jueves, 2 de mayo de 2013

De Blanco y Negro a Color - 49 y 50 -




La empresa de Pedro Wilson, está a punto de sacar al mercado un láser quirúrgico que revolucionará el mundo de la medicina, el cual ha sido creado por una joven prodigio en ingeniería robótica que resulta que además es su hija, Macarena Wilson. Sin embargo, otros intereses ocultos acechan al proyecto y amenazan con cambiar el futuro de Maca para siempre, si finalmente su trabajo sale a la luz en toda su magnitud. Con la amenaza de perder a su hija, Pedro aceptará la contratación de Esther García, una mujer misteriosa que tomará las riendas de la empresa en pro de un único fin, proteger a la joven. Algo que no le será fácil, dado el espíritu rebelde, guerrero y liberar de Maca, que ajena a lo que sucede a su alrededor, verá a Esther como su única amenaza.
49

Hacía un día excelente. La terraza estaba concurrida y el sol primaveral caía generoso  contagiando su energía. Se llevó el refresco a la boca, y bebió distraída mientras su atención era captada por el libro que tenía entre sus manos.

-         ¡Que bien te lo montas, no! -la interrumpió una voz risueña y sensual que conocía bastante bien-.
-         No me puedo quejar. ¿Qué tal el día? -le preguntó Esther a Kate mientras ésta se quitaba las gafas para colocárselas de diadema sobre el pelo y tomaba asiento a su lado-.
-         En comparación al tuyo, un infierno. Estoy deseando pillar vacaciones y fugarme por ahí con Bea -le confesó Kate mientras llamaba al camarero-
-         ¡Quien nos iba a decir que iba a ser una “pipiola” la que te cazaría! -se río Esther al hacer el comentario-.
-         ¡Pipiola dice... y me da mil vueltas! -dijo Kate poniendo los ojos en blanco-.
-         Jajaja... ¡Me alegro por ti! ¡Se te ve muy feliz! -le expresó sinceramente Esther regalándole una sonrisa-.
-         Lo soy, pero no hablemos de mí, que eres tú la que me preocupa -cambió de tercio Kate en cuanto el camarero le trajo su bebida-. ¿Cuánto piensas prolongar esto?
-         ¿prolongar el qué? -le preguntó Esther-.
-         Ya sabes a lo que me refiero. ¿Cuándo piensas enfrentarte a Maca? ¿o es que vas a seguir escondiendo la cabeza como un avestruz para siempre? -le respondió Kate-.
-         No hay nada a lo que enfrentarse Kate, Maca va a volver a su vida tal cual era, con su familia, sus amigos y su novio, y yo regresaré a la mía en breve. Lo único que me retiene de momento aquí, es el remordimiento de no haber terminado éste caso personalmente. En cuanto el consejo se pronuncie me volveré a poner en camino, ya tengo asuntos que reclaman mi atención. Además, sabes que nunca me ha gustado permanecer mucho tiempo en un mismo sitio -le dijo Esther con un tono tranquilo y monocorde, pues no quería volver a discutir aquel tema. Ya había sido bastante duro decidir olvidarse de todo aquello como para tener que defenderlo delante de Kate-.
-         Así que lo vas a volver a hacer -le espetó Kate con aquel matiz de decepción que sabía que se clavaría en Esther-. Vas a volver a huir.
-         ¡No estoy huyendo! -se defendió Esther, pero su mandíbula estaba apretada por la herida-.
-         Sí, lo haces y no lo entiendo. No entiendo como alguien con tu fortaleza, es capaz de ser tan débil cuando se trata de arriesgar en lo personal -antes de que Esther se revolviera, Kate la interrumpió-. Vale, es muy posible que Maca no te corresponda nunca como quisieras, eso es respetable, no se puede obligar a alguien a que te quiera; pero no puedes correr hasta alejarte de todos a los que les importas sólo porque te rechacen. ¿Que hay de tu madre? ¿que hay de tus amigos? ¿que hay de mí? Desde que saliste del cuerpo es como si escaparas de todos, no quieres crear lazos, vienes y vas de ciudad en ciudad, y aceptas lo más inverosímil. ¿Cuánto hace que no te tomas unas vacaciones? ¿Cuándo vas a dejar de correr y de refugiarte en tu trabajo? ¡Coño Esther! ¿cuándo piensas decidirte a vivir un poco?

