“DIBUJADA EN MI MENTE"
(Fanfic escrito para el foro Maca&Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
29
-
¡Hola!
–la saludó Maca con una sonrisa nada más encontrarse-.
-
Ho..hola
–contestó Esther presa de su mirada clara, de su semblante sereno-.
-
¿Cómo
estás Laura? –saludó con dos besos Maca a Laura-. Esta es Claudia, una amiga
mía… Claudia, esta es Laura –hizo las presentaciones Maca aprovechando que Kate
había vuelto a ser raptada unos minutos-.
-
Hola
Claudia –saludó Laura con dos besos a la amiga de Maca después de que Esther
hiciera lo mismo-.
-
Hola
–dijo Claudia-. ¿Ya habéis visto la exposición?
-
Sí,
llevamos un ratito por aquí ¿y vosotras? ¿acabáis de llegar? –Laura supo que
tendría que darle un margen de reacción a Esther, así que se hizo con la
conversación-
-
Sí,
acabamos de llega. Íbamos a empezar a dar la vuelta, pero Kate nos dijo que
Esther estaba aquí y Maca se empeñó en venir a saludar primero –soltó Claudia
de pronto, y Maca sintió que le ardían las orejas del apuro. “Cabrona… ya te
podías haber ahorrado ese dato” pensó Maca, pero Claudia simplemente le sonrió
ante su mirada asesina e hizo como si nada-.
-
¿Os
apetece volver a dar la vuelta a la exposición con nosotras? –sugirió Maca para
cambiar de tema y disolver aquel silencio que había causado la esclarecedora
información de Claudia-
-
Claro,
por mí vale –le dijo Laura encantada de la vida de poder pasar un rato con
aquellas dos mujeres. Claudia le había caído bien de inmediato y por otro lado,
Esther no parecía estar muy participativa, así que pensó que hablar con Maca la
tranquilizaría-.
-
Sí,
claro… -aceptó también Esther que ya se encontraba bajo la atenta mirada de
Maca-…. Pero… empecemos por el principio, que sino no tiene gracia ¿no?
Laura le dedicó una mirada cómplice, pero no
dijo nada. Claudia y Maca aceptaron sin plantearse ningún motivo en especial y
las cuatro se encaminaron hacia la otra punta de la sala, mientras Esther
conseguía retardar por más tiempo aquel encuentro con lo inevitable.
---
-
¡Estas
muy callada! –le dijo Maca en un momento en el Laura le explicaba a Claudia el
concepto de una de las esculturas que había expuestas, pues era su
especialidad-.
-
¿YO?!!
–Esther se sobresaltó-.
-
Sí,
Esther… ¿Qué te pasa? –A Maca no podía engañarla, y no quiso hacerse la tonta.
Estaba preocupada por su comportamiento hacia ella, era como si se alejara-.
Esther se encontró de pronto con sus ojos
profundos, con su preocupación reflejada en lo tenso de su mandíbula… suspiró,
era imposible fingir con ella.
-
Vale,
me pasa algo –admitió Esther-.
-
¿Conmigo?
–preguntó Maca de inmediato, el corazón se le había disparado-.
-
Bueno…
si y no –Esther no era muy buena con la mentira, así que no supo disimular-.
A Maca se le hizo un nudo en la garganta, ni
siquiera sabía qué era lo que le había hecho, pero Esther estaba tensa y ella
era la causa. Se asustó.
-
¿Qué
quiere decir “si y no”? ¿Estás enfadada conmigo? ¿He hecho algo que…. –Maca sin
darse cuenta empezó a ponerse nerviosa-.
-
No…
NOOO… -se apresuró a frenar aquellas ideas Esther-. No estoy enfadada contigo
Maca, ¿de dónde te sacas eso?
-
Acabas
de decir que te pasa algo conmigo… -se justificó Maca aturdida-.
-
Bueno,
quise decir que tiene algo que ver contigo, pero no es por ti… bueno sí, algo
por ti es, pero… -Esther se estaba enredando ella sola-.
-
Esther…
-la frenó Maca cogiéndola por los hombros-. ¿Quieres soltar de una vez qué es
lo que pasa? ¡Me vas a volver loca!
