La empresa de Pedro Wilson, está a punto de sacar al mercado un láser quirúrgico que revolucionará el mundo de la medicina, el cual ha sido creado por una joven prodigio en ingeniería robótica que resulta que además es su hija, Macarena Wilson. Sin embargo, otros intereses ocultos acechan al proyecto y amenazan con cambiar el futuro de Maca para siempre, si finalmente su trabajo sale a la luz en toda su magnitud. Con la amenaza de perder a su hija, Pedro aceptará la contratación de Esther García, una mujer misteriosa que tomará las riendas de la empresa en pro de un único fin, proteger a la joven. Algo que no le será fácil, dado el espíritu rebelde, guerrero y liberar de Maca, que ajena a lo que sucede a su alrededor, verá a Esther como su única amenaza.
106
El Gran Día llegó. Maca se
encerró con Eva para ayudarla a vestirse, estaba tan nerviosa que parecía que
le había dado un tabardillo.
-
¿Algo azul? –preguntaba-.
-
Aquí, y también lo viejo, lo prestado… todo cariño, lo tienes todo.
¡Tranquila! Es Laura, ¿recuerdas? –la atajó Maca con una sonrisa-.
-
No, si no es por ella… es por toda esa gente, nunca pensé que diría
esto, pero por primera vez tengo algo de vergüenza sólo de pensar que esos ojos
estarán puestos en mí –dijo Eva con una mueca de acojone-.
-
Bueno, tú sólo mira a Laura y verás como el resto desaparece. Además ya
viste en la boda de Kate y Bea que la ceremonia civil es bastante rápida, antes
de que te des cuenta estarás besando a Laura y nos estaremos dando un
banquetazo de “aupa” –le dijo Maca, y Eva sonrió tranquilizándose-.
-
¡Es cierto! ¿Cómo estoy? –le preguntó Eva dando una vuelta para que Maca
la reconociera-.
-
Preciosa –le dijo Maca y era cierto-. ¡Se va a caer de culo!
-
Jaja –Eva se rió por el comentario-. Espero que no. Si yo estoy nerviosa
no quiero ni pensar en cómo estará ella. Anoche me llamó como diez
veces…jajaja… creo que lo de no dejar que durmiera en casa la trastornó por
completo.
-
¿Sí?, pues que se aguante, que por tu capricho de mantener las
costumbres, Esther y yo también tuvimos que dormir separadas. Esther dice que
al final tubo que darle un par de tragos a Laura para que se durmiera –le
comentó Maca-.
-
Bueno, pues esperemos que hoy no se haya levantado con resaca –de pronto
Eva se acercó a Maca y cogiéndola de las manos, se puso seria-. Para mí era muy
importante pasar contigo nuestra última noche de chicas.
-
Eva, no va a ser la última –trató Maca de quitar hierro al asunto-.
-
Eso no lo sabes –Eva empezaba a apenarse-.
Maca le cogió el mentón con una
mano.
-
Ei, mírame. ¿Alguna vez te he fallado? No, ¿verdad? Pues no será la última,
además, deja de pensar en eso… ¡hoy te casas!, y la mujer que te espera ahí
fuera se muere porque la tranquilices apareciendo por esa puerta –Eva asintió,
y se dejó contagiar por la sonrisa de Maca-. Estás preciosa así que, vamos
allá… dejémosles con la boca abierta.
-
¡Hecho! –aceptó Eva y las dos se encaminaron hacia la puerta. El futuro
les esperaba al otro lado-.
….
La ceremonia como predijo Maca,
fue corta pero bonita. Laura había pasado tantos nervios que en cuanto vio lo
preciosa que estaba Eva sonrió y los ojos le brillaron como si llevaran agua.
En cuanto la tuvo a su lado no pudo soltar su mano ni un segundo. Maca y Esther
se miraron, tan emocionadas como si de su compromiso se tratara, contagiadas
por el ambiente de ver a dos personas que se comprometen libre y felizmente
ante sus seres queridos. La boda siguió su curso, con sus fuegos artificiales
al entrar las novias al banquete, con sus entrantes, con sus “vítores” y “que
se besen”, con el menú que las novias habían escogido para sus invitados, el
champán y la gran tarta… y por supuesto con su propio baile, que hizo contener
el aliento hasta el más duro de la sala. En cuanto Laura y Eva bailaron su
canción y la gente se animó a compartir la pista con ellas, Eva le pidió a
Laura que le dejara bailar con su amiga.
-
Creo que las chicas quieren prescindir de nosotras al menos un momento
–le anunció Laura a Esther apoyando una mano en su hombro-.
Esther miró a Laura y luego vio
como Eva miraba a Maca, la soltó.