Esther abrió la boca, pero no supo que decir. No se esperaba aquello de Kate. Su trabajo siempre había sido lo primero, y Kate siempre había aparentado compartir aquel motor con ella aunque de distinta forma.
-         No sabía que querías que me quedara -dijo Esther lentamente-.
-         Pues claro que quiero que te quedes, me agota y me preocupa verte danzar de un lado para otro, sin dejar que nada ni nadie tinte tu vida. Es como ver a alguien vestido de blanco luchando porque nada le imprima una huella. ¡Yo también quiero verte feliz! Si no es con alguien, pues que sea sola, pero coño, disfruta de lo que te rodea -le espetó Kate algo alterada-.

Esther la miró con asombro y curiosidad. Finalmente sonrió.

-         Está bien, me quedo -dijo de pronto Esther-.
Kate la miró entonces.
-         ¿lo dices en serio? -preguntó Incrédula-.
-         En serio -contestó ella alegremente-
-         ¿Así de fácil? ¿sólo con pedirlo? -Kate no se  lo creía todavía-.
-         Jajaja... sí, así de fácil. Creo que tienes razón, necesito un cambio. Me he pasado los últimos años luchando contra lo que yo en cierta forma contribuí a crear, y empiezo a estar cansada de que recaiga sobre mi espalda esa responsabilidad. Va siendo hora de que me retire y me dedique a hacer otro tipo de cosas. Después de lo que ha pasado esta vez con el caso, no tengo ninguna gana de meterme en medio de otra encrucijada.
-         Brindo por eso.

Y con un choque de vasos, ambas se miraron y sonrieron, deseando que una nueva vida empezara para ellas.


-         Madre mía, los de la gestoría tampoco tenían luz -le contó Eva a medida que avanzaban por el pasillo-.
-         Lo sé, anoche cuando nos despedimos hice un par de incursiones al suministro de luz, el apagón abarcó a nuestro edificio y a los dos de al lado. Para ser exactos 5 minutos en el bloque numero 7 y 8 en el número 11. Nuestro edificio fue el que más duró, 16 minutos sin luz exactamente. Te juro que aún no entiendo como coño lo hice -le fue relatando Maca lo suficientemente bajo como para que nadie las oyera-.
-         ¡Que cañaaa! -murmuró Eva alucinando con la noticia-.
-         ¡Bestial! -convino Maca con una sonrisa-. Oye ¿y Laura?
-         ¿Qué pasa con ella? -preguntó Eva sin entender-.
-         ¿Te preguntó o dijo algo con respecto a lo de ayer cuando te llevó a casa? -quiso saber Maca-
-         Naah... cuando me lleva a casa lo que menos hacemos es hablar -le contestó de pronto Eva con un sonrisa satisfecha y un juego pícaro de cejas-.

Maca se quedó rígida de pronto.

-         ¿Estás bien? -le preguntó Eva mirándola con curiosidad ante el cambio-.

Maca lo pensó un segundo, pero su cabeza daba vueltas y su cuerpo le recordó lo que hacía casi un mes había permanecido callado dentro suyo.

-         ¡Tenemos que hablar! -le dijo Maca de pronto-.

Eva la miró entrecerrando los ojos con suspicacia, pero finalmente contestó con cautela y un simple “¡vale!”, para luego seguir a Maca al interior de su despacho.

50

Eva decidió sentarse en ese preciso momento.
-         ¡¡¡¿Te besó?!!! -necesitaba volver a escuchar aquello para poder procesarlo en su mente-.
-         ¡Eso he dicho! -confirmó Maca- ¿Qué crees que significa?
-         ¡Hombre, muy inteligente no hay que ser para deducirlo!, ¿no? -le respondió Eva poniendo los ojos en blanco ante aquella pregunta tan idiota-.

Maca terminó de morderse una uña.

-         Ya... ya lo sé. Es sólo que.... -Maca se puso de pie nerviosa-. No lo entiendo. En fin, ella sabe que yo estoy con Nando, y me cogió un poco por sorpresa, ¿es que acaso le di algún tipo de “señal” para que ella pensara que bueno... que ella y yo? ¡Tú ya me entiendes!

