“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
94
Madrid.
A pesar de que
no entraba hasta las seis de la tarde, Maca decidió acudir a su puesto de
trabajo una hora más temprano. No aguantaba más en casa sola esperando hacer
aquella llamada, y su trabajo era lo único que la mantenía lo suficientemente
distraída como para soportar el paso del tiempo. Se cambió en su taquilla, y
luego fue a la sala común a revisar los últimos casos de cirugía pediátrica a
los que había asistido junto a Cruz. Ya
sumergida en su trabajo, no se percató de que alguien le hacía compañía desde
la puerta.
- Si sigues
estudiando tanto, acabarás heredando este jodido hospital -le espetaron con un
tono jocoso-.
Maca se giró al
reconocer la voz y de un salto fue a abrazar a su amiga con una gran sonrisa en
la cara.
- ¡Claudiaaaa!
No me lo puedo creer, ¿qué haces tú aquí? -le preguntó emocionada Maca-.
Pensaba que estabas en Navarra con el doctor Izquierdo. ¿Qué tal va todo?
- Me va genial,
os echo un montón de menos, pero esta beca merece bien la pena, es una pasada a
las operaciones que tengo acceso y el doctor Izquierdo es una bestia de la
neurocirugía, te lo juro, es alucinante y buena gente además, me consiente todo
-le contó su amiga Claudia-.
- Me alegro un
montón por ti -la felicitó sinceramente Maca-.
- Gracias
-Claudia no podía creerse lo contenta que estaba de verla, la abrazó un poco
más-. Mmmm, como me alegro de verte.
- Y yo, te he
echado bastante de menos.
- No me extraña,
sin mí te conviertes en pura rata de biblioteca, seguro que has anulado al
mínimo tus necesidades vitales, me refiero a parar para salir, comer y dormir
como Dios manda, ¿me equivoco? -la cogió en escuadra Claudia, y Maca recordó
porque eran buenas amigas-.
- No mucho, la
verdad. Este año está siendo un infierno, y no lo digo sólo por los estudios y
el trabajo -le reconoció Maca, y entonces Claudia se fijó en su palidez, sus
ojeras y en que estaba más flaca bajo la disimulada bata blanca-.
- ¿Y eso? Ponme
al día, ¿tienes tiempo? -le preguntó Claudia-.
- Sí, no entro
hasta las seis.
- Estupendo, te
invito a un café.
Las dos cerraron
la puerta y se fueron hasta la cafetería donde Maca poco a poco le fue poniendo
al día a Claudia de las novedades que habían ido aconteciéndose desde las
navidades. Que Maca hubiera entrado en el equipo vip de la directora del
hospital no era una sorpresa para ella, sabía lo mucho que valía su amiga y lo
mucho que trabajaba para ello, lo de la enfermedad de Verónica ya lo sabía, así
que tampoco supuso mucha novedad aunque se alegraba de que todo hubiera ido
bien tras la operación. Ahora, que Maca no le hubiera contado a aquellas
alturas nada a Esther y de que finalmente todo le hubiera explotado en la cara,
eso si la cogió del todo desprevenida y ahora entendía mejor el porqué de aquel
aura triste que a ratos envolvía a su amiga.
- ¡No jodas!
¿Entonces no se ha enterado por ti?
- No
- ¿Y qué te ha
dicho? -quiso saber Claudia, aunque por el rostro de Maca sabía que nada
bueno-.
- No sé, está súper
rara. Se enfadó conmigo, me echó en cara que siempre ando ocupada y hasta mi
pasado de ligues, como si no fuera persona de confianza y luego nos colgamos el
teléfono. Desde entonces me anda esquivando, y hoy me ha contestado a mis
mensajes pidiéndome "tiempo". Estoy que no vivo... sé que la he
cagado, pero es que de repente se han hecho presentes todos los kilómetros que
hay entre nosotras -le contó Maca-.
Claudia le cogió
la mano para tranquilizarla y luego le sonrió.
- Bueno, ya
sabíamos que tu Esther era una caja de sorpresas, y tal y como dibuja,
emocional es y bastante además. Es lo que tiene liarse con una artista,
habértelo pensado antes. Con lo clara que es Esther hablando, debe haberse
llevado un palo que flipas enterándose después de tantos meses de que cuidas de
Verónica y encima enterarse por otra persona, y no por ti, ahí es nada. Desde
luego que te has lucido, los celos deben haberle trepado hasta el cuello -la
reprendió sin maldad Claudia-. Joder, Maca, ¿hasta cuándo vas a seguir haciendo
esto? ¿dejar que todos se apoyen en ti, pero tú no apoyándote en nadie, ni
siquiera en tu pareja? ¿eh? ¿No crees que con la edad que tienes ya, podrías abrir
un poco la puertecita esa del individualismo que tienes?
