(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
105
Amsterdam.
Esther tomó
asiento al lado de Meike en cuanto Kate se llevó a Sofía para cambiarse.
-
¿Qué ha pasado? –le preguntó Meike en espera de
que Esther supiera algo más de la curiosa escena que todos habían presenciado
entre Kate y Alex-.
-
No tengo ni idea, pero me temo que Kate vuelve a
hacer de las suyas, y le ha cambiado todos los planes a Alex –le contestó
Esther, claramente preocupada por ver los nervios y cara de agobio de Alex-.
De repente, Alex
pareció de nuevo discutir con Kate, la cual sonrió y le dijo que no se
preocupara. Alex lo dejó por imposible, y fue hacia su banco de trabajo. El
planteamiento había cambiado por completo y no tenía ni idea de lo que le
rondaba a Kate por la cabeza.
-
La está poniendo al límite, Alex no lleva bien
que la presionen, le gusta trabajar con calma…. ¡Mierda Kate! –dijo Esther enfadada,
sólo podía pensar en Alex-.
Alex les dio la
bienvenida a todos y presentó a Kate al resto de alumnos comentándoles que
había en principio preparado una clase distinta para ese día, pero que por
respeto y petición de Kate, el programa iba a sufrir una modificación. Entonces
cedió a Kate la palabra, y ella explicó el resto.
-
¡Buenos días a todos! –los alumnos
correspondieron a su saludo y su contagiosa sonrisa-. Cuando Alex me comentó
que cursaría un trimestre aquí, dando este curso, me alegré muchísimo no sólo
por la amistad que nos une, sino porque pensé en la gran suerte que tendríais
al poder contar con un talento como el suyo. No sólo es una gran profesora,
sino que también es una de las escultoras más refinadas y exquisitas que
conozco, por eso me brindé a ella sin pensarlo para que pudiera daros esta
máster class de fin de curso, que hoy a su pesar, he trastocado. ¡Perdóname
Alex! Ya sabes cómo soy, un bicho –se disculpó con una gran sonrisa Kate, y el
resto también rió ante su comentario-. Estoy convencida de que lo que ella
pretendía enseñaros era muy valioso para
vuestra formación, pero quien me conoce sabe que soy bastante rebelde, y me
gusta romper un poquito con los estereotipos y tabúes, así que hoy le va a
tocar soportarme una vez más, e improvisar conmigo, porque no conoce en qué va
a consistir el posado… jajaja… –Alex hizo una mueca en plan “te odio”, y todos
rieron con ellas-. Vosotros habéis disfrutado hasta ahora de sus conocimientos,
sus métodos y, estoy segura, de sus valiosos consejos. Pero yo tengo el
privilegio de haber presenciado cómo es el proceso de creación de Alex cuando
está a solas y se transforma en AxShei, y le he pedido que me permita presionarla
para que podáis ver cómo una profesional con su talento trabaja desde dentro,
sólo con sus sentimientos y sin plan preestablecido. –Kate miró a Alex, había
muchas cosas entre ellas que no necesitaban palabras-. Espero que aprendáis mucho
de esta experiencia, y que realmente la disfrutéis. Gracias por venir –terminó
de hablar Kate, y los alumnos aplaudieron totalmente entusiasmados antes las
expectativas creadas tras sus palabras-.
Alex también aplaudió a pesar de sus dudas, sus reticencias y sus miedos.
Kate fue a por Sofía mientras Alex explicaba cómo iba a proseguir la sesión.
Pidió silencio y que si alguien debía salir o entrar del aula por causa mayor,
por favor lo hiciera con el menor ruido posible. Todo el mundo apagó sus móviles,
y Alex solicitó que echaran las persianas que atenuaban la zona de los alumnos,
para que la luz quedara solamente sobre las modelos y ella, a fin de poderse
concentrar mejor y olvidarse de la gente. Por fin aparecieron Sofía y Kate, y
Alex les preguntó si necesitaban ayuda. Kate era una experta en aquel tipo de
posados y se encargó de todo bajo la atenta mirada de los alumnos. Sofía se
quitó el albornoz, sólo llevaba unas braguitas negras y se puso desnuda de
espaldas a Kate sin ningún tipo de complejo. Kate por su parte se descalzó, se deshizo
de la camiseta que llevaba, del sujetador, y se desabrochó un poco los vaqueros
que tan bien le quedaban, antes de tomar a Sofía por la espalda dejando que la
cabeza de la modelo descansara en su hombro derecho brindándole su cuello. La
mano izquierda de Sofía, se deslizó por la cintura del vaquero de Kate hasta su
trasero, en un claro gesto de posesión que le brindaba apretarse más contra
ella. La mano derecha en cambio, esperó a que Kate introdujera la suya en sus
bragas para descansar en su antebrazo. Cuando Kate posó sus labios en el cuello
de Sofía, y abarcó con su mano libre uno de sus pechos, tomándola, la
expectación en el aula era máxima y el silencio imperturbable. La temperatura había
subido varios centígrados entre los asistentes, que quedaron tan anclados ante
la apasionada imagen como lo hizo Alex concentrada en lo que ocurría.
