Antes de hablar de libros

Me gustaría explicar que no soy una gran literaria e intelectual, por lo que mis recomendaciones sobre literatura lésbica nunca se basarán en dichos criterios, ¡lo lamento!

Y es que aún recuerdo la necesidad y la angustia que corría por mis venas cuando abrí de repente mis ojos a mi verdadero "yo" y buscaba desesperadamente saber, conocer, hallar algo o a alguien que pudiera calmar la presión que me suponía saberme diferente, que recargara mi tierna e inocente alma de la energía necesaria que suponía necesitaría para luchar por lo que quería y por quien era.

Recuerdo como con miedo y vergüenza entré en la biblioteca municipal de mi pequeña ciudad, el temblor de mis manos buscando en las fichas de archivo -porque no había internet en aquel entonces, ¡ay divino internet!-, lecturas que hablaran sobre lo que yo estaba sintiendo, y como esperé a que no hubiera nadie en la zona de narrativa erótica para que no me vieran buscando en ella. He dicho bien, "NARRATIVA ERÓTICA"... lo único que había escrito sobre una relación entre dos mujeres estaba en dicha sección, libros escritos por hombres, para hombres... cuyos modelos de relación lésbica era un acto erótico, sexual y en muchas ocasiones embrutecido y tosco. Por si una adolescente con creencias católicas ya no se encontrara lo suficientemente asustada y avergonzada sin tener que estarlo, aquel era todo el modelo de amor lésbico que podía encontrar en los libros de mi ciudad. ¡Genial! ¿no?

Así que, ¡ME NIEGO!... ME NIEGO EN REDONDO, a que lo socialmente estipulado como "chic", "intelectual", "culto" y "correctamente aceptado", monopolice en que quiero invertir mi tiempo de ocio, si viene unido a lo que me apetece leer estupendo, sino, me importa un bledo. Disfruto con la narrativa lésbica romántica... historias entre mujeres, de mujeres, para mujeres, muchas veces idealizadas. No me mal interpreten no es lo único que leo y aprecio, pero en mi espacio "lesboarcoiris" elijo la luz a la tiniebla (ficticias o reales), y es que me pone lo rosa, pero lo púrpura.... mmm... me hierve en la sangre.

Refrán popular español: " Quien avisa no es traidor ".