-
Entonces será mejor que se lo concedamos –le contestó Esther a la mujer
que más fielmente la había servido, mientras en el rostro de las cuatro, surgía
una gran sonrisa que expresaba todo por lo que habían pasado hasta llegar a ese
día-.
-
¿Nos tomamos algo? –le preguntó Laura a Esther-.
-
Me parece una estupenda idea, estoy sedienta –respondió alejándose con
Laura de la pista-.
Eva tendió una mano hacia Maca,
y ésta se la apretó. Como muchas veces, los brazos de ambas se abrieron para
acoger a la otra. Eva apoyó su cabeza en el hombro de su amiga.
-
Ojala no tuvieras que hacerlo –le susurró Eva-.
-
Eva… -Maca no quería estropear el día de Eva hablando de aquello-.
-
Lo sé, tienes que hacerlo, es sólo que…. –Eva alzó la cabeza para mirar
a Maca-, que te quiero, ¿lo sabes verdad?
-
Claro que lo sé, yo también te quiero, eso nunca cambiará –le aseguró
Maca dejando de bailar-. Eva, no vamos a desaparecer. Quizá por un tiempo haya que
pasar por un periodo para normalizar las cosas, pero esta vez no será como
antes, no me van a enviar a ninguna cárcel o algo parecido, ¿vale?...jajaja…
-Maca se rió, necesitaba urgentemente quitar aquella expresión de melancolía de
Eva-.
-
No me fío ni un pelo de ellos Maca, no me quedaré tranquila hasta que lo
vea –Eva no se rió-.
-
Bueno, la mujer que quiero es la que dirige la DMIT , así que tendremos que
empezar a fiarnos un poco. Además, Kate a hecho un magnífico trabajo. De
verdad, no debes preocuparte –le dijo Maca y de nuevo la abrazó con fuerza empezando
a balancearse con ella al son de la música-. Eva, es lo que quiero, lo
necesito… sabes que he tratado de ser fuerte, pero… ya no lo soporto más, la
necesito junto a mí. Por favor, entiéndelo. ¡Soy feliz así!
Eva asintió mudamente, enterró
la cara en el cuello de Maca para ocultar algunas de las lágrimas que aún no se
había atrevido a derramar, y luego se repuso mirándola sonriente a la cara.
-
Si tú eres feliz, yo también lo soy… ¿siempre juntas? –le dijo Eva
recordando un pequeño juego que hacían en la facultad-.
-
Siempre juntas –respondió Maca y las dos se dieron un beso que las
detuvo en el tiempo-.
…
Maca fue a buscar a Esther a la
barra del bar, había llegado la hora, el plazo concluía como en un cuento de
hadas, eran las doce de la noche.
-
Creo que tienes que salvar a tu mujer, hay alguna que otra loba que la
encuentra irresistible –bromeó Maca con Laura, pues sabía que se pondría algo
nerviosa con el comentario-.
-
Es increíble, llevamos horas casadas y ya se le lanzan como buitres…
bueno, os dejo… -abrazó a Esther con fuerza, lo cual la cogió totalmente
desprevenida pero se lo devolvió afectuosamente y agradecida. Luego Laura miró
a Maca, los ojos le brillaban, ella conocía sus planes, Eva jamás se lo hubiera
podido ocultar pero Laura ahora era fiel a su mujer, y no se interpuso entre
Maca y Esther aunque albergara sus dudas-. Cuidaros, cuidaros mucho –le dijo a
Maca en un susurro y la besó y abrazó con la misma intensidad con que lo había
hecho con Esther-.
Cuando Laura se alejó, Esther
miró a Maca con expresión de “qué coño le pasa a Laura”, Maca sonrió y se
encogió de hombros.
-
Ya sabes… es lo que tienen las bodas, nos pone a todos un poco
sentimentaloides –la excusó Maca, aunque sabía que aquel no era el motivo-.
¡Ven!
Esther dejó el vaso en la barra
del bar justo cuando Maca dio un tirón de ella cogiéndola de la mano.
-
¿A dónde vamos? –le preguntó Esther-.
-
¡Es una sorpresa! –le dijo Maca, que empezaba a ponerse nerviosa. Por
suerte Esther aún iba a rastras y no podía leer en su cara-.
-
¿Y nos vamos así, sin más…sin despedirnos de las chicas? –le preguntó
Esther algo intrigada, pero tranquila-.
-
No nos vamos muy lejos –le dijo Maca girándose hacia ella cuando
encontró la puerta que estaba buscando-. Tengo algo que decirte, y ya he
esperado demasiado para hacerlo.
Esther la miró con el
interrogante en los ojos, pero aún sin imaginarse lo que aquel cambio de
escenario le depararía. De pronto se vio en mitad del jardín interior donde
había tenido lugar la ceremonia civil. Los farolillos lo alumbraban dándole un
aire mágico, de en sueño, ni en mil años hubiera imaginado lo que Maca le
anunciaría.