Madrid. 9h a.m
Maca se dejó
caer en el sofá de la sala de descanso. Había terminado de pasar las últimas
altas médicas y por fin su guardia, concluía. Cerró los ojos agotada, le
escocían desde hacía un par de horas pero no había tenido tiempo para reparar
en ellos y tampoco le importaba. Sin darse cuenta, pegó una cabezadita.
-
Maca… Maca…
La joven
pediatra abrió los ojos a la suave llamada, y al entre abrirlos se encontró con
la sonrisa cálida de Beatriz.
-
¿Me he dormido? –preguntó sin prisas y con
dificultad para abrir los ojos-.
-
Como un tronco. ¿Terminabas ahora? –le preguntó
Bea que acababa de llegar y estaba fresca como una rosa-.
-
Sí, ya me iba a casa –Maca se frotó los ojos, no
podía despegarlos, le ardían-. Bea…
-
¿Sí? –le preguntó-.
-
¿Tengo algo en los ojos? No puedo abrirlos, me
escuecen –le anunció Maca más alerta-.
-
A ver… -Bea se preocupó y se acercó a ella para
examinarla-.
Al separarle los
párpados comprobó que tenía una conjuntivitis de caballo.
-
Pero chiquilla, ¿desde cuándo tienes así los
ojos? –se escandalizó Bea de que hubiera trabajado así, debían de dolerle
muchísimo. Estaban completamente rojos y el mecanismo lagrimal estaba en pleno
funcionamiento pegándole los párpados con sus secreciones-.
-
Pues desde ahora, cuando llegué estaba bien –le
dijo Maca cerrándolos de nuevo, mientras Bea le empujaba la cabeza contra el
respaldo del sofá para que no se moviera-.
-
¡Quédate ahí! Voy a por suero y antibióticos.
¡Madre mía, y luego nos quejamos de los enfermos! –masculló Bea mientras salía
hacía la sala de enfermería que estaba justo enfrente-.
Maca esperó a
que volviera, cuando escuchó que la puerta se cerraba tras unos pasos supo que
ya estaba de vuelta.
-
Vale, ya estoy aquí, a ver qué hago contigo –le
dijo Bea mientras se ponía unos guantes y preparaba los remedios para hacerle
una buena limpieza y tratarle la infección con antibiótico-. ¿Duele? –le
preguntó al empezar a limpiarle-.
-
No, alivia. Está fresquito –dijo Maca con una
amplia sonrisa, a pesar de que le dolían, le había divertido notar a Bea un
poco fuera de sus casillas-.
-
¿Te parece divertido? –Bea advirtió su humor-.
-
Jajaja… un poco –se rió Maca sin razón-.
-
Pues como no guardes reposo y sigas el
tratamiento te tendré que dar la baja médica por unos días –le dijo Bea para
castigarla-.
-
¡¡¿Cómo?!! ¡Imposible! –Maca hizo el impulso de
incorporarse tras aquella noticia-.
-
Jajajaa… -Bea la retuvo sujetándole la frente,
ahora era ella la que se divertía-. Desde luego, eres una verdadera adicta al
trabajo. ¿Tan malo sería descansar unos días?
-
No, pero es que la semana que viene ya tengo
unos días de vacaciones y no puedo dejar los casos a medias. Lo tengo todo
programado hasta el miércoles, no puedo darme de baja ahora –le explicó Maca
algo inquieta-.
-
Tranquila, con que descanses hoy y mañana, me
vale –le comunicó Bea, tranquilizándola-.
-
Trabajo en el pub esta noche, mañana descansaré
–dijo Maca-.
-
¿Trabajas en un pub? –se sorprendió Bea por la
noticia, Maca era una caja de sorpresas-.