Esther se quedó prendada por aquellos ojos
color miel que brillaban expectantes, de repente el rostro algo asustado y a la
vez ansioso de Maca hicieron que a su mente fueran destellos de ámbar con
pizcas de color chocolate… azul cielo y rallas de blanco surcaron el marco en
el que plasmaría aquel instante. Se lo contó todo.
-
¡¡¿Y
Eso es todo?!! ¿Esa es tu preocupación? –le preguntó Maca que volvía a sonreír
ya disipados sus temores de haber hecho algo mal con ella-.
-
¿Te
parece poco? Ni siquiera te he pedido permiso para… -Esther no quería que se lo
tomara tan a la ligera. Su preocupación por ella había sido sincera-.
-
¡Esther!
–su nombre se resbaló de sus labios como una caricia-. No tienes que pedirme
permiso para ello… es tu obra, debes exponerla. Y yo me siento alagada de que
me hayas elegido como modelo, deja de preocuparte. ¡Estoy segura de que el
cuadro es fantástico!
-
¡Es
sublime! –de repente Kate apareció tras ellas-.
-
¿El
qué es sublime? –Claudia escuchó a Kate y volvió con ellas-.
-
La
obra de Esther. ¡Es maravillosa! ¡Tenéis que verla! –les dijo Kate rodeando a
Esther con un brazo.
Esther ya no podía ponerse más roja de lo que
estaba, primero Maca se había tomado a la ligera que estuviera preocupada por
haber expuesto algo suyo sin consultarle, y ahora Kate le regalaba toda aquella
atención desmesurada que la sobrecogía por entero. ¿Por qué se tomaban aquello
tan a la ligera? O mejor dicho… ¿por qué para ella era tan importante lo que
expresaba aquel cuadro?
----
La sala estaba llena y la zona donde se
encontraba el trabajo de los alumnos de Kate no fue una excepción. En cuanto
Claudia y Maca entraron en ella, la gente empezó a mirarlas y los cuchicheos
volaron hasta sus oídos como un rumor. Ellas estaban acostumbradas a ello, y
pareció no afectarles. En cambio a Esther le ardía la cara y tuvo que agacharla
para poder sobrevivir con su timidez entre aquellas miradas que la señalaban.
Claudia comentó con Maca las obras en las que aparecían, e incluso bromeaban
con alguno de los cuadros más atrevidos en los que salían. Las dos admiraban
respetuosamente el trabajo que Kate había elegido, pero eso no impedía que hicieran
comentarios mordaces que Kate acogió con excelente humor. No había pizca de
tensión entre ellas, y Esther empezó a relajarse al observar las reacciones de
Maca ante el trabajo de sus compañeros. Sin duda ella estaba mucho más
acostumbrada a aquella exposición que Esther. De pronto llegaron a la suya, y
la gente que se aglomeraba entorno a ella las dejó pasar en cuanto se dieron
cuenta de que iban con Kate. A Esther se le hizo un nudo en el estómago y no
pudo dar ni un paso más. Mientras, Maca… se quedaba clavada frente a la obra de
Esther.
----
2 horas
más tarde.
-
Maca,
¿quieres algo más? –le preguntó Claudia viendo que Maca no contestaba al
camarero que les sugería los postres-.
-
Eh…
-Maca salió de su pensamiento-. Un café, gracias.
-
A
mí la tarta de manzana y la cuenta, nada más gracias –le dijo Claudia al
camarero que se retiró nuevamente-.
Claudia se le quedó
mirando, Maca volvía a mirar por la ventana, ausente.
-
¿Aún
estás pensando en ello? –le preguntó Claudia-.
-
¿El
qué? –Maca no estaba muy centrada y tuvo que hacer un esfuerzo para regresar al
presente-.
-
Digo
que te has quedado fuera de juego desde que has visto el cuadro de Esther
–aclaró Claudia viendo que tendría que decir las cosas directamente si quería
retener la atención de Maca más de cinco minutos seguidos-. La verdad es que a
mí también me ha sorprendido y mucho. No sabía que esa chica tenía tanto
talento. ¡Es increíble! No me extraña que Kate esté tan encaprichada de ella.
-
Sí,
tiene mucho talento –reconoció Maca mientras agradecía al camarero el café y
enterraba sus ojos en la taza-.
-
¿Quieres?
–le ofreció Claudia un bocado de su tarta-.