- Joder si ya lo
sé, tienes razón. Kate básicamente me dijo lo mismo, y la verdad es que no
hacía falta, después de pensar en ello me he dado cuenta de la estupidez que he
hecho. Me hice ahí una burbuja con mis cosas, mis estudios, mi trabajo y mis
problemas, y la mantuve al margen de lo que en realidad estaba siendo mi vida
en estos momentos, ya lo sé -se desahogó Maca con Claudia-. Sólo quiero que me
coja el teléfono y pedirle perdón por ello, sólo quiero que lo solucionemos y
vuelva a confiar en mí.
Claudia juntó su
silla a la de ella.
- Lo hará, sabes
que entrará en razón. Nos saca unas cuantas cabezas en eso, es sólo que ahora
mismo estará encabronada, se le pasará en cuanto le hagas mimitos, ya verás -le
dio ánimos Claudia, y Maca no pudo evitar reírse a carcajadas cuando su amiga
empezó a recomendarle "mimitos" que podía hacer a su encelada novia
para que comiera de nuevo en su mano-.
....
Amsterdam.
- Adelante
La voz de Alex
le dio permiso para entrar y aun con dudas, cogió el pomo de la puerta y pasó.
- ¿Te
interrumpo? -le preguntó Esther suavemente mientras veía a Alex concentrada
tallando sobre un molde-.
El utensilio que
estaba utilizando para cortar, se le resbaló de entre las manos en cuanto
escuchó que era Esther.
- ¿Te has hecho
daño? -Esther se precipitó acercándose a ella tras escuchar un quejido de
Alex-.
- Eh, no, no...
tranquila, no me he cortado, sólo se me ha resbalado -le contestó Alex
nerviosa, tan nerviosa de su presencia que no pudo disimularlo a tiempo-.
- Perdona si te
he puesto nerviosa, no pretendía... -Esther la miró sin saber qué hacer,
lamentándose de haber creado esa tensión entre ellas por no poder ignorar lo
sucedido, los sentimientos de Alex, los suyos propios. Odiaba ser tan
consciente de lo mucho que parecía afectarle a Alex su presencia, y aún más
odiaba, darse cuenta de lo mucho que le importaba Alex en muchos sentidos.
- No te
preocupes, es que estaba concentrada y ando un poco nerviosa con el posado de
Kate... Uff! son muchas cosas ahora mismo las que tengo en la cabeza, y...
-Alex sintió la necesidad de incorporarse mientras hablaba, ya que Esther se
había acercado a ella pensando que se había cortado, y su sola proximidad y el
recuerdo de sus palabras, las cuales no había podido borrar de su cabeza en
todo el día, la alteraban por
completo-... no sé, ¿querías algo?
Esther observó
la distancia que había interpuesto Alex entre las dos al levantarse, y no pudo
evitar que le pareciera encantadora su reacción. Realmente Esther la ponía muy
nerviosa, pues las mejillas de Alex se encendieron rápidamente y sus bellos
ojos brillaron esquivos y avergonzados frente a los suyos.
- No voy a
comerte, Alex -le dijo Esther, no pudiendo evitar que le hiciera gracia su
comportamiento-.
Alex se azoró
aún más, y titubeó al responder.
- Lo... loo sé,
yo no... perdona sí.... -se disculpó Alex con ella, pues no quería que pensara
que se sentía incómoda con su presencia. No era precisamente incomodidad lo que
sentía ciertamente-.
- No, perdóname
tú, no debería haber dicho eso -se disculpó Esther y se frotó la frente.
"¿Por qué coño tonteas con ella? ¡No puedes querer tontear con ella! ¡YA
BASTA!", se gritó a sí misma-. Sólo quería saber cómo estabas después de
lo que te dije esta mañana, hoy no nos hemos visto en todo el día y no me
gustaría que pensaras que te evito, ¿de acuerdo?
- De acuerdo,
gracias por decírmelo -le contestó Alex intentando relajarse un poco. Aquel día
había estado cargado de sorpresas para ella-.
Primero Esther
la había visto desnuda, luego le había confesado lo del beso, y ahora parecía
preocuparse por ella y la relación de amistad que mantenían. Alex estaba
bastante confundida y no sabía por dónde tirar.