-
Sí, pero sólo los fines de semana. Aunque este
año he reducido jornada, por el hospital, la facultad… ya sabes –le dio
conversación Maca mientras la curaba-.
-
Vaya, realmente estoy sorprendida –y era cierto
que lo estaba. Nunca se hubiera imaginado a Maca sirviendo copas después de
verle hacer lo que hacía en aquel hospital y de conocer su historial académico
de beca-. Tendré que pasarme por allí a tomarme algo antes de marcharme.
-
¿En serio?... jajaja… -Maca no pudo evitar
reírse ante la idea de ver a Bea en el bar de ambiente-.
-
Sí, ¿por qué? Tan estirada me ves que no me
imaginas de copas, ¿o qué? –le dijo Bea terminando de colocarle las gotas, y
apretando unas gasas limpias suavemente sobre los ojos de Maca-
-
No, sí te imagino, pero espero que te
desenvuelvas bien en los bares de ambiente, porque con tu físico en el NaNa’s
te iban a salir unas cuantas admiradoras –le dijo Maca con una amplia sonrisa-.
Bea se quedó por
un momento descolocada. Evidentemente sabía que Maca era lesbiana, no era
ningún secreto y ella tampoco lo ocultaba. Lo que la sorprendió fue que
trabajara en un pub de ambiente, y encima la valorara como caza. Por fin le
quitó las gasas de los ojos a Maca, y se quitó los guantes.
-
Ya está, a ver si puedes abrirlos ahora –le dijo
Bea quedándose a su lado para ver el resultado-.
Maca los abrió
con cuidado, y aunque parpadeando y costándole un poco, al final centró la
vista y pudo abrirlos.
-
Mucho mejor, al menos no escuecen tanto, pero me
molestan –le anunció Maca-. Gracias, doctora.
-
De nada, pediatra –bromeó Bea con una sonrisa-.
Será mejor que te agencies unas gafas de sol y que descanses hoy y mañana la
vista. Eso significa, que te recomiendo que no vayas a trabajar esta noche al pub
y que por supuesto voy a dar órdenes de vetarte la entrada al hospital hasta el
lunes, ¿de acuerdo?
-
Jajajaja, ¿lo dices en serio? Mañana tengo que
venir a redactar los informes de… -Maca no se tomó en serio sus indicaciones,
tenía muchas cosas que hacer antes de viajar a Londres-.
-
Ni se te ocurra venir mañana, porque pienso
hablar con Cruz ahora mismo como no me prometas descansar al menos estos dos
días –la amenazó Bea haciendo que Maca se callara de golpe-.
-
¿No serás capaz…? –le preguntó Maca sorprendida.
¿Cómo habían llegado a aquel punto de confianza y chantaje?-.
-
Jajajaja… Oh, sí, de esto y de más… ni te
imaginas de lo que soy capaz. Así que más te vale hacerme caso –le advirtió Bea
y antes de salir por la puerta se giró para darle un último mensaje-. Por
cierto, Maca…
-
¿Sí?
-
No te preocupes por mí, he perdido práctica pero
te garantizo que desenvolverme en el ambiente, no será ningún problema…
¡Descansa! –le dijo Bea y luego la abandonó de aquel modo, que ya era tan
familiar en ellas-.
Maca esta vez no
pudo evitar reírse por su comentario, aquella mujer empezaba a ser muy
divertida y su forma de abrir el armario, aunque innecesaria, le había hecho
mucha gracia.
---
Amsterdam.
Habían pasado
más de cinco minutos y Alex seguía sin moverse, su mirada seguía fija en Kate y
Sofía, inmutable, concentrada.
-
¿Qué le pasa? ¿por qué no empieza? –preguntó en
un susurro Meike a Esther-.
-
No lo sé, creo que está en shock. Debe estar
bloqueada –comentó Esther más preocupada ahora que al principio-.
De pronto Alex, empujó
su mesa de trabajo para acercarla más a la zona de posado. Se quitó el reloj
dejándolo visible en la mesa, y destapó el bloque para empezar a trabajar en la
pieza.
-
Meike, ven un momento –la llamó Alex pidiéndole
ayuda-.
Meike dio un
salto y acudió hasta ella, luego colocó otra mesa auxiliar a su lado y depositó
dos barreños más de agua que le había pedido. Alex le dio las gracias sin
mirarla, y volvió a sentarse. La escultora se había puesto manos a la obra y
todo lo demás, quedaría en un segundo plano en cuestión de segundos.