-
No,
gracias… cómetela tú –le agradeció Maca su ofrecimiento-.
-
Está
buenísima –dijo Claudia dando un primer bocado y luego como si tal cosa, empezó
a indagar-. ¿Cuándo pasó?
-
¿Cuándo
pasó el qué? –preguntó Maca desconcertada-.
-
Ese
momento. Está claro que no posaste expresamente para ella, la verdad es que el
ángulo desde el que te ha pintado es bastante sugerente, tengo curiosidad. ¿No
me lo vas a contar? –le dijo Claudia y Maca por un momento se quedó con la boca
abierta… luego la cerró y volvió a clavar sus ojos en el café-.
-
Fue
por casualidad…
Y Maca empezó a contarle cómo había ocurrido.
De pronto volvió a verse en aquel vestuario de la sala de profesores muchos
meses atrás, Esther estaba arrodillada frente a ella y la sensación de calor
que sintió bajo sus ojos volvió a inundarla. La imagen del cuadro de Esther se
materializó en su cabeza… se vio a si misma contemplada desde abajo. La
sinuosidad de sus piernas apenas mal cubiertas con el blanco albornoz, la
delicadeza, vulnerabilidad y gran sensualidad que su figura despertaba con el
cabello caído hacia delante, mirándola… aun podía ver a Esther a sus pies,
aplicando un hielo que en ningún momento experimento como frío. El color carne
con mezclas de suaves rosados se evocó en su mente al recordar como Esther
había dibujado su escote. Hasta que no lo vio reflejado en el cuadro creía que
ella no se había dado cuenta de su desnudez, pero si lo había hecho… pudo ver
el brillo en sus ojos color miel, tal como Esther los había percibido y el
corazón se le puso a galopar en un instante. Su rostro había sido perfilado con
gran detalle, su mandíbula tímida, sus pómulos algo sonrosados, sus labios
entreabiertos y aquel aura cálida y casi infantil que sintió al verse cuidada
por ella… el agradecimiento y la atracción que sintió por Esther volvió a su
mente con aquel recuerdo, pero esta vez era tan distinto, pues sabía como ella
la había visto, y no era solo su soledad y su ternura lo que contemplaba
Esther, también fue consciente de cada parte carnal que envolvía a Maca. Estaba
desconcertada.
30
El campus estaba lleno. La fiesta de navidad
solía tener bastante éxito y aquella vez no fue una excepción. Eva y Alex se
reunieron con Laura y Esther alrededor de los coches. La música sonaba por los
altavoces del campus, y la gente bebía, bailaba, reía y hablaba en una
atmósfera de mutuo entendimiento. Sin embargo Esther no terminaba de encontrar
su tranquilidad, algo había cambiado y no sabía determinar que era. La sorpresa
de Maca al ver el cuadro le traspasaba la mente, la admiración, el aturdimiento,
la timidez, y… ¿un destello de pasión? El corazón le dio una patada al recordar
aquel instante en el rostro de Maca. No tenía sentido.
Esther se acostó sobre el capó del coche de Laura
y se tapó la cara con las manos. “¿Por qué no puedo dejar de pensar en ella?
¿por qué me obsesiona tanto? Es ridículo… si al menos hubiéramos podido hablar,
si al menos supiera lo que piensa después de haber visto el cuadro…” pensó
Esther, pero aquello no fue posible pues unos amigos de Kate quisieron conocer
a la artista y Esther fue raptada antes de que pudiera escuchar de Maca una
palabra. Cuando quiso reunirse de nuevo con ellas Maca y Claudia habían
desaparecido, según Laura se habían ido a cenar. Esther había estado tentada de
llamar a Maca por teléfono, la ansiedad que sentía era abrumadora, pero cuando
ya tenía el móvil en la mano algo la detuvo… un miedo desconocido. No sabía que
hacer con aquellos nuevos sentimientos, estaba asustada, perdida. ¿Por qué de
pronto todo parecía tan complicado? ¿por qué cuando miraba de nuevo aquel
cuadro que ella misma había creado milímetro a milímetro descubría una
intimidad, un erotismo que hasta ahora no había visto?
-
Esther,
¿estás bien?
Esther se quitó las manos de la cara y se
topó con la de Alex. Se incorporó.
-
Sí,
claro –se apresuró a responder-.
