“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
77
Madrid. Saturday Night.
A Maca le costó
salir de casa para irse a trabajar al pub, pero en cuanto el ambiente se fue
animando, su cansancio y sus preocupaciones se fueron disipando. Sirvió un par
de copas, habló con clientas habituales, se rió con alguna insinuación que otra
y siguió otra vez sirviendo más copas. Todo era tan familiar y relajado allí…
nada de sonidos de ambulancia entrando por urgencias, ni rastro del silencio
sepulcral de la sala de operaciones con el pitido de los monitores, no debía
concentrarse, ninguna vida dependía de sus conocimientos ni de su saber hacer,
solamente…. música, mujeres que sonreían, bebían, charlaban, ligaban, bailaban…
copas, buen rollo, alguna que otra pesada… de nuevo música. Sonrió. Aquel
revuelo frenético le devolvía la vida, por eso rechazó la proposición de Ana de
sustituirla mientras realizaba sus exámenes, el viernes y sábado noche eran los
únicos días que Maca se concedía para cerrar sus libros, el hospital y todo lo
que tuviera que ver con la medicina. Eran sus noches de moderado desenfreno. No
quería pensar, ni estudiar ni operar, sólo quería estar allí y olvidarse de sus
responsabilidades, sumergirse en aquel mundo femenino tan colorido y que tanto
la había apasionado antes, que en realidad aún seguía apasionándola aunque
ahora, todo se veía tan diferente, ella era tan diferente.
---
Amsterdam.
-
No, en serio… parecían muy entusiasmados con la
idea. Me he quedado gratamente sorprendida de que sean tan receptivos pese al
esfuerzo extra que tendrán que hacer a la altura de curso en la que estamos
–les contaba Alex sus impresiones sobre el grupo de alumnos-.
-
Ya te dije que funcionaría. Para un artista
nobel el simple hecho de poder mostrar su trabajo ya le motiva, pero si encima
les premias con algún otro incentivo, se sienten más valorados y responden
rápido –comentó Kate terminándose el café-.
-
La verdad es que te tengo que dar las gracias
por la idea, y por brindarte a posar para el premio, por supuesto.
-
Bah, no es nada –Kate no quería que le diera las
gracias-. Además ya sabes que tengo mis propios intereses ocultos en ello.
-
Si lo
dices porque me ponga las pilas, te aseguro que ya empiezo a sentirme bastante
inquieta al respecto –le aseguró Alex con una sonrisa plena-.
-
Eso está bien, un poco de adrenalina extra no
nos viene mal a ninguna –concluyó Kate y llamó al camarero para pedirle la
cuenta-. ¿Alguna quiere ir al aseo antes de irnos?
-
Yo fui antes –contestó Alex-.
-
No, yo estoy bien –habló Esther, en realidad
prefería quedarse a solas con Alex, últimamente nunca coincidían y quería tener
la oportunidad de preguntarle si estaba enfadada con ella-.
-
Entonces voy yo… ni se os ocurra pagar nada –les
advirtió Kate, y ambas negaron con la cabeza-. Ahora vuelvo.
En cuanto Kate salió de escena, el silencio se apoderó de la mesa. Esther
quiso decir algo, pero en realidad estaba muy perdida con el repentino cambio
de actitud de Alex y no sabía muy bien cómo abordarla. De pronto sonó un móvil.
-
Ah… es el mío –dijo Alex, y en su voz pareció ir
impresa una muestra de alivio-. ¿Sí?
Esther aguardó mientras Alex atendía la llamada. Rápidamente se dio
cuenta de que hablaba con Meike, pues a su inglés se intercalaron frases en
español y connotaciones de clase.
-
Ok. Ten minutes. Bye –concluyó Alex-.
-
¿Vas a salir? –le preguntó Esther aunque ya
sabía la respuesta-
-
Sí, un rato nada más –le contestó Alex e hizo un
esfuerzo por mirarla con aparente normalidad-.
-
¿Con Meike?
-
Sí, bueno… y algunas de sus amigas. ¿Quieres…
quieres venir? –Alex se sintió en la obligación de proponérselo aunque sabía
que no podría llevar aquella locura camicace a cabo con Esther por en medio-.
-
Estoy muy cansada, prefiero irme a casa con
Kate. Además, no quisiera haceros de carabina –aquel tono molesto salió de la
garganta de Esther casi sin darse cuenta-.
Alex se le quedó mirando con sorpresa y tristeza por igual. Sabía que
Esther empezaba a sentirse enfadada con ella por la distancia que estaba
tomando, ¿pero qué otra cosa podía hacer? La había besado, sin su
consentimiento, a escondidas. Aquel hecho había hecho que Alex tocara fondo
finalmente, dándose cuenta de la frágil línea que había entre conservar al menos
su amistad o que desapareciera completamente de su vida despavorida. Si para
ello tenía que poner distancia, o llenar aquellas ansias de contacto físico con
otra, estaba dispuesta a intentarlo al menos.