107
Maca siguió arrastrando
suavemente a Esther por el camino de piedra iluminado. Los ojos de ambas estaban
anclados en la otra con gran intensidad, y a pesar de que Maca andaba de
espaldas, la calidez que trasmitían las manos de Esther le aseguraban que no
dejaría que tropezara. Apartadas del mundanal ruido, Maca llegó hasta el
pequeño escenario donde Eva y Laura se habían casado, a los lados del palco
habían cuatro bancos de piedra blanca y sin soltar las manos de Esther se sentó
en uno de ellos. Esther hizo lo mismo, sin preguntar, sin rechistar… ¿cómo
hacerlo, si estaba hipnotizada por la belleza de Maca que bajo aquella luz, y
seguramente con alguna ayuda del par de cubatas que se había tomado, parecía
una auténtica ninfa? Esther vio como Maca se mojaba el labio inferior y
agachaba la mirada un segundo, aquel tic nervioso suyo no fue el único que le
dio la pista, también lo hizo que Maca cogiera de pronto una gran bocanada de
aire. Sus ojos se volvieron a encontrar, ahora más atentos.
-
Esther, tenemos que hablar de algo muy importante –Maca trató de
mantenerse firme, porque sino Esther jamás consentiría la decisión que había
tomado-. Es algo que tú no quieres oír, y una oportunidad que yo sin embargo no
puedo dejar escapar, así que tendrás que dejarme hablar antes de esgrimir tu
negativa.
Esther se puso tensa de pronto,
aquello sería más grave de lo que el reciente nerviosismo de Maca había
anunciado. Maca se acercó más a ella y volvió a cogerle las manos. Por un
momento, Maca se quedó embelesada por el trazo tan distinto que escribían sus
dedos entrelazados, no tenía sentido darle más vueltas, ella ya había tomado su
decisión y estaba feliz con ella, Esther tendría que comprenderlo, además se
les acababa el tiempo. Ante su silencio se atrevió a continuar.
-
He llegado a un acuerdo con la
DMIT –le anunció Maca, las manos de Esther se tensaron y
helaron entra las suyas-.
-
¿Qué has hecho, qué? –a Esther se le estranguló la voz. Miró a Maca y
sus ojos eran firmes, estaba diciendo la verdad. Nerviosa se puso de un salto
en pie-. Eso, eso es imposible… todo lo que atañe a la DMIT pasa por mí, me hubiera
enterado si…
Maca se puso en pie y fue hasta
ella para detener su divagar. Con suavidad la cogió de los brazos.
-
Lo siento, mi amor, no te enfades conmigo, pero tuve que saltar un escalón
más… –le anunció Maca y Esther entonces comprendió que sobre ella sólo existía una
persona con más poder dentro de la
DMIT.-
-
¡Mi padre! –exclamó con los ojos abiertos-. ¿¡Has hecho un acuerdo con
mi padre!? –la furia empezaba a calentar cada terminación nerviosa de su
cuerpo-
-
Esther, tú nunca me lo hubieras permitido, y ésta era la única solución
–Esther ya no oía nada, el miedo ante lo que aquello significaba y la ira de
saber que su padre había llegado hasta Maca saltándose la opinión y los
sentimientos de su propia hija, clamaban por apoderarse de ella de un momento a
otro. Maca sujetó su cara entre las manos-. ¡Escúchame! Hace más de tres años,
creíste encontrar una solución para nosotras, y me dejaste… ¡Me abandonaste! Y no
supe nada de ti…
-
Maca yo… -Esther consiguió reaccionar ante aquellas palabras que la
invadían de culpa por el sufrimiento que su decisión había acarreado para ambas,
pero sobretodo porque no se perdonaba haberle causado tanto dolor a Maca-.
-
¡Lo se! ¡Lo se! Creíste que era la única salida, que no podríamos estar
juntas y que era mejor que yo pudiera rehacer mi vida con otra persona, pero
llevamos dos años y medio desde que volvimos a cruzarnos, y yo no he dejado de
querer estar contigo, no he dejado de desearlo ni un segundo… ¡tenía que
encontrarla!, ¿entiendes? Tú no encontraste la solución, pero yo tenía que encontrarla,
y lo he hecho. No podía dejarla pasar, así que te suplico que me escuches hasta
el final –le pidió Maca acercándose tanto a ella, que el aliento agitado de
ambas golpeó sus labios contrarios. Esther trató de hacer lo que le pedía,
cogió las muñecas de Maca con firmeza, sus manos aún le sujetaban el rostro, y
cerró los ojos con fuerza… el pánico que sentía rugía internamente en ella,
pero se lo debía-.
