Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado, maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer, se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.
Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.
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- ¿Sabes
lo que estoy pensando? –le dijo de pronto Esther-.
- ¿El qué?
–le preguntó Maca imitando su alegría-.
- Que
deberíamos ir a ver alguna película al cine… hay gente… pero está oscuro
–Esther alzó las cejas de forma juguetona-.
Maca no
pudo evitar reírse, estaba claro que Esther quería que olvidara el mal trago
cuanto antes.
- ¿Es que
piensas meterme mano? –le preguntó entre risas-.
- Bueno,
si te dejas… algo podré hacer, ¿no? –le contestó Esther riéndose con ella-.
- ¡Creo
que eres bastante peligrosa! –y diciéndole aquello, Maca intentó hacerle
cosquillas-.
- jajja…
ayy… ajjajjaja… ¡ni se te ocurra!.. jajaja… -le advirtió alejándose de ella-.
- ¡Ohhhh!
¡tienes cosquillasssssssss!... jajajjaja… esto sí que ha sido el gran
descubrimiento del día… jajjaja… -se animó Maca viendo que aquella mujer tenía
puntos débiles-.
- jajaja…
te lo advierto… jajajaj… mira que se defenderme… jajajaj… joder…. –se quejaba
Esther-.
Ambas
acabaron corriendo y esquivándose, Maca era más rápida de lo que pensaba Esther
en un principio, pues acabó alcanzándola todas las veces hasta que rindiéndose
se sentó en un banco.
- ¡Vale,
vale… me rindo! –resopló Esther ahogada entre las risas y la carrera-.
- jajaj…
¡Vale! ¡está bien ganar de vez en cuando! –reconoció Maca sentándose a su lado,
ella también estaba sin aliento, pero cada vez se sentía más a gusto con
aquella mujer-.
- Bueno,
¿qué?... ¿cine y palomitas? O ¿cena en algún restaurante? –le volvió a proponer
Esther y se giró para mirarla aun sabiendo que cuando se encontrara con aquellos
ojos el corazón volvería a saltar en su pecho-.
Maca la
miró y se pasó las manos por el cabello mientras lo meditaba.
- Mmm…
creo que cine y palomitas, no me apetece el barullo de la gente –le dijo Maca y
se giró para verla mientras se apoyaba con el brazo en el respaldo del banco-.
- Si, si…
tú lo que quieres es que te meta mano… jajjajaj… -le volvió a pinchar Esther,
pues cuando se sentía nerviosa le salía de forma natural la ironía-.
- jajjja….
Bueno, si cae algo… jajajjaaj…. –le contestó Maca jugando con ella-.
“Diossssss
… ¿no habla en serio, verdad?... porque vamos, yo me lanzo como un misil si me
deja… agggg… ¡me encanta!”… pensó Esther, pero no lo dijo, en su lugar alzó la
ceja inquisitivamente y le contestó.
- Te
advierto que aún no hemos terminado con los ejercicios, y que algo si te voy a
tocar eh… -le espetó de pronto, pues había que tantear las posibilidades-.
Para su
sorpresa Maca no se alteró en absoluto, le sonrió pícaramente y le susurró.
- Creo que
aprobaré esta vez, profe…
Y a Esther
casi se le descoloca la mandíbula, porque aquella voz ya no podía ser más
sensual ni aquella Diosa más apetecible.
- ¿En
serio? –le preguntó Esther alzando una ceja-.
- Bueno,
siempre que no abuses demasiado de mí… creo que me defenderé –le contestó Maca-.
- jajajaj…
vale, vale… sin corromperte entonces, anda vamos –le dijo Esther entre risas y
ambas salieron hacia donde estaba el coche-.
Tras ver
que en cartelera no había gran cosa, se decantaron por una comedia que según
Esther tenía temática lésbica: “Los líos de Gray”…
- Así
entramos en materia gatita…
Le había
susurrado Esther mientras compraba las entradas, y Maca notó que se le erizaba
la piel.
