas y que os queréis así, hace
que cicatrice una de mis grandes heridas. Nunca llegué a perdonarme del todo
haberle hecho tanto daño.
-
Lo sé. Lo pasó muy mal, hablamos de ello cuando nos
reencontramos. Mucho antes de que pensáramos la una en la otra como pareja. ¿Pero
sabes?, ella también se echaba en cara haberse metido en medio de tu relación
con Maca, cuando en el fondo sabía que tu corazón le pertenecía a ella. Creo
que siempre entendió que la escogieras.
Esther no supo
qué decir. De pronto su pasado empezaba a reconciliarse con su presente, y
estaba dispuesta a hacer lo posible porque esta vez, no dejara entre sus
entresijos más rehenes.
ayyyyyyyyyy por fin se sabe mas de lo que Esther ha pasado....ay my pobre corazon!!!!
ResponderEliminarbueno puedo ser un poco traviesa? espero que Esther vea Kate y Bea juntas, porque no creo para nada a que Maca deje atras sus miedos pronto...asì que para hacer que esta nueva tranquilidad (?) de Esther no se vaya demasiado pronto ella tiene que enterarse de TODO lo que està acerca de esta boda...porque si descubre las cosas en malos modo puede ser destrozada una vez mas...y me corazon no puede mas con esto jajajajajaja
bueno Rox no se si soy yo o si es lo que querias decir, pero de lectora te puedo decir que ahora como ahora la que me da mas miedo es Maca...Esther tiene tantas amigas y su madre a su lado, y mucho mas importante tiene a su arte para ayudarla cuando algo le va mal
Maca por otro lado es desde que lo dejaron con Esther que no tiene ninguno mas de verdad con quien ser 100% sincera, si Bea sabe asì poco de ella y de su pasado creo que no este ninguna otra amiga que pueda ayudarla de verdad
Y es que me da que Maca tarde o temprano va a explotar....tiene demasiado callado, despes de lo de Alex no ha dejado salir su rabia por no hacer mas dano a Esther, y siempre ha estado demasiado pendiente de acudir de los sentimientos de el mundo entero y de contra deja sus necesidades, suenos y sientimentos desatendidas una y otra vez....esto no es vivir....y ser siempre tan buena y perfecta por tantos anos no puede ser bueno
aun porque me parece tambien que ella ni se entera de lo mucho que hache para los demas...es como que la boda fuera lo unico bueno que ha hecho en su vida...pero no ve que ha hecho todo lo que podia por Esther, y no ha matado a Kate para no ser asì buena amiga cuando se enterò de la relaccion entre Esther y Alex o aun cuanto dice de lo que es generoso que aun con el corazon roto queria saber de como lo pasaba Alex....
Maca tiene de una vez que pensar en Maca
oooooh Y quiero saber que significa el tattoo de Esther!!!!!! me estoy comiendo la cabeza desde demasiado tiempo.....espero tenga algo que ver con Maca..... <3
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