Esther alzó la mirada ya sin
ira, dispuesta a escucharla. “¿Qué has hecho Maca, por Dios qué has hecho?”, se
preguntó.
-
Está bien, iré al grano –suspiró Maca viendo que Esther volvía a
prestarle su atención-. Sabes que desde lo del Nobel las cosas en la empresa
han cambiado mucho, me dedico más a temas burocráticos y otros proyectos que a
los míos propios, pero hay algo que he guardado con recelo en estos últimos 18
meses –el brillo que los ojos de Maca adquirieron, dictó el latido ansioso que
el corazón de Esther empezó a sentir-. Un día llegó a mi mesa un proyecto del
departamento de inteligencia, en principio no parecía nada especial, pero ese
día, no sé por qué razón, decidí prestarle atención y lo leí con detenimiento.
Sin pretenderlo, aquel proyecto me abrió una puerta que yo no esperaba. ¿Te
acuerdas de cuando Eva y yo entramos en la base de datos de la DMIT ?... –Maca hablaba
emocionada. Tenía tantas cosas que contarle que sin darse cuenta empezaba a dar
rodeos-.
-
¡¡¿Cómo no voy a acordarme?!! –Esther sin embargo estaba aterrada por lo
que la cabeza de Maca era capaz de albergar-.
-
Bueno, no me refiero a eso… -Maca pudo leer en el rostro de Esther el
encadenamiento de sucesos que habían hecho que la DMIT consiguiera ganar la
vista y hubieran tenido que huir del país. Inesperadamente sonrió para total
incredulidad de Esther-. ¿Te acuerdas del apagón? ELISA necesitó tanta potencia
que absorbió la energía de aquellas manzanas, ¿lo recuerdas?
-
Maca, ¿a dónde quieres llegar? –Esther se estaba impacientando. ¿Qué
tenía que ver todo aquello con la
DMIT ?-.
Al mismo tiempo que se
formulaba ella misma la pregunta, el chispear de los ojos de Maca le confirmó
la respuesta.
-
¿ELISA? –preguntó Esther abriendo los ojos como platos-.
Maca asintió.
-
Encontré una fuente de energía lo suficientemente potente para
mantenerla… que digo mantenerla… jaja –Maca estaba pletórica-. He ampliado su
rendimiento casi en un 40%, y quien sabe lo que puedo llegar a conseguir si
tengo los recursos necesarios para hacerla avanzar…
Esther se tambaleó de pronto.
Maca la cogió al vuelo.
-
¡Esther! –gritó-.
-
Necesito sentarme… un segundo –musitó sin energía Esther-.
Maca la ayudó a sentarse y se
agachó de cuclillas.
-
¿Cariño estás bien? –le preguntó Maca preocupada, Esther estaba blanca
como la nieve-.
-
Maca… -musitó sin fuerzas, pero con la necesidad de verificar lo que su
cabeza le decía-. Me estas diciendo…. ¿me estás diciendo que has mostrado a
ELISA a la DMIT ?
-
He hecho más que eso, hice una demostración del control de ELISA sobre
cualquier base nacional o extranjera que quiera penetrar informáticamente en
nuestra red nacional de seguridad. He convertido a ELISA en un escudo casi
perfecto, impenetrable, y con capacidad de administrar más de 1 billón de redes
al mismo tiempo –le anunció Maca, orgullosa, pero al mismo tiempo preocupada
por la cara de Esther-.
Esther se tapó la cara con las
manos. No podía ser cierto. Maca se sentó a su lado y le retiró las manos de la
cara para que se miraran.
-
No lo entiendes cariño… -Maca deseaba tranquilizar a Esther pero lo
estaba haciendo fatal, obviamente-.
-
¡NO! –exclamó Esther tajante y enérgicamente, luego la voz le tembló-.
La que no lo entiendes eres tú. Ahora ni siquiera yo puedo apartarte de ellos. ¡¡¡¿Qué
es lo que pretendías Maca?!!! ¡¡¡¿Qué es lo que te prometieron?!!! –Esther,
nerviosa, empezó a zarandearla, el miedo a que la separaran de ella la tenía
presa de una forma angustiosa y enfermiza. De pronto se echó a llorar-.
Maca la estrechó con fuerza
contra su cuerpo, no tenía que estar pasando aquello, no estaba
trasmitiéndoselo como debía. Aquello era una gran noticia.
-
Cariño, no llores, no… no me he explicado bien, es algo bueno… -le dijo
Maca, y justo en ese momento la puerta del jardín volvió a abrirse-.
