viernes, 21 de febrero de 2014

Pretty Bollo -cap 35 y 36-


Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado,  maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer,  se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.

Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.



35

Los chicos de la mudanza descargaron la furgoneta y se fueron en cuanto Maca les dio permiso.

- ¡Bueno, pues aquí estoy! -dijo Maca en voz alta mirando como sus cajas y equipaje quedaban esparcidos por el salón-.
- Sí, aquí estás, ¿cómo te sientes? –le preguntó Ana saliendo de la cocina con un par de botellines de cerveza fría en las manos. Se sentó en el sofá, le tendió uno a Maca y ésta se sentó junto a ella-.
- Nerviosa, asustada… no sé… estoy intranquila, pero también feliz. ¿Crees que estoy loca? –le preguntó Maca dándole un trago a su cerveza-.
- ¡Lo estás! Pero te quiero -le dijo Ana dándole un beso-.
- Gracias -le contestó Maca con una sonrisa y brindando con ella al choque de los botellines-. ¡Por las locuras de la vida!
- ¡Por que todo salga como esperas! –brindó Ana-.

Bebieron y Ana observó por quinceava vez, cómo Maca miraba primero su reloj y luego el pequeño móvil que descansaba en la mesa.

- ¿Aún no sabes nada de ella? –le preguntó Ana-.
- ¿Qué? –se sobresaltó Maca inmersa en sus pensamientos-.
- ¡De Esther! ¿No te ha llamado? –insistió Ana con una sonrisa-.
- No, aún no… pero bueno, no importa… -aquello no se lo creía ni ella, así que le dio otro trago a su cerveza para evitar pensar en dónde estaría Esther-.

Ana se le quedó mirando, llevaba sospechando de aquella relación algún tiempo, pero no había tenido la oportunidad de tener a Maca cerca para observar sus reacciones porque siempre se escapaba a Jerez después de los encuentros con Esther. Tan sólo sabía lo que Maca le contaba por teléfono, y claro, aquello no era lo mismo.

- ¿Qué? –le preguntó Maca viendo que Ana la miraba levantando una ceja-.
- ¿Te estás colando por ella? –le preguntó Ana directamente-.

Maca se giró algo más alterada de lo que pretendía.

- ¡¡¿El qué?!! –la mirada pícara de Ana le hizo ponerse nerviosa-. ¡Oh, claro que no! Tendría que estar como una puta cabra para colarme por una prostituta.
- ¡¡¿En serio?!! –Ana no la creía en absoluto, aquel brillo acuoso en la mirada la delataba-.
- ¡Claro que es en serio! ¡Por favor, no estoy tan mal eh! –le contestó Maca, pero irremediablemente se puso de pie y empezó a sacar cosas de la caja más cercana para alejarse de la mirada inquisitiva de su amiga-. Es sólo que me intriga, eso es todo. Además sé que puede ayudarme, y eso pues me pone así… excitada y nerviosa al mismo tiempo, nada más.
- ¡Ya!... –siguió sonriendo Ana incrédula-.

El teléfono de Maca empezó a sonar justo en aquel instante, Maca se lanzó con reflejos felinos hacia él, pero Ana lo alcanzó antes y al ver el nombre en la pantalla lo descolgó.

- ¿Si? –contestó Ana, mientras saltaba del sofá para que Maca no la cogiera-. ¡Sí, sí! Un momento por favor, es que Maca está en el baño, creo que tiene la tripa descompuesta, ya sabes… el señor “Roca” que no espera.

“¡Qué hijaaaaa de putaaaaaaaa!”… quiso gritarleeee Maca que casi se había caído del sofá de cabeza, por tratar de cogerla a tiempo.

- Macaaaa…. Tu teléfonooooo cariñooo… -empezó a gritar Ana como si la llamara, cuando lo que en realidad lo que hacía era correr pasillo a bajo con Maca pisándole los talones-.

“¿¿¿Cariñooo???”…. Esther se revolvió inquieta en el asiento de su coche, pues iba camino de casa de Eva para cenar con Laura y ella.

Maca alcanzó a Ana justo cuando entraba en el dormitorio, y se tiró en plancha contra ella aterrizando ambas en la cama. Esther escuchó un forcejeo, unas risas y de pronto, aquella voz sensual que parecía sin aliento.

“¿Qué coñooo estaba haciendooo?”… Esther paró el coche en doble fila, incapaz de prestar atención al teléfono y a la conducción al mismo tiempo.