Esther se le
quedó mirando, Alex tenía cara de desconcierto y no era para menos, ella
tampoco sabía muy bien lo que hacía, ni cómo solucionarlo. Tomó asiento en la
cama de Alex antes de comenzar a hablar.
- Soy consciente
de que ahora mismo no estoy siendo muy buena amiga, y que ando confundiéndote
constantemente. Si te digo la verdad, no sé de dónde coño me viene esta
asquerosa manía mía de no poder callar las cosas que siento cuando ya alcanzan
mi techo, pero... soy así y ahora me toca apechugar con mis metidas de pata
-Esther vio la cara que puso Alex frente a sus últimas palabras y se apresuró a
explicarse-. No estoy diciendo que me arrepiento de decirte lo de esta mañana,
no me sentía bien dejándote creer que te había besado como podía haber besado a
cualquiera, como si no importaras... tú realmente me importas, Alex. No sé qué
pasa entre nosotras, pero me sentiría aún más hipócrita si te dejara pensar que
sólo es cosa tuya.
- Entiendo, pero
¿a dónde nos lleva esto? ¿Qué va a pasar ahora? -se atrevió a preguntar Alex
tímidamente-. Me refiero a nosotras.
Esther la miró a
los ojos, a esos ojos verdes ahora temerosos, ansiosos a su vez, expectantes de
una respuesta que ella no conocía a ciencia cierta.
- No lo sé,
siento cosas por ti pero estoy enamorada de Maca. Quisiera poderte decir que
podremos seguir siendo amigas, pero ahora mismo con todo esto que siento hacia
ti, realmente no puedo serlo sin traicionar lo que tengo con Maca y no quiero
hacerlo. He de solucionarlo con ella, necesito ver si lo nuestro tiene arreglo
a pesar de lo suyo con Verónica -le dijo Esther reuniendo toda la fuerza de la
que fue capaz-.
- Comprendo
-dijo Alex a media voz pasados unos instantes-.
Las sospechas de
Alex se corroboraron antes de lo que se imaginaba, echando por tierra los
escasos instantes en los que pensó que entre ellas dos podría haber algo más.
Esther acababa de levantar los muros y claramente la alejaba de su lado, no
sólo por los sentimientos que tenía Alex hacia ella, sino porque Esther también
sentía cosas hacia Alex y se sentía traicionando a su novia. Todo su cuerpo
quiso rebelarse ante aquella decisión unilateral, pero lo aplacó como pudo. La
quería y se sentía culpable por ello. Nunca debió fijarse en ella.
- Alex, lo
siento... yo...
- No te
preocupes, ya te dije que por mí estaba bien. Si me disculpas, necesito ponerme
con este molde si no, me veo trabajando toda la noche. Tengo mucho que hacer,
es importante -le dijo Alex volviendo a sentarse en su mesa sin mirarla, no
podía mirarla, si lo hacía se pondría a llorar por sentirse la "no
elegida", y no quería hacerlo, no debía hacerlo-.
- Sí, claro
Fue todo lo que
dijo Esther antes de levantarse de la cama e ir hasta la puerta para salir del
cuarto. La mano le tembló cuando fue a coger el pomo, algo la detenía a salir
de allí sin volver la vista atrás, quizá el dolor que sentía en mitad del
pecho, el cual la había paralizado tras ver como el rostro de Alex se apagaba
tras sus palabras. La miró, por última vez. Nunca sabría qué hubiera pasado
entre ellas de no haber existido Maca.
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Alex no cenó con
ellas, no se atrevió a salir de su habitación después de lo ocurrido.
- Se le pasará,
lo solucionaréis y volveréis a ser amigas, ya lo verás -le aseguró Kate-.
- No lo sé Kate,
nunca pensé que podría ser capaz de hacerle tanto daño a alguien que me
importa. Me escuece como si me echaran agua hirviendo, y no dejo de pensar que
eso es así, porque en cierto modo estoy traicionando lo que siento por ella.
Hay una parte de mí que la busca, y he cerrado de golpe esa puerta. Lo odio,
odio haberle hecho esto -Esther apartó su plato, apenas había podido tomar
bocado tras saber que Alex no cenaría-.
Kate le acarició
el hombro esperando reconfortarla, pero nunca había visto a Esther así y sabía
que aquellas decisiones estaban cambiándola.
- Se que te
duele hacerle esto a Alex, pero no puedes contentar a todos. Has decidido
escoger lo que sientes por Maca, y creo que deberías centrarte en solucionar lo
vuestro -la centró Kate-.