Esther trató de recomponerse
pensando que era algún invitado de la boda, no quería que nadie la viera
llorar, que preocuparan a Eva o a Laura, pero en cuanto aquella voz sonó en el
vacío de la noche, la furia se apoderó de nuevo de ella.
-
Hola hija…
Esther se levantó con tanta
rapidez que Maca no pudo retenerla, de pronto Esther envistió contra su propio
padre cogiéndolo por las solapas.
-
TUUUUU… TÚUUUUU…. ¿CÓMO HAS PODIDO? ¿CÓMO HAS PODIDO SABIENDO LO QUE YO
SIENTO POR ELLA? ¿ES QUE ACASO YA NO RESPETAS NADA? ¿ES QUE ESTE MALDITO
UNIFORME TE HA HECHO OLVIDAR LO QUE ES SER UN SER HUMANO?.... –Esther estaba
encolerizada, y al mismo tiempo destrozada por lo que la persona que se suponía
debía protegerla, acababa de hacerle- ¡Me mentiste…. dijiste que ella estaría a
salvo siempre! ¡Me vendiste! ¿Cómo has podido hacerlo papá? –unas lagrimas
bañaron su rostro aún encendido, no permitiría que le hiciera más daño-
¡VENDISTE A TU PROPIA HIJA… PEDAZO DE CABRÓN! –le gritó-.
Maca se abalanzó sobre Esther
antes de que perdiera del todo los papeles.
-
Cariño, suéltale… ¡SUÉLTALE! ¡LE ESTAS HACIENDO DAÑO! –terminó por alzar
la voz Maca para que Esther se diera cuenta de lo que le decía-.
Esther reaccionó y se miró las
manos que aún sujetaban con fuerza a su padre mientras lo mantenía acorralado
contra una de las columnas del palco. De pronto se dio cuenta de que su padre
no se defendía, sus brazos no se habían movido ni un solo milímetro de sus
costados, inertes, mientras que ella lo había estampado contra la columna. Su
padre era mayor, pero aún tenía la fuerza de un toro, podría haberla tumbado si
hubiera querido presentar batalla, pero no lo hizo. Aquella idea tan
desconcertante como todo lo que su cabeza rumiaba desde que había entrado en
aquel jardín con Maca, hizo que Esther lo soltara y se apartara de él, mientras
Maca se ponía en medio de ambos por prevención.
-
Lo siento, lo siento… creo que no he sabido explicárselo
Oyó Esther que Maca le decía a
su padre. ¿Por qué se disculpaba con él? ¡Él no era la víctima! ¡A él no le
estaban arrancando su vida! Se volvió otra vez hacia ellos. El padre de Esther
apoyó las manos en los hombros de Maca, como otras veces había hecho sobre los
suyos propios, reconfortantes, apaciguadores.
-
Déjame a mí… -le escuchó decir y Esther se puso en guardia, si aquel
hombre pensaba que iba a “venderle la moto” una vez más, es que no la conocía-.
-
Esther, creo que no has entendido nada –le dijo con rotundidad, como
cuando era una niña y sin desesperarse ni castigarla la regañaba-.
Esther plantó cara, ya no era
una niña. Su mirada le desafiaba.
-
No sé hasta que parte te ha contado Maca, pero conociéndote supongo que
no la habrás dejado contarte quizá la más importante, eres tan testaruda
–musitó su padre pacientemente-.
A Esther estaban a punto de
estallarle de nuevo los nervios.
-
¿Has hecho un acuerdo con ella a mis espaldas? –preguntó Esther-.
-
Sí, lo he hecho –respondió su padre-.
-
Y deja que adivine –prosiguió Esther con cinismo-. ¿En ese acuerdo dice
que Maca ingresa en la DMIT
por el proyecto de ELISA? ¿no es cierto?
-
Sí, lo es –volvió a responder su padre-.
-
¿ENTONCES QUE OTRA COSA NECESITO SABER? –gritó Esther de nuevo-. ¿ES QUE
ACASO ME VAS A CONVENCER AHORA DE QUE VAIS A SEGUIR RESPETANDO EL ACUERDO QUE
FIRMASTEIS SOBRE MACA? ¡Sabes tan bien como yo que ELISA es un proyecto de
nivel 1! ¡ES LA ÚNICA EXCEPCIÓN QUE PODÍA ROMPER ESE CONTRATO Y TÚ LO SABÍAS,
MALDITA SEA, Y AUN ASÍ SE LO HAS PERMITIDO! ¡HAS PERMITIDO QUE LA
DMIT SEPA DE ELLO!
El padre de Esther suspiró,
todo lo que decía su hija era cierto, pero faltaban unos matices muy
importantes.