Como
tenían hambre, pillaron un combo completo para las dos, entre bebidas,
palomitas y chocolatinas se sentaron en un rincón de la sala por las últimas
filas, pues por el centro había demasiada gente según Esther. A Maca notar que
nadie se les sentaba cerca la puso un poco nerviosa. “¿Iría en serio lo de los
tocamientos y los ejercicios esos?... porque vamos, yo me he puesto muy
gallita, pero estoy cagá”, pensaba Maca incapaz de exponerle a Esther sus
inquietudes.
Mientras
esperaban la proyección todo fue bien, Esther parecía tan alegre como de
costumbre y comentaban sin mayor malicia los tráiler y la poca gente que había
para ser fin de semana. Por lo visto ya hacía cerca de un mes que la película
estaba en cartelera, así que era normal que ya la hubiera visto todo el mundo.
Cuando la sala se quedó a oscuras, Maca se removió en su asiento inquieta, cuando
había aceptado ir al cine no había previsto las sensaciones que le reportaría
la proximidad de Esther ni lo mucho que se le calaba su fragancia en la
oscuridad.
- ¡Ya
empieza! –le dijo bajito Esther para no molestar-.
Y Maca no
quiso apartar la vista de la pantalla cuando Esther se recostó un poco hacia su
lado, para acceder mejor a las palomitas que Maca sostenía. El inicio era un
baile entre dos de los protagonistas, y Maca se descubrió pensando en lo
distinto que era aquello de cómo se movía Esther en la pista de baile.
“Dios
Maca… no pienses en eso ahora, relájate que estás a prueba”, se auto-reñía Maca
por tener la cabeza en otras cosas más morbosas que la simple película.
El inicio
era jocoso e inocente. Maca empezó a relajarse y se acostumbró a que Esther se
le acercara para las palomitas mientras estaban entretenidas en la pantalla. De
pronto apareció la tercera en discordia, Maca observó que la tercera
protagonista estaba buena cuando se quedó en ropa interior, pero no se
escandalizó porque lo que había visto en Esther desnuda la inquietaba muchísimo
más. El problema vino cuando aquella rubia y aquella morena empezaron a
besarse, sólo fue un beso, pero Maca sintió que el cosquilleo era eminente, no
por la escena en sí, sino porque la mano de Esther se había posado en su muslo.
“Oh Dios
mío… oh Dios míoooo…. “, gritaba la única neurona que le quedaba en activo a
Maca, quedando totalmente alterada como la protagonista rubia en la película.
Esther ni
siquiera movía su mano, simplemente la dejó allí posada en ella y Maca tuvo que
hacer un verdadero esfuerzo por normalizarse, estaba claro que aquel era otro
de sus maravillosos ejercicios de confianza, sin embargo Esther no podía ni imaginarse
lo que aquel simple roce producía en ella.
--
Conciencia de Maca: Contrólate…
contrólate por Dios… que sólo es una puta mano.
Maca: sí… sólo una mano, no pasa
nada, una mano sí
Conciencia de Maca: a ver respira
Maca, mira la película… no hay nada sexual en ella, todo va bien
Maca: respiro, respiro… sexo no, “caca”…
si, no pasa nada, todo bien… Oh, ohhh…. ¡¡La está moviendo, la está
moviendooooooooo!!
Conciencia de Maca: ¡joderrrrrr
que no, que noooo…! que es que se ha movido para coger palomitas, que no te va
a hacer nada…
Maca: Diossss…. Yo me muero, por
Dios santo… ¿pero tú sabes cuánto hace que no pillo en condiciones?
Conciencia de Maca: si no fueras
tan brutita hija… tranquila eh… y respira por Dios, que te nos vas a ahogar
otra vez.
Maca: sí, sí… respiro, respiro…
uno, dos, tres… inspiro, espiro… ay dios, … cuatro, cinco, seis…
Esther por
su parte libraba su propia batalla.
Esther: ¿y si subo la mano un poco
más arriba? Total, tampoco es que vaya a tocarle na…
Conciencia de Esther: ¡ALTO! Como
muevas esa manoooo, te la cortoooo a bocaos… ¿pero tú no decías que ibas a
controlar esas hormonas, por Dios?