Los alumnos la
miraron fascinados. Alex cortó, vació, talló y empleó algunas técnicas de
mezcla que no conocían. En menos de una hora, ya había conseguido extraer la
forma de aquellos dos cuerpos de mujer entrelazados. Verla trabajar con tanta
precisión y a aquella velocidad, mantenía el pulso acelerado de todo el mundo,
era apasionante. De pronto Alex se lavó enérgicamente las manos y la cara con
agua. Se apartó un poco de la mesa y contempló serenamente a Kate y Sofía
mientras se secaba con una toalla. Aquel alto en el proceso, le sirvió para
valorar lo que veían sus ojos y lo que había creado con sus manos. Volvió a la
carga. Esta vez se sentó por fin en el taburete, y desplegó su kit de
herramientas para el detalle. Su concentración era máxima, y pronto se vio
sumergida tallando los detalles de aquel gesto tan erótico, como perturbador,
que tenía delante. Cuando Alex empezó a definir la mano derecha de Kate
poseyendo el pecho de Sofía, la suya tembló haciéndole parar unos instantes. En
el pasado había deseado tanto el contacto de esa mano, como ahora deseaba que
fuera la de Esther la que la sustituyera sobre su cuerpo. Se frotó la frente
con el antebrazo para apartarse el flequillo mojado, sus manos se recrearon en
las curvas de aquellos dos cuerpos hasta que se le secó la garganta. Una gota
de sudor cayó por sus ojos, enturbiándole la vista… tenía calor. Dejó las
herramientas y se quitó la camiseta, limpiándose la cara con ella antes de
dejarla caer al suelo. No tenía tiempo, y bebió un poco de agua antes de volver
a su trabajo, sin importarle el lejano murmullo que oía, suscitado seguramente
por haberse quedado en sujetador ante sus alumnos.
-
Se nos está calentando –comentó Meike por lo
bajo, ya deleitándose en el cuerpo de Alex -. Esta mujer es increíble.
Esther no dijo
nada, llevaba más de media hora con aquel hormigueo insoportable en las manos y
conteniendo el aliento sólo con mirar la forma de trabajar de Alex.
-
Joder… ¡Maldita sea, Alex! –masculló Esther para
sí misma, vencida-.
Meike la miró
sorprendida por su arrebato. Esther se volvió a las compañeras que tenía detrás
tomando notas, y les preguntó si tenían papel y bolígrafo para dejarle.
-
¿Qué vas a hacer? –le preguntó Meike aunque
sospechaba la respuesta-.
-
Sacármela de la cabeza. ¡Me está matando! –le
dijo Esther sin prestarle un ápice de atención-. ¡Maldita sea… maldita sea!
Meike la vio dibujar tan rápido, y tan detalladamente a Alex, que no
salía de su asombro al contemplar sus resultados. Sabía que lo de Esther era el
dibujo y la pintura, pero aquello sobrepasaba con creces lo que se había
imaginado tras escuchar a Alex hablarle sobre su trabajo. Esther tenía un don
tan grande o mayor que el de Alex, y verla dibujarla tan obsesivamente sobre el
papel, le puso los pelos de punta.
…
Alex notó como el sudor resbalaba por su columna mientras terminaba de
perfilar aquellos labios. La imagen de haberlos devorado la atizó,
produciéndole un escalofrío que casi alteró su pulso estropeando el resultado.
Suspiró al apartarse a tiempo y tragó saliva. Ya no sabía si estaba más
hinchada la yugular del cuello de la modelo o la de ella misma. Se dio cuenta
de que sumergirse en aquella escultura le estaba pasando una factura altamente
dolorosa y aún así, no podía parar, estaba obsesionada en ponerle fin. No sólo
la azoraban con recuerdos, sino que el deseo acumulado por Esther la espoleaba
por momentos, haciéndole soñar todo aquello que quería hacer con Esther y no
podría. Alex aprovechó los últimos minutos para poseer lo que jamás tendría en
la realidad de ella, e imaginó que la mano de Kate invadiendo las bragas de
Sofía, era la suya propia buscando el placer de Esther y trazó con pasión
desmedida los últimos rasgos de aquel pezón erecto entre los dedos y el calor
humedecido de aquellos labios.
(Fanfic escrito para el foro Maca y Esther –Hospital Central-, por Sageleah)
DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.
105
Amsterdam.