-
Está bien, deja de gritar, aún no estoy sordo –le pidió su padre. Esther
bufó, era lo último que le faltaba, que su padre se dirigiera a ella como si
estuviera creando de un granito de arena una montaña-. Todo lo que dices es
cierto, Maca entrara en la DMIT ,
pero no como tú piensas. Creo que ya se la parte que no ha podido explicarte y
si te calmas un solo segundo, seré yo quien la aclare.
Esther guardó silencio pero no
bajó la guardia ni un segundo, los ojos le ardían por mucho que Maca asintiera
con la cabeza para expresarle a Esther que le dejara hablar. El padre de Esther
se abrió la chaqueta y sacó una cosa del bolsillo interior, luego lo extendió
hacia su hija.
-
¿Qué es esto? –preguntó Esther con cara de pocos amigos-.
-
Ábrelo y lo sabrás –le dijo su padre-.
Esther lo abrió y sus ojos se
abrieron como platos de nuevo, lo volvió a mirar sin dar crédito.
-
¿Qué significa esto? –le pidió explicaciones Esther, pero las manos
empezaron a sudarle de pronto-.
-
¿Es que acaso has olvidado la calificación de rangos? –se permitió
ironizar su padre, aunque el cambio en la cara de su hija no había pasado
desapercibido para ninguna de las dos personas que, a su forma y manera, más la
querían, él y Maca-.
Esther se sentó de golpe en el
banco, el desconcierto volvía a cubrir su rostro.
-
No… no lo entiendo –titubeó Esther. ¿Acaso significaba lo que ella creía
que significaba?-.
Maca se permitió sonreír de
nuevo, parecía que la cosa se iba enmendando.
-
¡Me jubilo! –le anunció su padre-. Maca ha firmado un nuevo contrato con
la DMIT , y
créeme, Kate no ha dejado ni un cabo suelto, de otro modo ten por seguro que no
estaríamos hablando de esto ahora mismo.
-
Espera, espera un segundo… ¿Kate también está metida en esto? –le
interrumpió Esther cada vez más desconcertada-.
-
Es que no me dejaste llegar a ese punto cariño -trató de disculparse Maca-.
-
No te disculpes Maca, seguro que ya tenía el “no” en la boca incluso
antes de que comenzaras a explicarte -ironizó de nuevo su padre con un
suspiro-. Pero vamos a lo que hemos venido. Mi cargo es tuyo, esa insignia que
tienes en la mano lo demuestra. En
cuanto hagan tu nombramiento y esté todo en regla, tú misma terminarás de
firmar el contrato que Maca debe registrar para tomar el suyo.
-
¿Entonces… entonces, Maca aún no está dentro? –la cara de Esther se
iluminó, y la de Maca en cambio adquirió cara de pocos amigos viéndosela
venir-.
-
No… -iba a aclararle su padre, pero Esther se encaminó a Maca
rápidamente-.
-
Me has dado un susto de muerte, ¿lo sabes? Pensé que ya habías firmado,
que formabas parte del programa de la
DMIT -Esther la estrechó entre sus brazos aliviada-. Todavía
podemos hacer algo, aunque que hicieras una prueba para ellos de ELISA complica
algo las cosas, pero puedo presentar algún falso informen de fallos… sí, eso
haremos –la cabeza de Esther trabaja a mil por mil-.
-
Esther, voy a entrar en la
DMIT , te guste o no… eso no tiene vuelta atrás –le dijo Maca
con tranquilidad-.
Esther se apartó un poco de
ella.
-
No sabes lo que estás diciendo -le aseguró Esther, viendo la mirada
penetrante y decidida de Maca, que al ver el temor en la mujer que amaba, trató
de suavizar-.
-
Sr. García, podría terminar de explicarle a esta cabezota lo que quiero,
porque es capaz de salir de nuevo por patas creyendo que así me protege –le
dijo Maca al padre de Esther-.
Esther miró de nuevo a su
padre, ¿había más?
-
Esther, deja de luchar, la guerra ha concluido, pero estás tan a la
defensiva que aún no te has dado ni cuenta –le dijo su padre y se acercó hasta
ella, la tomó por los hombros y sus ojos se encontraron-. ¡Estás al mando,
ocupas mi sitio! Ya no habrá más viajes al extranjero, ni te volverás a alejar
de Maca nunca más –los ojos de su padre se suavizaron con ternura y viendo la
sorpresa y esperanza en los ojos de su hija. Se atrevió a sonreír-. Sí, es así.
Maca no va a entrar como investigadora en la DMIT , sino que se ha creado un nuevo puesto para
ella, será la encargada de coordinar y controlar todo lo referente a redes y
sistema de inteligencia informática que atañe a nuestro mando de control
nacional de seguridad.
-
Pero… pero entonces, ¿no es un nivel 1? –preguntó Esther sin poder
aceptar lo que su padre le decía, las piernas le temblaban a aquellas alturas-.