Esther: joderrrr… pero es que esto
no es justo, ¿tú te has fijao en cómo está la chiquilla? ¿y cómo huele?...
mierda, su cuerpo despide tanto calor que me estoy abrasando joderrr.
Conciencia de Esther: ¡qué su
cuerpo despide calor! ¡qué su cuerpo despide calor!... ¿¿y lo dices tú, que
tienes tal fogata en mitad de las piernas que te vas a quedar impotente a este
paso del achicharre??... ¡anda, anda… déjate de excusas y compórtate, que ella
ya ha cumplido su parte hoy hablándote de su pasado!
Esther: hostiaaaaaa… puta
conciencia toca cojones… grrrggggggg el día menos pensado te cambio por la de
Eva… joder, ella siempre pilla y no tiene estos comederos de tarro, joder.
46
- ¿Cómo lo
llevas?
La
pregunta de Esther en mitad del silencio hizo que Maca soltara un pequeño grito
pues estaba haciendo un verdadero esfuerzo por serenarse.
- jajja…
pero no griteeessss… jajaja… -se rió Esther de ella-.
- ¡Joder,
lo siento! ¡me asusté!.. jijiji… ¡perdona! –se disculpó Maca con una sonrisa
tonta en la cara fruto de los nervios-.
- ¿Te
molesta mi mano? –insistió Esther-.
Maca se
giró para mirarla a los ojos, Esther se quedó de piedra viendo lo mucho que le
brillaban.
“Dioossss….
¿ésta está caliente yaaaa? ¡¡pero si casi ni la he tocaooo!!”… pensó Esther
para sí pero no dijo ni “mu”.
- No me
molesta, pero me inquieta… -le dijo Maca-.
A Esther
el notar que Maca estaba controlándose para no excitarse, hizo que se agitara
en cuestión de segundos. Se recolocó en el asiento para poder mirar a Maca y
estar más pegada a ella, luego cambió la mano que tenía en el muslo de Maca
para llevarla a su mano.
- ¡Maca,
voy a acariciarte! –le susurró-.
-
¿Quéeeeeeeeeeee? –Maca ahogo un pequeño grito-.
- Mírame,
cierra los ojos… haz lo que te dé la gana, pero voy a recorrer este brazo con
mi mano aunque me toque practicarte los primeros auxilios, ¡así no podemos
estar! ¡Por Dios, es sólo un brazo!! –le dijo Esther con una seriedad y una voz
tan firme, que Maca no pudo rechistar más-. ¿Preparada?
- ¡No!
–Maca no estaba preparada para nada, aún seguía perturbada por el beso de la
pantalla, y lo que era peor, la imagen de Esther desnuda ofreciéndose se le
venía a la mente como una visión pasada a cámara lenta-.
- ¡Pues te
aguantas! –le espetó Esther-.
Y su mano
empezó a acariciar los dedos de Maca lentamente. Esther no dejaba de
observarla, sabía que no podía transigir tanto con ella o no harían nunca nada,
pero aun así estaba preocupada por si se precipitaba. Cuando alcanzó el
antebrazo de Maca, vio como ésta entrecerraba los ojos, pero aún la respiración
no estaba alterada así que siguió acariciándola hasta llegar al bíceps. Cuando
llegó al final del hombro, Maca abrió los ojos.
- ¿Ya?
–preguntó en un hilo de voz, Esther no podía comprender lo que pasaba en su
cuerpo sólo con aquel inocente juego, Maca todavía no se lo había explicado-.
- ¡No!
¡Todavía no! ¡Quiero probar algo! –le dijo Esther que estaba extasiada viendo
la oleada de placer que trasmitía aquel cuerpo sólo con el paso de sus manos-.
Cuando
Maca sintió la mano de Esther en su cara acariciándola, tuvo que volver a
cerrar los ojos, la tempestad que sentía era casi inaguantable.