-
Entonces al final, te has decidido ¿no? –le
preguntó Esther al cabo de un instante viendo que Alex no añadía nada-.
-
¿cómo? –Alex estaba saturada, y no entendió lo
que le preguntaba-.
-
¿con Meike? ¿os estáis dando una oportunidad?
–le aclaró Esther-.
-
Si… bueno, es raro… vamos a ver, pero sí –Alex
se puso nerviosa, pero quiso ser contundente-.
-
Me alegro por vosotras. Seguro que os va bien
–le dijo Esther prestándole apoyo-.
-
Gracias, eso espero.
El silencio se volvió a instauran donde antes todo eran risas y
conversación sin presión entre ellas.
Aquel hecho entristecía a Esther de forma malsana, no entendía el cambio de
Alex, ni por qué le afectaba tanto el saberse apartada de su lado.
-
Alex, yo…
-
¿Nos vamos?
Kate apareció junto a ellas cuando Esther se había lanzado para poner las
cartas sobre la mesa y preguntarle a Alex qué problema tenía con ella. En su
lugar, Esther se le quedó mirando a los ojos, y una mirada que llevaba días
obsesionándola en sus bocetos volvió a hablarle de frente antes de que Alex se
pusiera de pie silenciándola.
-
Vamos –dijo Alex poniéndose al lado de Kate-.
Esther las siguió en silencio, Kate pagó la cuenta y después salieron a la
calle.
-
¿Tú no vienes? –le preguntó Kate al escuchar la
noticia de que Alex no les acompañaría a casa-.
-
No, he quedado –le contestó Alex-.
-
¿Y tú no vas? ¿no te apetece salir? –le preguntó
Kate a Esther ajena a lo ocurrido-.
-
No, es que no es una salida de amigas… Alex
tiene una cita –le comunicó Esther-.
Aquella noticia fue toda una sorpresa para Kate. Miró a Esther, y luego a
Alex, en cuanto sus ojos se encontraron ésta le apartó la mirada. “¿Qué estás
haciendo pequeña?”, se preguntó Kate al ver el dolor y las dudas en los ojos de
Alex.
-
Meike –le señaló Esther a Alex, mientras alzaba
una mano en señal de saludo-.
Su compañera de clase, y ahora cita de Alex, acababa de aparcar en la acera
de enfrente con el coche en marcha, esperándola.
-
Eh, sí… bueno, luego nos vemos en casa –Alex les
dio besos a ambas-. Gracias por la cena chicas.
-
Pásalo bien… y cuidado con lo que haces –le
gritó Kate mientras Alex cruzaba la calle y se metía en el coche con Meike-.
Tanto Kate como Esther esperaron a que se marcharan en silencio. Luego Kate
se quedó mirando a Esther, y ella le devolvió la mirada no entendiendo su gesto
fruncido ni sus interrogantes.
-
¿Qué? –le preguntó Esther-.
-
¿Qué? ¿Se puede saber qué es lo que pasa entre
vosotras últimamente? ¿acaso ha ocurrido algo que yo no sepa? –le preguntó Kate
directamente-.
-
¿Algo? ¿cómo qué? –le espetó Esther y sin saber
porqué se puso a la defensiva-.
-
Dímelo tú, primero no os despegabais ni con
espátula y las dos súper happies, y ahora cada cual por su lado, tú dibujándola
y ella liándose con una alumna que no le interesaba un carajo. Así que tú me
dirás –le dejó caer Kate cruzándose de brazos-.
-
Pues no, no lo sé Kate. No sé qué decirte,
porque realmente no sé lo que le pasa a Alex. De la noche a la mañana ha puesto
barrera entre nosotras y no tengo ni idea de si está enfadada conmigo por algo,
si está estresada o yo que sé qué coño le pasa… -Esther estaba enfadada, con la
situación, con Alex, con aquel sentimiento de abandono que sentía por la
exclusión que le estaba haciendo su amiga sin darle un motivo… por sus ojos y
esa mirada dolida que le partía el corazón y no dejaba de dibujar una y otra
vez-.
-
Está enamorada –le dijo Kate viendo que Esther
se alteraba-.
-
Bueno, pues muy bien, me alegro por ella pero no
entiendo por qué tiene que deshacerse de mí por enamorarse de Meike. Nunca
pensé que sería de las que aparta a sus amigas cuando sale con alguien, yo no
lo haría –aquello no tranquilizó a Esther, sino que la decepcionó aún más-.
-
Está enamorada de ti, Esther, no de Meike –Kate
le lanzó el martillo directamente a la cabeza. Esther a veces no se enteraba de
nada-.
Continuara...
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