Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado, maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer, se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.
Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.
27
Maca se
cepilló los dientes. Tras el baño y vaciar aquel peso que sentía en las
entrañas, se encontraba mucho mejor. Se miró al espejo y se reconoció… “Maca,
te estás perdiendo”, le recriminó la imagen del espejo, y Maca agachó la mirada
mientras terminaba de peinarse el cabello aún húmedo. Cuando salió del baño,
Esther la aguardaba sentada en la cama con un pijama puesto.
- He
pensado que te sentirías mejor si dormimos vestidas –le dijo Esther y esbozó
una dulce sonrisa para Maca, aunque ahora era ella, la que realmente estaba
asustada-.
Maca
esbozó una tímida sonrisa.
- Sí, será
mejor –le contestó.
- ¿Puedo
entrar yo ahora? –le preguntó Esther señalando el baño-.
- Sí,
claro –le contestó Maca y vio como una extraña Esther se deslizaba al interior
del aseo-.
Maca quiso
seguirla, pero al llegar a la puerta oyó como Esther vomitaba también… “Diosss…
la he cagado otra vez”…
- ¿Esther
estás bien? –le preguntó a través de la puerta-.
- Sí, sí,…
no te preocupes. Es que con el susto se me han revuelto las tripas -le dijo
Esther-.
Maca
suspiró angustiada.
- Lo
siento, lo siento… sé que no soy alguien fácil de llevar –se disculpó Maca
aterrada ante la idea de haber vuelto a hacerlo-. Si, si no quieres volver a
verme, lo entenderé.
La voz de
Maca apenas había sido un hilo atemorizado. Esther abrió de pronto la puerta
con el cepillo de dientes enfundando una de sus manos.
- ¡No
vuelvas a decir una cosa así, nunca! –le dijo Esther con autoridad e incluso
ira-.
Maca se
asustó.
- ¡Tú no
has hecho nada malo, y no quiero que te disculpes por ello! ¿Me has entendido?
–le preguntó Esther. Maca asintió con la cabeza-. Que quede muy claro, ni esto
ni nada parecido va a hacer que te deje, si es necesario que compre una puta
bombona de oxigeno, la compraré, pero no pienso dejarte sola, te dije que te
ayudaría y así va a ser, ¿algún problema con ello?
Maca
sonrió, Esther estaba muy sexy cuando se enfadaba.
- Sólo uno
–dijo Maca tímidamente-
Viendo que
Maca no contestaba Esther preguntó.
- ¿Cuál?
- Qué
también me pones cuando te enfadas… igual necesitamos la bombona esa –y la
sonrisa tímida de Maca hizo que Esther riera-
-jajaja… joderrrr…
mierdaaaaaaaaa…. Jajaja –Esther se volvió a meter en el baño entre risas, y se
empezó a cepillar los dientes mientras Maca la miraba desde el marco de la
puerta-.
- jajaja..
¿Qué?... ¡es que estás muy sexy!, ¡de verdad!… -le dijo Maca más relajada ante
aquella risa que la había reconfortado-.
- jajajja…
¡esto es increíble!...jajjaja… -Esther se enjuagó la boca y la miró-. ¿Siempre
vas a ser así?
- ¿Así
cómo? –le preguntó Maca elevando una de sus cejas con suspicacia-.
Esther se
acercó hasta ella, Maca sintió que el corazón volvía a acelerarse.
- ¡Tan
adorable! –le susurró Esther… y Maca recordó como aquella misma boca le había
suplicado que no se detuviera apenas una hora antes-.
-
¿Adorable? ¿Desde cuándo las pijas somos adorables? –le preguntó Maca para
distraer a su corazón-.
- jajaj…
no lo sé, pero tú muchachita, lo eres… -le dijo Esther-. ¿Qué, te ayudo a
cambiarte?
Se brindó
Esther sensualmente viendo que Maca aún estaba en albornoz.
- Ohh…
mierdaaaaaaaaaa… dame un respiroooooo… jajajja –le gritó Maca tapándose la cara
con las manos-.
- jajaja…
regla número uno, nunca empieces algo que no puedes terminar, y menos con una
profesional –le dijo Esther y le tendió el pijama -. Anda, cámbiate, que tú
también me estas provocando con ese albornoz.