-
¿Seguro?
–insistió Alex un poco preocupada por ella, pues la había estado observando y
la veía inquieta y ausente-.
-
Si,
no te preocupes. Es sólo que me duele un poco la cabeza pero se me pasará
–contestó Esther-.
-
Acabo
de hablar con Kate. Ya han cerrado la exposición y me ha preguntado si teníamos
entrada para ir al pub Bohemia, Claudia, Maca y ella van a ir allí. Me ha dado
cinco entradas por si queremos ir –le dijo Alex, y los ojos de Esther
expresaron el brinco que había dado su corazón al escuchar la noticia. Alex no
dijo nada pero sintió la punzada de dolor en mitad de su pecho. Cada vez tenía
más claro que Esther sentía algo muy diferente a la amistad por Maca-. Toma
Alex le tendió las entradas a Esther y ésta
las cogió. Para Esther se abría una puerta en cambio para Alex se cerraba. En
menos de media hora, las cuatro amigas salieron hacia el pub con el coche, Alex
conducía.
….
Kate, Claudia y Maca llegaron antes al local.
La pintora saludó a las dueñas y pronto tuvieron una de las mesas con sofá de
la sala vip a su disposición. En cuanto les tomaron nota se sentaron, pues cómo
aun no había mucha gente se lo servirían en la mesa.
-
Por
fin, creía que no se terminaría nunca. Había tanta gente que me han llevado de
cabeza toda la noche –dijo Kate refiriéndose a la exposición-.
-
La
verdad es que no has parado. Además, había gente extranjera ¿no? –apuntó
Claudia recordando haber escuchado a Kate hablando en inglés y en francés en
más de una ocasión-.
-
Sí,
llamé a unos cuantos amigos míos. Hoy era un día importante –dijo Kate y una
sonrisa se asomó a su rostro-, quería que vieran el trabajo de Esther.
Maca levantó la cabeza en cuanto escuchó
aquel nombre. Kate lo estaba esperando y fijó su mirada en ella con sobriedad.
A Maca le recorrió un escalofrío.
-
Pensaba
que Esther no iba a exponer, ella me dijo que fue una decisión de última hora,
¿cómo has podido avisar a esa gente con tan poco tiempo? –la agudeza de Maca
acudió en ese instante como si se encontrara en peligro-.
-
Los
avisé hace una semana –respondió con tranquilidad Kate a su pregunta-.
-
¡Una
semana! –musitó Maca para si, en el rostro de Kate no había rastro de sonrisa
ni de juegos ni de dudas… De repente la idea de lo ocurrido se instauró en su cabeza-.
Ibas a exponer ese cuadro de Esther sin que ella lo supiera.
-
Así
es –reconoció Kate, a Maca la pilló por sorpresa un sentimiento de enfado que
trepó por todo su cuerpo ante aquella respuesta, pero la autoridad implacable
de los ojos de Kate hicieron que pronto se sintiera derrotada, agachó de nuevo
la mirada-. Ella se merece lo mejor, y yo voy a hacer lo que pueda por dárselo.
Ya te lo dije.
Era cierto, todo aquello era cierto, pero
Maca sintió un frío interno de pronto que hizo que no se atreviera a preguntar
nada más. ¿Por qué se sentía de aquella forma?
----
Tardaron en aparcar, pero finalmente lo
consiguieron. Eva y Laura iban ya bastante bebidas, en cambio Esther y Alex se
habían mantenido sobrias aunque por distintas razones. En cuanto entraron en el
local, la tenuidad de las luces hizo que deceleraran el paso hasta adaptarse.
Laura se colgó del brazo de Esther.
-
Eva
está tratando de meterme mano, y yo voy bastante pedo, así que no me pierdas de
vista o terminaré haciendo una locura, te lo aviso –le dijo Laura-.
-
Calla
y ayúdame a buscar a Maca, necesito hablar con ella –Esther no estaba para
nadie más en aquel instante. Su necesidad de Maca era casi como una droga-.
-
Joderrrr!!!
¡A que al final la que te va a tener que vigilar soy yo! –musitó Laura tratando
de estabilizarse un poco-.
-
¿Qué?
–Esther no escuchó lo que Laura había dicho, la música estaba alta y ella
estaba centrada en divisar a Maca-.