Esther tomó
asiento al lado de Meike en cuanto Kate se llevó a Sofía para cambiarse.
-
¿Qué ha pasado? –le preguntó Meike en espera de
que Esther supiera algo más de la curiosa escena que todos habían presenciado
entre Kate y Alex-.
-
No tengo ni idea, pero me temo que Kate vuelve a
hacer de las suyas, y le ha cambiado todos los planes a Alex –le contestó
Esther, claramente preocupada por ver los nervios y cara de agobio de Alex-.
De repente, Alex
pareció de nuevo discutir con Kate, la cual sonrió y le dijo que no se
preocupara. Alex lo dejó por imposible, y fue hacia su banco de trabajo. El
planteamiento había cambiado por completo y no tenía ni idea de lo que le
rondaba a Kate por la cabeza.
-
La está poniendo al límite, Alex no lleva bien
que la presionen, le gusta trabajar con calma…. ¡Mierda Kate! –dijo Esther enfadada,
sólo podía pensar en Alex-.
Alex les dio la
bienvenida a todos y presentó a Kate al resto de alumnos comentándoles que
había en principio preparado una clase distinta para ese día, pero que por
respeto y petición de Kate, el programa iba a sufrir una modificación. Entonces
cedió a Kate la palabra, y ella explicó el resto.
-
¡Buenos días a todos! –los alumnos
correspondieron a su saludo y su contagiosa sonrisa-. Cuando Alex me comentó
que cursaría un trimestre aquí, dando este curso, me alegré muchísimo no sólo
por la amistad que nos une, sino porque pensé en la gran suerte que tendríais
al poder contar con un talento como el suyo. No sólo es una gran profesora,
sino que también es una de las escultoras más refinadas y exquisitas que
conozco, por eso me brindé a ella sin pensarlo para que pudiera daros esta
máster class de fin de curso, que hoy a su pesar, he trastocado. ¡Perdóname
Alex! Ya sabes cómo soy, un bicho –se disculpó con una gran sonrisa Kate, y el
resto también rió ante su comentario-. Estoy convencida de que lo que ella
pretendía enseñaros era muy valioso para
vuestra formación, pero quien me conoce sabe que soy bastante rebelde, y me
gusta romper un poquito con los estereotipos y tabúes, así que hoy le va a
tocar soportarme una vez más, e improvisar conmigo, porque no conoce en qué va
a consistir el posado… jajaja… –Alex hizo una mueca en plan “te odio”, y todos
rieron con ellas-. Vosotros habéis disfrutado hasta ahora de sus conocimientos,
sus métodos y, estoy segura, de sus valiosos consejos. Pero yo tengo el
privilegio de haber presenciado cómo es el proceso de creación de Alex cuando
está a solas y se transforma en AxShei, y le he pedido que me permita presionarla
para que podáis ver cómo una profesional con su talento trabaja desde dentro,
sólo con sus sentimientos y sin plan preestablecido. –Kate miró a Alex, había
muchas cosas entre ellas que no necesitaban palabras-. Espero que aprendáis mucho
de esta experiencia, y que realmente la disfrutéis. Gracias por venir –terminó
de hablar Kate, y los alumnos aplaudieron totalmente entusiasmados antes las
expectativas creadas tras sus palabras-.
Alex también aplaudió a pesar de sus dudas, sus reticencias y sus miedos.
Kate fue a por Sofía mientras Alex explicaba cómo iba a proseguir la sesión.
Pidió silencio y que si alguien debía salir o entrar del aula por causa mayor,
por favor lo hiciera con el menor ruido posible. Todo el mundo apagó sus móviles,
y Alex solicitó que echaran las persianas que atenuaban la zona de los alumnos,
para que la luz quedara solamente sobre las modelos y ella, a fin de poderse
concentrar mejor y olvidarse de la gente. Por fin aparecieron Sofía y Kate, y
Alex les preguntó si necesitaban ayuda. Kate era una experta en aquel tipo de
posados y se encargó de todo bajo la atenta mirada de los alumnos. Sofía se
quitó el albornoz, sólo llevaba unas braguitas negras y se puso desnuda de
espaldas a Kate sin ningún tipo de complejo. Kate por su parte se descalzó, se deshizo
de la camiseta que llevaba, del sujetador, y se desabrochó un poco los vaqueros
que tan bien le quedaban, antes de tomar a Sofía por la espalda dejando que la
cabeza de la modelo descansara en su hombro derecho brindándole su cuello. La
mano izquierda de Sofía, se deslizó por la cintura del vaquero de Kate hasta su
trasero, en un claro gesto de posesión que le brindaba apretarse más contra
ella. La mano derecha en cambio, esperó a que Kate introdujera la suya en sus
bragas para descansar en su antebrazo. Cuando Kate posó sus labios en el cuello
de Sofía, y abarcó con su mano libre uno de sus pechos, tomándola, la
expectación en el aula era máxima y el silencio imperturbable. La temperatura había
subido varios centígrados entre los asistentes, que quedaron tan anclados ante
la apasionada imagen como lo hizo Alex concentrada en lo que ocurría.