- ¡Hola!... ¿Esther? ¿Estás ahí? –le preguntó Maca viendo que de su teléfono no salía ningún sonido, por un momento pensó que se había cortado y ya iba a matar a Ana, que no dejaba de reírse mientras Maca le tapaba la boca con una mano-.
- Sí, claro… es que estaba aparcando… ¿Cómo estás? –Esther quería preguntar otras cosas menos propias de ella, pero se contuvo orgullosa-.
- Ahora que me llamas mejor -dijo sinceramente y su sonrisa se ensanchó-.
- ¡Ohhh por favorrrr! –se escuchó de fondo a Ana que tenía los ojos vueltos de la risa-.

- Vete a la mierdaaaa quieresss… -la voz de Maca fue un ligero susurro, Esther imaginó que había tapado con su mano el auricular, mientras le decía aquello a una tercera persona-.

Luego escuchó el sonido de una puerta, y el silencio entre las dos.

- Perdona, perdona Esther… es que estoy con una amiga, y se ve que hoy era el día de divertirse a mi costa, lo siento –le explicó Maca y se dejó caer en la cama para disfrutar de aquella mujer en privado-.

“¿Una amigaaaa? ¿Qué claseee de amiga?... ¡Dios, no me estará tomando el pelo, no??”… Esther sintió que algo no iba bien en su estómago.

- No, tranquila… sólo te llamaba para decirte que esta noche no va a poder ser –Esther había decidido llamarla para lo contrario, pero aquel pellizco le hizo replantearse la situación en el último segundo-.

Maca no pudo decir nada, se quedó muda… “¿Pero… pero… por qué?... ¡te necesitoooo! ¡quiero verteee! ¡Oh por favor!”… las súplicas de Maca eran urgentes aunque no las expresara con palabras.

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36

- ¿Maca? ¿Estás ahí? –esta vez la que preguntó fue Esther-.
- Sí, claro –le dijo Maca, porque aquello era todo lo que alcanzaba a decir-. Bueno, espero que te diviertas con tus amigas, ¿ya me llamas tú, no es eso?

El desasosiego de Maca se había vuelto en una ira-celosa contenida. Esther supo que le había hecho daño en cuando escuchó aquel tono gélido.

- Sí, te llamaré… pero tú también puedes hacerlo si… -Esther no pudo terminar la frase-.
- Tranquila, estaré bien. Disfruta de tu velada, nos vemos –y Maca colgó el teléfono-.

Esther se quedó idiota frente al sonido de corte de llamada, jamás le habían colgado el teléfono de aquel modo, y si lo habían hecho alguna vez, desde luego no le había importando tanto como en aquel instante.

“¡¡Imbécil, imbécilll…. Ibas a dormir con un ángel!! ¡llevas dos días queriendo que venga! ¿¿¿Y ahora vas y por unas risas con una tipa le dices que noooo??? ¿pero tú estás bien? ¡Dioooossss…. Si eres la reinaaaa de la seducción, es tu PUTO TRABAJO, deberías haberte plantado allí y llevártela a tu terreno! ¡GILIPOLLAS!”

Y con aquel pensamiento Esther retomó rumbo hacia casa de su amiga para evitar darle vueltas en su cabeza.

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 Cuando la vio salir de la habitación, la diversión se esfumó de pronto.

- ¿Qué ha pasado? –le preguntó Ana preocupada-.
- ¡Oh, nada! ¡Tenía otros compromisos!... Mejor, así arreglo todo este puto desastre –dijo Maca, pero evitó mirar a Ana a los ojos-.

Ana se agachó a ayudarla con unos libros, porque Maca parecía que no quería hablar del tema.

- ¿No, no habrá sido por mi culpa no? –se atrevió a preguntarle Ana -.
- Oh, claro que no Ana… ¡es una profesional, recuerdas! Ya me avisó de que no podrían ser todas las noches, así que tendré que acostumbrarme -se encogió de hombros Maca, Ana la cogió del mentón para obligarla a mirarla a la cara-.
- Maca… ¿lo hiciste? –Ana la miró realmente preocupada por primera vez-

Maca la miró pero no contestó, no podía.

- ¡Oh Dios mío! ¡lo hiciste! – Ana se inquietó-. ¡Te entregaste!
- No, no como te imaginas… -le dijo Maca negando lo que insinuaba-… pero sí con todo lo que puedo entregar de mí ahora mismo.

Ana se incorporó, tenía que asimilar aquello.

- Mira, yo siempre he respetado tu privacidad, y sé lo reservada que eres con respecto a lo que sientes o lo que te pasa, pero esto me lo vas a tener que contar porque te juro que no voy a poder soportar verte arrastrar al precipicio una vez más sin saber nada de lo que te pasa… ¿me oyes? ¡Oh me cuentas de una puta vez lo que te está pasando, lo que te pasó con Azucena… o … o… agggr… no lo sé, pero no puedo soportar no poder ayudarte! –Ana le dio la espalda-.