- Lo sé, aun así
es duro. Ojalá estuviéramos en Londres ya, quizá le sea más fácil a Alex
olvidarme si estoy lejos, no quiero que tenga que lidiar con mi presencia, al
final he sido toda una hija de puta, no puedo creerlo... ¿por qué no me
callaría?, ¿por qué no me estaría quieta? -se lamentaba Esther, cuanto más
pensaba en ello peor se sentía-.
- Porque eres humana,
y los humanos somos imperfectos -le dio como toda respuesta Kate y luego volvió
a ponerle el plato delante obligándola a seguir comiendo-.
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Madrid.
Eran las diez de
la noche cuando Maca llamó a Esther, y por fin ésta le cogió el teléfono. Hablaron
escasamente media hora, Esther le dijo que le había hecho mucho daño, y Maca se
disculpó sinceramente con ella. Ambas lloraron, luego se perdonaron y se
prometieron no volver a ocultarse las cosas. Esther no quiso ahondar en lo que
había estando pasado entre Verónica y Maca a sus espaldas, porque ella también
había besado a Alex y a aquellas alturas le parecía un trueque justo. Habían
decidido hacer borrón y cuenta nueva después de lo ocurrido, volver a confiar
la una en la otra y dejar claro que en aquella ecuación de pareja sólo era
posible un factor de dos. Esther quiso creer que la promesa de Maca era cierta,
y que no tendría que preocuparse por la proximidad de Verónica, al fin de
cuentas su novia ya le había dicho que la rubia estaba curada y que no
tardarían mucho en dejar de compartir piso. Cuando se despidieron ya volvía a
ver calidez en sus voces y hasta algún beso. Maca volvió tranquila al trabajo
tras escuchar de nuevo su "te quiero", y deseó con todas sus fuerzas
que pasaran rápidas las semanas para ir a verla por sorpresa. Lo de Londres
seguía en pie, y ahora tenía más ganas que nunca de poder verla y poder decirle
a la cara lo mucho que significaba en su vida y que no debía preocuparse ni
tener celos, porque sólo la amaba y la amaría a ella. Nadie podía hacerle
sombra, absolutamente nadie.
- Buenooo,
parece que lo habéis resuelto por la cara que traes -le dijo Claudia tras verla
salir de una de las habitaciones de lavandería en la que se había refugiado
para hablar-.
- Si, gracias a
Dios. Lo necesitaba, me estaba muriendo. Pensaba que iba a dejarme por esta
tontería o algo así, no sé, la veía tan rara, tan esquiva -se atrevió a
confesarle Maca, hasta ahora había tratado de no pensar en esa posibilidad que
la aterraba-.
- Anda yaaa....
si no he visto a dos tan jodidamente enganchadas como vosotras. Era de cajón
que el río volvería a su cauce, y ha tardado más pues porque estáis lejos, sino
ni peleáis por esa tontería -le aseguró Claudia-.
- Ya, supongo
que tienes razón, pero menos mal que lo hemos resuelto -le contestó-.
- Bueno, te
tengo que dejar. Va a empezar la reunión sobre el caso en el que va a
intervenir el doctor Izquierdo, el de la intervención multidisciplinar. Por lo
visto la especialista en epidemiología y enfermedades raras que trae a la
paciente y dirige el caso, ha tenido que viajar a Francia y volver en el mismo
día. Se comenta que hasta que no ha convencido a Anna Cleaude para que
participe con nosotros, no ha parado.
- ¿Anna Claude?
¿La especialista en corazón abierto pediátrico? -la miró sorprendida Maca-.
- La misma, esto
es la leche... no me puedo creer que pueda participar de oyente -Claudia estaba
tan emocionada como ella mientras ambas andaban por el pasillo comentándolo-.
Bueno, te dejo, ya te contaré luego.
Claudia se despidió
de ella y se encontró ante la puerta de la sala de reuniones con su superior.
Maca sintió envidia por no saber nada de aquel caso, desde luego aquello
explicaba por qué no coincidía con Cruz desde hacía un par de días, y la había
dejado prácticamente al cargo de algunos de sus casos junto al doctor López.
Miró su reloj de pulsera, era hora de volver al trabajo, así que decidió
ponerse en marcha y dar media vuelta rumbo a los boxes, pero el choque con otra
persona se lo impidió.
- auhhh...
- Lo siento
yo... -se empezó a disculpar Maca-.
- Vaya,
tendríamos que evitar encontrarnos siempre de esta forma, ¿no te parece? -le
dijo la mujer misteriosa con la que Maca ya había tenido un par de encuentros
en aquellos días-.