Madrid. 9h a.m
Maca se dejó
caer en el sofá de la sala de descanso. Había terminado de pasar las últimas
altas médicas y por fin su guardia, concluía. Cerró los ojos agotada, le
escocían desde hacía un par de horas pero no había tenido tiempo para reparar
en ellos y tampoco le importaba. Sin darse cuenta, pegó una cabezadita.
-
Maca… Maca…
La joven
pediatra abrió los ojos a la suave llamada, y al entre abrirlos se encontró con
la sonrisa cálida de Beatriz.
-
¿Me he dormido? –preguntó sin prisas y con
dificultad para abrir los ojos-.
-
Como un tronco. ¿Terminabas ahora? –le preguntó
Bea que acababa de llegar y estaba fresca como una rosa-.
-
Sí, ya me iba a casa –Maca se frotó los ojos, no
podía despegarlos, le ardían-. Bea…
-
¿Sí? –le preguntó-.
-
¿Tengo algo en los ojos? No puedo abrirlos, me
escuecen –le anunció Maca más alerta-.
-
A ver… -Bea se preocupó y se acercó a ella para
examinarla-.
Al separarle los
párpados comprobó que tenía una conjuntivitis de caballo.
-
Pero chiquilla, ¿desde cuándo tienes así los
ojos? –se escandalizó Bea de que hubiera trabajado así, debían de dolerle
muchísimo. Estaban completamente rojos y el mecanismo lagrimal estaba en pleno
funcionamiento pegándole los párpados con sus secreciones-.
-
Pues desde ahora, cuando llegué estaba bien –le
dijo Maca cerrándolos de nuevo, mientras Bea le empujaba la cabeza contra el
respaldo del sofá para que no se moviera-.
-
¡Quédate ahí! Voy a por suero y antibióticos.
¡Madre mía, y luego nos quejamos de los enfermos! –masculló Bea mientras salía
hacía la sala de enfermería que estaba justo enfrente-.
Maca esperó a
que volviera, cuando escuchó que la puerta se cerraba tras unos pasos supo que
ya estaba de vuelta.
-
Vale, ya estoy aquí, a ver qué hago contigo –le
dijo Bea mientras se ponía unos guantes y preparaba los remedios para hacerle
una buena limpieza y tratarle la infección con antibiótico-. ¿Duele? –le
preguntó al empezar a limpiarle-.
-
No, alivia. Está fresquito –dijo Maca con una
amplia sonrisa, a pesar de que le dolían, le había divertido notar a Bea un
poco fuera de sus casillas-.
-
¿Te parece divertido? –Bea advirtió su humor-.
-
Jajaja… un poco –se rió Maca sin razón-.
-
Pues como no guardes reposo y sigas el
tratamiento te tendré que dar la baja médica por unos días –le dijo Bea para
castigarla-.
-
¡¡¿Cómo?!! ¡Imposible! –Maca hizo el impulso de
incorporarse tras aquella noticia-.
-
Jajajaa… -Bea la retuvo sujetándole la frente,
ahora era ella la que se divertía-. Desde luego, eres una verdadera adicta al
trabajo. ¿Tan malo sería descansar unos días?
-
No, pero es que la semana que viene ya tengo
unos días de vacaciones y no puedo dejar los casos a medias. Lo tengo todo
programado hasta el miércoles, no puedo darme de baja ahora –le explicó Maca
algo inquieta-.
-
Tranquila, con que descanses hoy y mañana, me
vale –le comunicó Bea, tranquilizándola-.
-
Trabajo en el pub esta noche, mañana descansaré
–dijo Maca-.
-
¿Trabajas en un pub? –se sorprendió Bea por la
noticia, Maca era una caja de sorpresas-.