-
Y dale con el protocolo… lo que Maca es capaz de hacer con su maquina
esa…
-
ELISA… se llama ELISA –apuntó Maca-.
-
Eso, lo que es capaz de hacer con ELISA es algo que ni se nos pasaba por
la cabeza que pudiera hacerse. Maca no es un nivel 1, si hubiera un número para
describirlo sería el 0 o el menos 10… porque esta niña es capaz de hacer cosas
increíbles… -decía emocionado el padre de Esther-.
-
Gracias –le agradeció no sin un poco de vergüenza Maca-.
-
De nada criatura, es cierto. No sólo va a conseguir hacer grandes cosas
por nuestro país, por todos nosotros, sino que además ha encontrado el modo de
hacerte feliz a ti, a ambas. Maca será tu máxima prioridad en cuanto se incorpore,
seréis juntas el mando y cerebro de la
DMIT , eso sí, tendrá que cambiar de residencia, tendréis que iros
a vivir a la base, ya sabes, por seguridad, y tendrás que acompañarla cuando
salga como civil. Tu deber será protegerla, puesto que es lo más valioso que
tendrá nuestro gobierno como escudo antiespionaje. ¿Es acaso alguna de estas
cosas, algún problema para ti? –el padre de Esther no la dejó ni responder-.
¡Por supuesto que no! Desde que la conociste la convertiste en tu máxima
prioridad, y así va a seguir siendo hasta que cumpláis al menos otros diez años
más, aunque para entonces puede que ya no queráis cambiar de trabajo –dijo por
último su padre-.
-
¿Quieres decir, que es por diez años? ¿qué podremos luego irnos?
–preguntó Esther tras escuchar atentamente las palabras de su padre-.
-
Según lo que ha detallado Kate como cláusula irrevocable, sí –le
contestó su padre-.
-
Pero entonces… ¿quién se ocupará de la DMIT ? ¿De ELISA? –la cabeza de Esther ya más
calmada en su ámbito sentimental, se puso a funcional en lo profesional-.
-
Eso ya depende de vosotras, tenéis diez años por delante para buscar a
vuestros justos sucesores o bien, conservar por voluntad propia vuestros
puestos –le contestó con una sonrisa su padre-.
-
No puedo creerlo –susurró Esther en shock-.
Maca se acercó hasta ella y le
cogió la mano.
-
Era el único modo de que no salieras disparada cada dos por tres a
socorrer a cualquier otro investigador. Te necesito a mi lado, siempre –le dijo
Maca con la mejor de sus sonrisas-.
Esther le acarició la cara con
la mano que le quedaba libre, sin llegar a entender qué había hecho para
merecer a alguien así a su lado, capaz de hacer y crear mundos alternativos,
posibilidades donde sólo había asfalto.
-
Bueno, prometí a Maca que vendría para apoyarla, y creo que he cumplido
con mi cometido –anunció su padre un poco incómodo por tener que estar en medio
de una relación de pareja-.
Esther se levantó de pronto
viendo sus intenciones de marcharse, pero antes de que diera un paso se abrazó
a él con fuerza. Su padre se quedó petrificado un segundo, luego la envolvió
como si aún fuera su niña pequeña, esa que correteaba alrededor de sus piernas.
-
Nunca quise nada malo para ti, quiero que lo sepas –le dijo su padre, de
pronto su voz sonaba todo lo mayor que era-.
-
Lo sé, es sólo que…. –Esther luchaba contra el impulso de llorar, había
pasado del estado más aterrador al más feliz que había sentido nunca, pero aún
no sabía si creérselo-.
-
Somos iguales –terminó la frase su padre por ella-.
Esther lo liberó finalmente.
-
Perdona por lo de antes, espero no haberte hecho daño –se disculpó
Esther por haberlo zarandeado-.
-
Jajaja… Estás hecha una buena mula, y tu envestida me ha confirmado que
hago bien jubilándome, estoy demasiado mayor y demasiado cansado para seguir en
la brecha –le dijo su padre, y luego le acarició la cara-. Te espera un arduo
trabajo cariño, pero se que podrás hacerlo… sólo tú puedes.
Esther lo aceptó con un
movimiento de cabeza y luego sintió los labios de su padre en su pelo antes de
marcharse.
-
Os espero a las dos el domingo en casa. Llevaré toda la documentación
para que te quedes tranquila –alzó la voz por última vez el padre de Esther
antes de perderse por la puerta por la que había entrado-.
Esther se sonrió, al final
resultaba que su padre la conocía mejor de lo que ella pensaba. Con
tranquilidad se giró hacia Maca que aún la esperaba sentada en el banco y con
aquella preciosa sonrisa en la cara.