Eva se paró a mirarla un segundo. Maca no era del tipo de persona que se sentía amenaza o inquieta con aquellas cosas. De hecho era su naturalidad respecto a sus deseos e impulsos la que imprimía una huella identificatoria, por eso le llamó la atención que estuviera... ¿nerviosa?

-         ¿Y qué hiciste cuando te besó? -le preguntó de pronto Eva inspeccionándola-.
-         ¡¡¿Qué?!! -Maca no entendía a que venía aquella pregunta. ¿Acaso no estaba escuchando lo que acababa de decirle?
-         Acabas de decirme que te besó, así que... ¿qué hiciste tú con eso? -insistió Eva-.
-         Le abofeteé... -le contestó Maca-.
-         ¡¡¿Le pegaste?!!! -Eva abrió los ojos y la boca con asombro-.
-   ¡¡¿Qué coño querías que hiciera?!! Estábamos discutiendo, y de pronto se me lanza así... sin ton ni son, sin tener en cuenta mis sentimientos ni mi relación. No iba a premiarla encima -estalló Maca ofendida, defendiéndose sin tener por qué-.
-         Que yo sepa no es la primera persona que se lanza a darte un beso aunque no la hayas invitado a hacerlo -le dijo Eva recordándole algún que otro encontronazo durante sus salidas nocturnas-.
-         ¡Eso fue distinto! -le contestó Maca entornando los ojos, mal humorada-.
-         ¿Por qué? ¿porque ellos eran tíos y Esther es una mujer? -le espetó Eva desenfadada mientras se encogía de hombros-.
-         ¿Me estás llamando homófoba? -Maca no daba crédito. Eva no podía estar hablándole en serio-.
-         Dímelo tú -le respondió apaciblemente Eva-.

Maca la miró desafiante.

-         Aquello fue distinto, y ¡no! ¡no tiene que ver con que Esther sea una mujer! Se trata de que bueno... yo confiaba en ella, no es que fuéramos las mejores amigas, pero en fin, últimamente parecía que nos llevábamos bien y de pronto, ¿qué? ¿se enamora de mí y cómo no puedo corresponderle me deja?   -Maca ni siquiera sabía qué diablos estaba diciendo o insinuando, ni siquiera sabía que tenía aquello guardado dentro-. Me conoce, me abrí a ella... ¿qué pasa con eso? ¿sólo era para liarse conmigo o…? -Maca ni siquiera se creía lo que decía, pero había abierto una puerta y no podía cerrarla-. ¡Es de locos! ¡No se puede ir besando a la gente por ahí y esperar que todo salga como uno quiere, sin tener en cuenta los sentimientos de los demás.
-         ¡Sí, es de locos! -pareció apoyarla Eva-.
-         ¡Gracias! -dijo Maca en reconocimiento mientras alzaba las manos y suspiraba-.
-         No, digo que es de locos porque... ¡Te gustó! -le soltó de pronto Eva sin inmutarse-

A Maca se le desencajó la mandíbula en aquel momento.

-         ¡Ni de coña! -le respondió Maca reaccionando-.

Eva sonrió con picardía y se puso de pie.

-         Te gusto, aunque fuera un poquito, y estás histérica con ello -la remató Eva dándole unos golpecitos con el dedo índice en el pecho-. ¡Venga vamos! Tú no reaccionas ante este tipo de cosas, no las consideras importantes ni dignas siquiera de mención.
-         Esto tampoco -la interrumpió Maca quitándose de en medio, la mirada segura de Eva la inquietaba-.
-         Ah no... esto lo has ocultado, que no es lo mismo. Lo tenías ahí rondando y eso sólo puede significar una cosa -la siguió Eva para que no se le escapara-. ¡Te gustó!

Maca se volvió a mirarla porque la sentía en su espalda esperando.