-
Nada,
nada… -Laura no quiso entrometerse, Esther tendría que abrir los ojos tarde o
temprano. Su amiga era lenta para darse cuenta de según que cosas, pero no era
de las que reculaba-.
-
Creo
que allí está Kate, vamos –siguió a lo suyo Esther-.
Y cogiendo la mano de Laura tiró de ella
hasta la zona vip que estaba al fondo del local.
-
Hola!!
–a Esther se le iluminó la cara en cuanto vio a Kate, pero al darse cuenta de que
estaba sola se decepcionó un poco-.
-
Eiii…
¡habéis venido!... Si están conmigo –dijo Kate al guarda que vigilaba la zona y
retiró la cinta para dejarlas pasar-. Sentaros, a vosotras no os conozco ¿no?
–dijo Kate tras saludar con dos besos a Esther y a Alex y darse cuenta de la
presencia de aquellas dos mujeres que no conocía-.
-
Estas
son Eva y Laura, unas amigas mías –les presentó Esther-.
-
Encantada,
yo soy Kate –les dijo dándole dos besos a cada una con total naturalidad y alegría-.
-
El
gusto es… mío –dijo Laura totalmente cortada-.
-
Y
mío… -se apuntó Eva totalmente embobada-.
Para Eva, Kate no era una diosa, era la reina
de las diosas, y Laura desde que conoció su trabajo era una admiradora
incondicional de aquella mujer. No podían creerse que estuvieran sentadas junto
a ella.
-
¿Queréis
tomar algo? Ya hay mucha gente así que ya no sirven en la mesa, pero puedo ir a
la barra a por… -se ofreció amablemente Kate, estaba encantada de que Esther
hubiera ido-.
-
No,
no te preocupes Kate, iremos nosotras a por las bebidas –dijo Alex-.
-
Si,
claro… vamos nosotras, ¿verdad Laura? –le golpeó Eva para que dejara de
babear-.
-
Ehh?...
si, si… ¿usted quiere algo? –le preguntó Laura a Kate super cortada-.
-
Jajajjja…
por Dios, tutéame o me dará un infarto. ¿Tan mayor te parezco? –Kate se
conmovió ante el rubor que apareció en las mejillas de Laura. La juventud tenía
un encanto muy especial, pensó-.
-
NOOO…
CLARO QUE NO…. ESTÁ… ¡estás estupenda! –las palabras salieron de la boca de
Laura de forma atropellada mitad por culpa del nerviosismo y mitad a causa del
alcohol. Se le inflamaron las orejas tras delatarse-.
-
Jajaja…
-Kate volvió a reírse. Laura y Eva pensaron que tenía una risa preciosa
mientras la escuchaban-. Gracias –se apiadó Kate de aquel piropo traicionero
que había causado que la muchacha se abochornara y le regaló una sonrisa
plena-. Tomaré un martini seco. ¿Y vosotras?
Kate giró la atención entorno a Alex y Esther
que no se habían pronunciado todavía.
-
Yo
una coca-cola Laura –le pidió Esther-.
-
Vale,
¿y tú Alex? –le preguntó Eva-.
-
Yo
voy con vosotras –les dijo Alex y las tres se fueron a la barra a por las copas
dejando a Esther y a Kate a solas-.
-
Son
encantadoras –le dijo Kate a Esther en cuanto sus amigas se marcharon-.
-
Lo
que son es idiotas, además de estar como cabras –la rectificó Esther-.
-
Jajajjajajajaja
–se rió Kate de sus palabras y de su gesto gruñón, pues Esther estaba
avergonzada por el comportamiento de Eva y Laura en cuanto a Kate-. ¡Qué dura
eres!
-
Pero
si les ha faltado ponerse de rodillas y un babero –siguió metiéndoles caña
Esther para regocijo de Kate que estalló en una nueva carcajada-.
-
Bueno,
al menos me han subido un poco la autoestima, que no está mal para una noche
–le dijo Kate regalándole un guiño coqueto y Esther tuvo que callar, a ella
también Kate la sorprendía muchas veces, la encontraba muy hermosa-. ¿Qué te ha
parecido la exposición?
-
Impresionante
–le contestó de inmediato Esther-. Has hecho un trabajo increíble.
-
Gracias
–le agradeció Kate-. ¿Pero…?