-
Sí, pero sólo los fines de semana. Aunque este
año he reducido jornada, por el hospital, la facultad… ya sabes –le dio
conversación Maca mientras la curaba-.
-
Vaya, realmente estoy sorprendida –y era cierto
que lo estaba. Nunca se hubiera imaginado a Maca sirviendo copas después de
verle hacer lo que hacía en aquel hospital y de conocer su historial académico
de beca-. Tendré que pasarme por allí a tomarme algo antes de marcharme.
-
¿En serio?... jajaja… -Maca no pudo evitar
reírse ante la idea de ver a Bea en el bar de ambiente-.
-
Sí, ¿por qué? Tan estirada me ves que no me
imaginas de copas, ¿o qué? –le dijo Bea terminando de colocarle las gotas, y
apretando unas gasas limpias suavemente sobre los ojos de Maca-
-
No, sí te imagino, pero espero que te
desenvuelvas bien en los bares de ambiente, porque con tu físico en el NaNa’s
te iban a salir unas cuantas admiradoras –le dijo Maca con una amplia sonrisa-.
Bea se quedó por
un momento descolocada. Evidentemente sabía que Maca era lesbiana, no era
ningún secreto y ella tampoco lo ocultaba. Lo que la sorprendió fue que
trabajara en un pub de ambiente, y encima la valorara como caza. Por fin le
quitó las gasas de los ojos a Maca, y se quitó los guantes.
-
Ya está, a ver si puedes abrirlos ahora –le dijo
Bea quedándose a su lado para ver el resultado-.
Maca los abrió
con cuidado, y aunque parpadeando y costándole un poco, al final centró la
vista y pudo abrirlos.
-
Mucho mejor, al menos no escuecen tanto, pero me
molestan –le anunció Maca-. Gracias, doctora.
-
De nada, pediatra –bromeó Bea con una sonrisa-.
Será mejor que te agencies unas gafas de sol y que descanses hoy y mañana la
vista. Eso significa, que te recomiendo que no vayas a trabajar esta noche al pub
y que por supuesto voy a dar órdenes de vetarte la entrada al hospital hasta el
lunes, ¿de acuerdo?
-
Jajajaja, ¿lo dices en serio? Mañana tengo que
venir a redactar los informes de… -Maca no se tomó en serio sus indicaciones,
tenía muchas cosas que hacer antes de viajar a Londres-.
-
Ni se te ocurra venir mañana, porque pienso
hablar con Cruz ahora mismo como no me prometas descansar al menos estos dos
días –la amenazó Bea haciendo que Maca se callara de golpe-.
-
¿No serás capaz…? –le preguntó Maca sorprendida.
¿Cómo habían llegado a aquel punto de confianza y chantaje?-.
-
Jajajaja… Oh, sí, de esto y de más… ni te
imaginas de lo que soy capaz. Así que más te vale hacerme caso –le advirtió Bea
y antes de salir por la puerta se giró para darle un último mensaje-. Por
cierto, Maca…
-
¿Sí?
-
No te preocupes por mí, he perdido práctica pero
te garantizo que desenvolverme en el ambiente, no será ningún problema…
¡Descansa! –le dijo Bea y luego la abandonó de aquel modo, que ya era tan
familiar en ellas-.
Maca esta vez no
pudo evitar reírse por su comentario, aquella mujer empezaba a ser muy
divertida y su forma de abrir el armario, aunque innecesaria, le había hecho
mucha gracia.
---
Amsterdam.
Habían pasado
más de cinco minutos y Alex seguía sin moverse, su mirada seguía fija en Kate y
Sofía, inmutable, concentrada.
-
¿Qué le pasa? ¿por qué no empieza? –preguntó en
un susurro Meike a Esther-.
-
No lo sé, creo que está en shock. Debe estar
bloqueada –comentó Esther más preocupada ahora que al principio-.
De pronto Alex, empujó
su mesa de trabajo para acercarla más a la zona de posado. Se quitó el reloj
dejándolo visible en la mesa, y destapó el bloque para empezar a trabajar en la
pieza.
-
Meike, ven un momento –la llamó Alex pidiéndole
ayuda-.
Meike dio un
salto y acudió hasta ella, luego colocó otra mesa auxiliar a su lado y depositó
dos barreños más de agua que le había pedido. Alex le dio las gracias sin
mirarla, y volvió a sentarse. La escultora se había puesto manos a la obra y
todo lo demás, quedaría en un segundo plano en cuestión de segundos.