-         También me gustan los perros, pero no me los como -saltó Maca por peteneras-.
-         ¿Estás pensando en comerte a Esther? -la sonrisa burlona de Eva ya era insoportable-.
-         Agg... déjalo, si lo sé no te cuento nada. Desde que estás en esa especie de “aura” lésbica no entiendes nada -le gruñó Maca enfadada, apartándose de ella-.
-         Espera.... era broma. En serio, era broma -la sujetó Eva arrepentida-. Lo entiendo, ¿vale? Aunque os llevéis como el perro y el gato a veces, yo sé que confiabas en Esther y que disfrutabas de su compañía. Ha sido jodido para ti que desaparezca precisamente ahora que están éstos del gobierno jodiéndonos la vida, y más si lleva implícito algo que tú no puedes darle. Lo que trato de decir, es que lo entiendo, sólo bromeaba ¿vale?
-         Vale -le contestó Maca ya más calmada-.
-         Anda ven aquí, tonta -le tendió los brazos Eva y Maca se dejó abrazar durante unos instantes-. Sólo dime una cosa...
-         ¿qué? -le preguntó Maca mientras seguían abrazadas-.
-         ¿Besa que te cagas, a que sí? -le preguntó Eva con una sonrisa pícara en la cara-.
-         Aggg... ¡eres ... eres....! -Maca se apartó de ella poniendo los ojos en blanco, pero no pudo evitar sonreír-.
.....
El resto del día pasó tranquilo. Eva había tenido que salir a por materiales, y Laura tuvo que ir con ella para no dejarla sola por la ciudad, en cambio Maca permaneció en la oficina reuniéndose con los chicos, y entregando los últimos cambios que había realizado en el proyecto. Cuando se miró el reloj, eran cerca de las ocho de la tarde y parte de la plantilla ya empezaba a marcharse.

-         Maca... -la llamó Cruz por el pasillo-.
-         ¿Sí? -contestó Maca girándose hacia ella-.
-         ¿Ya ha llegado Laura con Eva? -le preguntó-.
-         No, aún no -le dijo Maca-.
-         Vaya... -exclamó Cruz mirándose el reloj mientras entornando los ojos pensaba en algo-.
-         ¿Qué pasa? -preguntó Maca-.
-         Nada, nada...
-         Venga Cruz... -la apremió Maca suspirando-.
-         Bueno, es que he quedado dentro de un cuarto de hora y Laura tendría que estar aquí para... -Cruz se cayó de golpe-.
-         Para escoltarme, ¿es eso? -completó la frase Maca. No se le olvidaba que todo el mundo estaba concienciado en controlar que no se desplazara sola, y por lo que parecía, Cruz era la encargada de asegurarse de que así se hiciera cuando Laura no estaba-.
-         Maca, no te enfades. Es sólo por tu bien -le dijo con suavidad Cruz, no quería ni enfadarla ni preocuparla, menos ahora que parecía volver a ser ella-.
-         Lo sé... tranquila. La esperaré, no tienes porque quedarte vigilando, no voy a escaparme ni a hacer ninguna locura. Esperaré a que lleguen Laura y Eva, deben estar al caer -le aseguró Maca con sinceridad-.

Cruz lo vio en sus ojos, y la verdad es que no podía aplazar más aquella cita.

-         ¿me lo prometes? -le preguntó Cruz-.
-         Sí, anda ve... no me muevo de aquí hasta que vengan -la tranquilizó Maca con una sonrisa-.
-         Vale, llámame en cuanto llegue Laura, y cuando estés en casa también. Prometí a tu padre cuidar de ti, no me hagas quedar mal -le dijo Cruz avisándola con un dedo inquisidor-.
-         Sí... jajaja.. no te preocupes más, anda ve -la empujó Maca hacia el ascensor-.
-         Te quiero -le dijo Cruz dándole un beso en la mejilla-.
-         Y yo -le contestó Maca con una sonrisa-.

Luego la vio perderse tras las puertas del ascensor. Maca se miró el reloj, ELISA ya debía de haber podido filtrar los datos recogidos durante su incursión en la  DMIT. Hubiera preferido que Eva estuviera con ella para echarles el vistazo juntas, pero dado que no estaba, Maca decidió adelantarse a buscar respuestas. Franqueó el pasillo y se sumergió en su despacho. ELISA ya había completado su filtro de seguridad, los archivos estaban disponibles.

Continuará...

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