-
¿pero?
–se sorprendió Esther de aquel interrogante-.
-
Siempre
tiene que existir un “pero”, ¿cuál es el tuyo? –le preguntó Kate con una
sonrisa afable-.
Esther volvió a sentir que podía leer su
mente, de pronto volvió a sentirse minúscula.
-
No
he podido hablar con Maca, sigo preocupada por saber que piensa del cuadro
–reconoció Esther que aquel era el “pero” que no terminaba de hacerle disfrutar
de aquella magnífica exposición-.
-
Entiendo
–Kate la miró con ojos casi maternales, Esther no se dio cuenta pues mantenía
la cabeza agachada, avergonzada en cierto modo. No estaba muy segura de si era
lo correcto, pero aun así lo hizo-. Entonces ¿por qué no bajas a la pista de
baile y se lo preguntas?
Esther levantó la cabeza de inmediato y se
topó con el brillo azulado de sus ojos.
-
Anda
ve, está bailando con Claudia, luego me cuentas –la empujó Kate a ir hacia
Maca, pues Esther ya la buscaba con la mirada-.
-
Ahora
vuelvo –se despidió Esther con una sonrisa y poniéndose en pie bajó los
escalones hacia la pista de baile, acababa de encontrar a Maca-.
---
Maca sonreía. Sonreía mientras Claudia
bailaba con ella y la involucraba dándole vueltas. A Esther se le contagió de
inmediato aquella sonrisa. Sin darse cuenta se deslizó hacia ella como si un
campo magnético la atrajera. El pulso se le aceleró mientras la observaba, y
sin saber cómo olvidó todo propósito cuando sus ojos se encontraron. La música
pareció menguar, la gente se difuminaba y Esther sólo podía ser consciente de
aquella luz que los ojos de Maca poseían. Detuvo sus pasos un segundo, pero
Maca asintió levemente con la cabeza invitándola y Esther fue atraída de nuevo
hacia ella.
-
Eiiiii….
¡La artistaaaaaaaaa! –gritó Claudia en cuanto la vio a su lado. La música
volvió a su volumen de repente-. ¡Que bien guardado te lo tenías, eh! El cuadro
es fantástico, menudo talento. Me ha encantado, bueno… a las dos. ¿Verdad que
sí Maca?
Maca asintió sin dejar de sonreír, y Esther
quedó aliviada al instante.
-
¿Te
ha gustado? –le preguntó, pero Maca hizo un gesto en su oído, no la oía bien-.
Esther se acercó hasta ella, y la tomó del
brazo antes de ponerse de puntillas.
-
¿Te
ha gustado? No te lo pude preguntar antes –le dijo Esther en el oído-.
-
Claro
que sí, es precioso… -le contestó Maca-… como tú.
A Esther le subieron los colores de inmediato
bajo su mirada. A pesar de que sus preocupaciones quedaban disipadas su corazón
empezó a latir con mayor intensidad. No sabía por qué, pero no pudo bromear con
Maca aquella vez. Su forma de mirarse había cambiado, o quizá había cambiado la
conciencia con la que ella la miraba… Esther no pudo evitar perderse con los
ojos en sus labios, estaban tan cerca.
Un cambio de música empezó a sonar.
- ¿Cómo se te dan los ritmos latinos? –le
preguntó de pronto Maca-.
- ¿Qué? –Esther regresó a la realidad-.
Las comisuras de los labios de Maca se
ensancharon y antes de que se diera cuenta, Esther se vio raptada por aquellos brazos
que rodearon su cintura y la hicieron voltear sobre la pista. Maca rió tras ver
su cara de sorpresa, Esther se contagió de su buen humor y la siguió sin
reservas. Sin darse apenas cuenta, volvían a establecer aquella burbuja que las
aislaba del resto, Esther se dio cuenta mientras bailaba con ella que sería
capaz de seguirla al fin del mundo.
Continuará...
Es una verdadera delicia todo lo que escribes, me encanta esta historia y como la estás llevando, todo los sentimientos que expresas, una maravilla.
ResponderEliminarMuchos besos.
Pal.
Gracias Pal!
EliminarLa delicia es saber que no escribo para mi y el vacío, y que os entretengo en el intento.
Muchas gracias por dejar tu opinión.
Sage