-
Entonces… ¿lo aceptas? –le preguntó Maca con esperanza-.
Esther se sentó a su lado.
-
¿Acaso aceptarías un “no” por respuesta? –le preguntó Esther a su vez-.
Maca negó con la cabeza, sabía
que Esther ahora mismo sentía lo mismo que sentía ella… Esperanza, felicidad,
también algunas dudas y temores, pero esas habían estado siempre entre ellas,
así que no importaban demasiado. Había llegado el momento que tanto se
merecían, e iban a permitirse disfrutarlo.
-
Te quiero –le dijo Maca-.
-
Yo te odio -le replicó Esther con una sonrisa que ya no podía contener
por más tiempo-. Te estás metiendo en un buen lío, y de los gordos, ¿lo sabes,
verdad?
-
Sí –le contestó Maca echándole los brazos al cuello-, pero si eso
significa que estaremos juntas, no me importa.
-
Podría haber salido mal, si mi padre no me hubiera cedido el puesto, tu
vida habría cambiado por completo Maca. Todo por lo que habríamos luchado para
que llevaras una vida cerca de los tuyos se habría evaporado, ¿eres consciente
de eso? –Esther no quería ponerse negativa, pero debía cerciorarse de que Maca
comprendía la gravedad que conllevaba que tomara decisiones de aquella magnitud
sin contar con ella-.
-
¿Por qué te crees que solamente hablé con él? ¿No pensarías que iba a
ser tan tonta de mostrar a ELISA sin antes cerciorarme de que tu padre aceptaba
los términos, no? –Maca estaba radiante-. En cuanto le comenté el plan dijo que
me llamaría, dos días después nos reunimos los dos con Kate y firmamos el
acuerdo. Luego empezó él a mover los hilos dentro de la DMIT sin que te enteraras. La
demostración se llevó a cabo hace tan sólo diez días, y porque Kate ya lo tenía
todo sellado. Si el plan A hubiera fallado, creo que hubiera tenido que
recurrir al plan B.
-
¿Qué era? –preguntó Esther, ya radiante de felicidad también. La
inteligencia de Maca no dejaba nunca de sorprenderla-.
-
Raptarte… -Esther soltó una carcajada que fue secundada por Maca-. No te
rías, es cierto. Por mucho que me hiciera la dura, ya no aguantaba más. Quiero
estar siempre contigo.
Esther le dio un largo beso.
-
¡¡¿Por qué me iría a enamorar de una niña tan lista?!! –musitó Esther.
Su voz empezaba a oscurecerse-.
-
Porque además de lista soy mona, sino me hubieras dado la patada nada
más verme –se burló Maca de ella, aún con la mirada puesta en aquellos labios
tan tentadores-.
-
Jajajaja… -Esther no pudo más que reírse por su fanfarronería-. ¡Te amo!
-
Y yo a ti –le contestó Maca-.
Sus cuerpos se encontraron
mientras sus bocas se reconocían. Durante mucho rato no pudieron ni despegarse,
pletóricas como estaban ante la idea de que ya no se separarían, de que
vivirían en otra casa, pero que estarían juntas… y de que podrían disfrutar de
la libertad de llevar una vida, si no todo lo normal que cualquier civil
tendría, sí lo suficiente para ver a sus familias, a sus amigas… Aquello era un
sueño, gracias a la concesión que les había otorgado el padre de Esther nombrándola
para su cargo.
-
Ahora sólo nos queda algo por zanjar –musitó Maca liberándose de la miel
que desprendían los labios de Esther-.
-
¿El qué? –susurró ésta con la voz tomada, y un hormigueo que no dejaba
de bailarle ya por todo el cuerpo teniendo a Maca entre sus brazos-.
-
El que no sé si seré capaz de esperar diez años más para que me pidas
que me case contigo –le susurró Maca-.
Esther sonrió ante la
declaración tampoco “formal” que acababa de hacerle Maca. La vida acababa de
darles una nueva oportunidad, y ninguna de las dos pensaba desaprovecharla. Con
los ojos brillantes por la ternura y el deseo que las consumía, ambas se fueron
de nuevo acercando hasta constituir el fuego que siempre las envolvería.
-FIN-
Nota de la autora:
Gracias a l@s que han seguido este fanfic con interés y paciencia hasta el final durante este año. Espero que hayáis disfrutado de esta historia igual que yo disfruté escribiéndola sin otro propósito salvo el de entretener desinteresadamente.
Un saludo. Nos seguimos viendo por el blog o por twitter.
Oooh!!! Como no podía ser de otra manera, termina con final feliz.
ResponderEliminarUna pena que ya se haya acabado. Espero que pronto podamos disfrutar de otro fanfic.
De consuelo aún nos queda el otro ;-)