- Ah, ¿ya os
conocéis? -preguntó Cruz sorprendida, pues iba acompañando a la desconocida-.
Maca las miró a
ambas desconcertada.
- Nos hemos
encontrado un par de veces, pero me temo que no nos han presentado formalmente
-le respondió la acompañante de Cruz con una sonrisa franca y magnánima en el
rostro-.
- Maca, te
presento a Beatriz Azhue, es especialista en epidemiología y enfermedades
raras. Dirige el centro de investigación y evolución médica en países del
tercer mundo -la presentó Cruz mientras Bea le tendía una mano cálida a Maca y
una mirada serena y sonriente-. Bea, esta es Macarena Wilson, la joven promesa
de la que hemos estado hablando.
Al escuchar su
nombre, Bea no pudo evitar abrir un poco más sus ojos avellana por la sorpresa.
- Oh, es un
placer. Llámame Bea, por favor. Todos me llaman así -la saludó con interés
Beatriz-.
- Maca, el
placer es todo mío. Siento haber chocado contigo, espero no haberte hecho daño
-aprovechó Maca para disculparse con ella. Si ya bastante desconcertada la
había tenido aquella mujer en días previos, ahora que sabía quién era estaba
fuera de juego por completo. Maca estaba mucho más que sorprendida-.
- Genial, ahora
ya os conocéis. Será mejor que entremos y empecemos la reunión, se ha hecho
bastante tarde y nos van a dar las tantas ahí adentro -indicó Cruz tomando el
paso-.
- Tienes razón,
será mejor que nos pongamos manos a la obra -volvió a centrarse Bea siguiendo a
Cruz-.
Maca entendió
que debía ponerse a trabajar y se despidió de ellas, Cruz la detuvo al darse
cuenta de que se iba en otra dirección.
- ¿Dónde vas?
-le preguntó-.
- Me tocan boxes
-le contestó Maca sorprendida por la pregunta-.
- Pero... -Cruz
cayó en la cuenta de que con el jaleo de coordinar a todos aquellos
especialistas no había sacado tiempo para informar a Maca de que ella también
participaría de oyente en el caso-. Mierda, se me ha olvidado por completo.
Anda ven, con todo el jaleo de la coordinación no me ha dado tiempo de ponerte
al día, pero vas a participar en este caso.
- ¿Y urgencias? Estoy
pendiente de pruebas sobre un par de críos….-a pesar de que un cosquilleo se
instauró inmediatamente en su cuerpo tras aquella noticia, no pudo evitar
preocuparse por sus responsabilidades. Ella no había avisado a nadie-.
- ¿Ves lo que te
digo? -le dijo Cruz a Bea con una sonrisa y los ojos desorbitados-.
- jajaja...
parece peor que tú -se rió Bea entendiendo a qué se refería-.
- Ni lo dudes
-le contestó y luego volvió a centrarse en Maca-. No te preocupes, por suerte
eso no se me ha olvidado y he avisado, todo controlado. Anda vamos, te va a
encantar -la cogió de la cintura Cruz y tiró de ella para que las acompañara al
interior de la sala-.
Continuará....
De nuevo, enhorabuena por la historia, parece que las cosas se van arreglando... aunque en el fondo me da mucha pena Alex, me alegro por Maca, se merece ser feliz =)
ResponderEliminarGracias María, también te confieso que me da pena Alex aunque me alegre por Maca, y reconozco que la putada más gorda ahora mismo la tiene Esther porque las bolas están en su tejado y eso no es plato de buen gusto cuando eres buena persona y no quieres herir.
EliminarVeremos a ver como salen de esta... y que os deparo en las siguientes entregas.
;) Un saludo.
Eso es cierto, porque no saber cómo actuar con Alex tiene que ser duro... verás cuando vea a Vero en casa de Maca o cuando le cuente a Laura lo que le pasa con Alex... me parece que lo que le espera a Esther no va a ser nada bonito, ni fácil.
EliminarEspero que seas buena, que llevas unos cuantos cápitulos que no salen de un problema y ya tienen otro...
Lo tuyo es meter mujeres guapas por todos lados y así claro no hay paz por ningún lado! (tengo que retarte por algo) :p
ResponderEliminarEso de hablar por teléfono es un paso, pero un paso pobre, si Esther sigue sin escupirle a la cara a Maca lo del beso con Vero...mmmm...ese corazón seguirá ahí acumulando desconfianzas, decia el Gengis Kan "Cuadno el gusano de la desconfianza entra en tu corazón, este nunca vuelve a ser el mismo"