Cada semana leo noticias donde en otras partes del planeta se cometen no sólo injusticias, sino asesinatos literalmente con motivos homofóbicos. Leo argumentos políticos que parecen campañas neonacis, historias de mujeres apedreadas, hombres encarcelados por un beso, debates sobre el derecho a contraer matrimonio, sobre compartir nuestros bienes, futuro, enfermedad y muerte con la persona que amamos sólo porque a otros no les parece bien que sea con alguien de nuestro mismo sexo.
No sé, me entristezco, pero sobretodo ME CABREO Y LLENO DE RABIA... sí, sí... ahí con mayúsculas, porque si pudierais oírme no gritaría no, rugiría hasta no tener voz... y es que somos idiotas, o más bien creen que lo somos... y tras leer el artículo de María Jesús Méndez, directora de la revista MiraLes que aboga por la visibilidad LGTB, no puedo estar mas de acuerdo y reviento por entero.
No voy a transcribir el artículo, sería un sacrilegio y un absurdo, os dejo el enlace (AQUÍ) con la esperanza de que os interese y que nuestras voces no se adormilen, pues no es el momento. No, no lo es... pues mientras nuevas generaciones caminan libremente por nuestras calles cogidas de la mano, se reúnen en quedadas vÍa twitter con otras chicas y disfrutan (disfrutamos) de un aparente inicio de visibilidad y normalización, una mano negra sigue alzada aprovechando la llamada "crisis" para aprobar leyes claramente discriminatorias que niegan la ayuda para la inseminación artificial a mujeres lesbianas o simplemente solteras, mientras que nuestro dinero si les vale para sostener una seguridad social que sólo apoya el modelo de familia heteroparenteral exclusivamente.
No os equivoquéis, igual pensáis o tenéis claro que no queréis tener hijos, o que esta lucha os queda lejos o simplemente es algo más a lo que hay que renunciar en estos momentos en pro a subsanar la economía, pero si no nos plantamos y gritamos que "estamos aquí y no vamos a retroceder ni un paso más..." tener por seguro que este escalón de bajada será el primero de muchos y a marchas forzadas.
¡Despertad! Yo no quiero ser una lesbiana idiota. ¿Y tú?
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