“Dios mío,
nooo… no me hagas esto… no, no puedo dejarme, no quiero”… rogaba Maca en
silencio, pero su cuerpo reaccionaba ante aquella caricia pidiendo que
continuara, no queriendo romper aquel maravilloso instante.
De pronto
Maca notó los labios de Esther en su mejilla dándole pequeños y húmedos besos…
“ Ohhh…
por favor… Diosssss”… aquella dulce tortura, acabaría con ella. Su cuerpo
empezó a tiritar preso del deseo, Maca presionó los pies contra el suelo, la
espalda contra el respaldo y se sujetó a la butaca.
“Dios mío
eres tan dulce, tan hermosa… por Dios santo, porque no te rindes”, pensaba
Esther que hipnotizada por aquel dulce aroma y la suavidad de aquella piel que
besaba, había también cerrado los ojos dejándose llevar.
La nariz
de Esther rozó el pelo de Maca, y los dientes el lóbulo de su oreja…
-
Diosssssssss…. –Maca, no pudiendo resistir el pinchazo de deseo, se puso en pie
de un salto, tirando las palomitas al suelo-.
Las
personas de la sala se giraron por el susto.
- Perdón,
es que me he mojado con la coca-cola… lo siento eh –se disculpó Maca ante
aquellos ojos interrogantes que la observaban-.
Esther no
podía aguantarse la risa… Maca estaba tan chistosa con las mejillas encendidas
y aquella cara de vergüenza ante la mirada de la gente.
- Joder no
te rías… -protestó Maca, pero ella también reía en el fondo-.
- jjajaja…
lo siento… es que… jjajajaj… no me lo esperaba… -le dijo Esther hundiéndose en
el asiento-.
- jajja…
la que no se esperaba que le mordieras la oreja era yo, capullaa… -le espetó
Maca y le dio un codazo para que se dejara de guasa, pues cuatro filas más
abajo seguían girándose para mirarlas-.
- jajjaja…
perdona… pero es que tenía que ver hasta donde podías aguantar.. jajaja… -le
dijo Esther-.
Maca se
giró y se le quedó mirando. La diablura que vio reflejada en su cara, hizo que
a Esther se le quitara la risa de golpe.
- ¿Qué?
–preguntó nerviosa Esther-.
- Que
merezco una recompensa –le dijo Maca elevando una ceja-.
- ¿Una
recompensa? –le preguntó inquisitivamente Esther, que sintió que el pulso se le
aceleraba-.
Maca
señaló su cuello, y Esther supo lo que le estaba pidiendo…
- ¿Ya
volvemos a tus vicios vampíricos?.. jajaja… -se rió Esther, aquella mujer no
paraba de sorprenderla-.
- Pon el
cuello o te juro que voy yo a buscarlo, y va a ser peor eh… -le advirtió Maca
que tenía la mirada encendida-.
- Joder,
vale… –le dijo Esther y se apartó el
cabello como lo había hecho la noche del pub-.
Cuando los
labios de Maca aterrizaron en la suave piel, el vello de Esther se erizó, pero
cuando notó la lengua de Maca recorriéndole la yugular, una corriente húmeda y
cálida la recorrió por entero, de pronto se vio como aquella noche en la que se
desnudó ante ella y jadeó por sus caricias atentas… el recuerdo de aquella
noche apareció en su mente vívidamente.
- ¡Dios,
no me tortures más si no piensas terminarlo! –se quejó Esther en un susurro
ronco que no ocultaba ya su deseo-.
Maca se
separó complacida, su orgullo seguía intacto y reforzado por aquella súplica.
- Ahora
estamos en paz… ¿es lo justo no? –le dijo Maca divertida-.
- Agggg…
espérate a que pueda pillarte, y ya veremos qué es lo justo –le espetó Esther
no pudiéndose contener, pues aquella mujer disfrutaba poniéndola caliente-.
Luego
ambas se echaron a reír y siguieron disfrutando de la película todo lo humanamente
que les fue posible, pues ya ninguna pudo ignorar la presencia de la otra.
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