Los alumnos la
miraron fascinados. Alex cortó, vació, talló y empleó algunas técnicas de
mezcla que no conocían. En menos de una hora, ya había conseguido extraer la
forma de aquellos dos cuerpos de mujer entrelazados. Verla trabajar con tanta
precisión y a aquella velocidad, mantenía el pulso acelerado de todo el mundo,
era apasionante. De pronto Alex se lavó enérgicamente las manos y la cara con
agua. Se apartó un poco de la mesa y contempló serenamente a Kate y Sofía
mientras se secaba con una toalla. Aquel alto en el proceso, le sirvió para
valorar lo que veían sus ojos y lo que había creado con sus manos. Volvió a la
carga. Esta vez se sentó por fin en el taburete, y desplegó su kit de
herramientas para el detalle. Su concentración era máxima, y pronto se vio
sumergida tallando los detalles de aquel gesto tan erótico, como perturbador,
que tenía delante. Cuando Alex empezó a definir la mano derecha de Kate
poseyendo el pecho de Sofía, la suya tembló haciéndole parar unos instantes. En
el pasado había deseado tanto el contacto de esa mano, como ahora deseaba que
fuera la de Esther la que la sustituyera sobre su cuerpo. Se frotó la frente
con el antebrazo para apartarse el flequillo mojado, sus manos se recrearon en
las curvas de aquellos dos cuerpos hasta que se le secó la garganta. Una gota
de sudor cayó por sus ojos, enturbiándole la vista… tenía calor. Dejó las
herramientas y se quitó la camiseta, limpiándose la cara con ella antes de
dejarla caer al suelo. No tenía tiempo, y bebió un poco de agua antes de volver
a su trabajo, sin importarle el lejano murmullo que oía, suscitado seguramente
por haberse quedado en sujetador ante sus alumnos.
-
Se nos está calentando –comentó Meike por lo
bajo, ya deleitándose en el cuerpo de Alex -. Esta mujer es increíble.
Esther no dijo
nada, llevaba más de media hora con aquel hormigueo insoportable en las manos y
conteniendo el aliento sólo con mirar la forma de trabajar de Alex.
-
Joder… ¡Maldita sea, Alex! –masculló Esther para
sí misma, vencida-.
Meike la miró
sorprendida por su arrebato. Esther se volvió a las compañeras que tenía detrás
tomando notas, y les preguntó si tenían papel y bolígrafo para dejarle.
-
¿Qué vas a hacer? –le preguntó Meike aunque
sospechaba la respuesta-.
-
Sacármela de la cabeza. ¡Me está matando! –le
dijo Esther sin prestarle un ápice de atención-. ¡Maldita sea… maldita sea!
Meike la vio dibujar tan rápido, y tan detalladamente a Alex, que no
salía de su asombro al contemplar sus resultados. Sabía que lo de Esther era el
dibujo y la pintura, pero aquello sobrepasaba con creces lo que se había
imaginado tras escuchar a Alex hablarle sobre su trabajo. Esther tenía un don
tan grande o mayor que el de Alex, y verla dibujarla tan obsesivamente sobre el
papel, le puso los pelos de punta.
…
Alex notó como el sudor resbalaba por su columna mientras terminaba de
perfilar aquellos labios. La imagen de haberlos devorado la atizó,
produciéndole un escalofrío que casi alteró su pulso estropeando el resultado.
Suspiró al apartarse a tiempo y tragó saliva. Ya no sabía si estaba más
hinchada la yugular del cuello de la modelo o la de ella misma. Se dio cuenta
de que sumergirse en aquella escultura le estaba pasando una factura altamente
dolorosa y aún así, no podía parar, estaba obsesionada en ponerle fin. No sólo
la azoraban con recuerdos, sino que el deseo acumulado por Esther la espoleaba
por momentos, haciéndole soñar todo aquello que quería hacer con Esther y no
podría. Alex aprovechó los últimos minutos para poseer lo que jamás tendría en
la realidad de ella, e imaginó que la mano de Kate invadiendo las bragas de
Sofía, era la suya propia buscando el placer de Esther y trazó con pasión
desmedida los últimos rasgos de aquel pezón erecto entre los dedos y el calor
humedecido de aquellos labios.
Me encanta cuando te pones obscena y el personal se caldea!xD
ResponderEliminarA más de una le va a reventar algo en las manos jajjajaj