Maca con asombro escuchó como su amiga empezaba a llorar, sin darse cuenta había dejado al margen de su vida a su mejor amiga. Se incorporó y fue hasta ella con un nudo en el estómago, la hizo girarse y le limpió las lágrimas, luego la abrazo con gran intensidad.

- Perdóname, no me di cuenta de que no estaba sola –Maca era sincera, su forma de ser le impedía que manifestara sus debilidades y siempre resolvía sus asuntos sola, así que no se percató de que su mejor amiga sufría por no conocer lo que le pasaba-. Creo que va siendo hora de que deje de ser tan egoísta, ¿me perdonas?

Ana la miró y asintió con la cabeza, Maca le regaló una sonrisa y le besó en la frente.

- Anda ven, creo que necesito sentarme para contarte lo que ha pasado en el último año… y tú también lo vas a necesitar –le dijo Maca calmadamente, aunque el mal estar que tenía por dentro le creaba una angustia infinita-.

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En otro lugar de la ciudad:

- Ohhhh,…. No seas fantasma –le espetó Laura a Eva mientras le pegaba un pellizco en el culo-.
- Auuuaaaa… que aún lo tengo doloridooo niñaaaa… -le gritó Eva, pues Laura había dado justo en el cardenal-. Y además, no soy ninguna fantasma… es cierto que me la tiré.

Las cejas de Eva se alzaron con orgullo.

- Si claro, y yo me lo creo… ni que fueras irresistible –se siguió burlando Laura de ella, y Eva se acercó a su amiga peligrosamente-.
- ¡Cuando quieras, te lo demuestro! –le susurró provocadora-.

Laura se puso algo nerviosa, había algo entre ellas que nunca habían aclarado, y era mejor así. En busca de refuerzos llamó a Esther que estaba bastante más callada de lo habitual.

- Esther, creo que a ésta le vendría bien una buena ducha fría… ¿no crees? –le preguntó zafándose del abrazo de Eva-.
- ¿Ehhh? –Esther despertó al oír su nombre-.
- ¿¿Peroooo a ti que te pasaaaaaa hoy?? ¡Estás en Babia!  -le preguntó Laura sentándose a su lado-.
- Oh nada, es que estoy cansada, eso es todo –mintió Esther-.
- ¡JA.. JA.. JA! –dijo Eva sarcásticamente, y Laura la miró sorprendida, allí pasaba algo de lo que ella aun no estaba enterada-.
- ¿Qué es lo que pasa? –preguntó Laura ya medio intrigada -.
- ¡Nada, en serio… es ésta que está como una puta cabra! –le dijo Esther frunciéndole el ceño a Eva-.
- Yo estaré como una puta cabra, pero la buenorra… la de la moto…. Esa te está trayendo de cabeza, y cuando menos te lo esperes, vas a querer ponerte las bragas de nuevo y no las vas ni a encontrar de lo desparramadas que te las tiene -le soltó Eva con su encantadora finura-.
- ¡Oggg… eres tan bruta! –le dijo Esther que no estaba en su mejor momento-.
- ¿Lo ves? ¿Lo ves?... No, si ahora querrás que te lo diga con finura y todo… ¿Desde cuándo no se ríe con mi forma de hablar, eh Laura? –le preguntó a la tercera en discordia-.

Laura empezaba a entender por donde iba la cosa.

- Bueno yo… -quiso decir algo Laura, pero Esther se levantó-.
- ¡Si crees que me estoy enchochando te equivocas! ¡De verdad que estás pesada con el tema eh! –le dijo Esther poniéndose a la altura de Eva-.
- ¿Ah me equivoco, me equivoco? –le preguntó incrédula Eva-.
- ¡Si, y de pleno! –le contestó Esther con el ceño fruncido-.

- Pues entonces si no es eso, ¿qué es? Porque la cara de gilipollas que pones cuando hablas de ella lo dice todo, y me dijiste que esta noche ibais a dormir juntas y estás aquí con un careto que te cagas –le preguntó Eva con las cejas alzadas y cruzándose de brazos-. ¡Venga dime! ¿por qué estás así?

2 comentarios:

  1. te encanta hacernos sufrir, ¿eh? no se puede acabar justo ahí!!!

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    1. jajaja... dicen las malas lenguas que mi antiguo avatar (un demonio rojo con cuernos y ojos tiernos e inocentes. Chupete en la boca y pañales, para recalcar la cosa), definía perfectamente mi forma de escribir. :-P ... No es que sea mala y os quiera ver sufrir, es que el capeo entre el dulce "sufrimiento", suele ser mi forma de expresar.

      ;-) Gracias por comentar por aquí! y sobretodo ... por leerme.

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