Maca se
rió y se cambió en el baño, pues era incapaz de soportar la mirada de Esther
sobre su cuerpo una vez más. Cuando salió del aseo, Esther la esperaba
recostada entre las sábanas y con el mando a distancia en la mano.
- ¿Qué
estás viendo? –le preguntó Maca-.
- ¡Una
porno! –le contestó Esther-.
Maca se
quedó paralizada en el sitió, Esther la miró y se echó a reír a carcajada
limpia.
- Ohhh…
eres mala eh… -le dijo Maca pegándole un cojinazo al llegar a su lado-.
- Auuu…
jajajaj… sólo lo hacía para liberar tensiones, mujer –le dijo Esther-.
- Liberar
tensiones, liberar tensiones… no creo que tú tengas queja de eso después de lo
que te he hecho –le espetó de pronto Maca -.
Esther se
le quedó mirando con la mandíbula desencajada.
-
jajjajaj… ves, yo también sé divertirme… jajajajja –se rió ahora Maca a
carcajadas y Esther le atizó con un pequeño cojín-.
- Y la
mala soy yo, hay que joderse -le dijo Esther-.
- Bueno
qué, ¿hacen algo en la tele o no? –le preguntó de nuevo Maca haciéndose un
hueco entre las sábanas-.
- No
mucho, creo que ahora van a poner una de acción -le dijo Esther-.
Como Maca
no le contestó Esther se giró para observarla, por alguna extraña razón Maca la
estaba mirando fijamente.
- ¿Qué te
pasa? –le preguntó Esther otra vez preocupada por ella-.
- ¿Puedo…
puedo abrazarme a ti? –le preguntó con timidez Maca-.
“Por
favorrrrrrrrrrrr…. Me va a enterrar vivaaaaa”… pensó Esther, que creía que Maca
ya no podía sorprenderla más, pero estaba equivocada. Aquella mujer pasaba de
la sensualidad a la dulzura, del enigma a la familiaridad más sana… en fin,
¿qué podía hacer?
Esther
colocó bien los cojines y se recostó en ellos, luego abrió los brazos para que Maca
pudiera acomodarse sobre su pecho. Maca sonrió, se acurrucó sobre ella y trató
de tranquilicirse.
- Esther
-susurró Maca pasado unos minutos-.
Esther
cerró los ojos, aquella voz era una verdadera caricia.
- ¿Sí? –le
preguntó -.
- ¿Te
importaría abrazarme? –le pidió Maca-.
“Auuus…
eso ha dolido”… Esther sintió que aquel puñal se volvía a clavar en el corazón.
Tomó aire para serenarse, y cubrió a Maca con las mantas, luego le pasó el
brazo por encima, abrazándola.
- Claro
que sí, ¿estás bien? –le preguntó Esther, pues no quería excederse-.
- Sí -Maca levantó la cabeza y le besó en la
mejilla-. Gracias, buenas noches.
- Buenas
noches.
El beso que
Maca le dio a Esther en la mejilla le quemó la cara durante al menos diez
minutos, pero su respiración tranquila y dormida encima de su pecho, estuvo
apuñalándola durante toda la noche.
28
Sueño: Una niña lloraba, parecía perdida
en medio de la oscuridad, acurrucada y apartada del resto no dejaba que nadie
se le acercara. Esther sintió que el corazón se le partía, quería consolarla
pero cuanto más se acercaba, la niña más temblaba y se acurrucaba con temor.
“No voy a hacerte daño”, le decía Esther intentando alcanzarla, pero por mucho
que estirara su brazo aquel ángel perdido siempre parecía más lejos, más lejos.
Con angustia
Esther se despertó y miró a su alrededor. Comprobó que ya era de día y que
seguía en la suite de Maca, pero aquel ángel ya no estaba. Esther se pasó la
mano por el pecho, justo donde la cabeza perfumada de Maca había descansado con
dulzura. “Esther estás perdiendo el control, debes serenarte”… se regañó a sí
misma. ¡Aquello era una locura! Se cubrió con el brazo los ojos para evitar
pensar, pero el “clic” de la puerta de la suite la regresó a la realidad. Se
descubrió la cara y entonces la vio.
Allí, con
unas mallas Nike a juego con sus zapatillas y un top negro que dejaba al
descubierto unos abdominales brillantes por las gotitas de sudor, estaba aquel
ángel que de día se transformaba en la mujer más sexy del mundo.
- ¡Buenos
días, dormilona! -le dijo Maca con una sonrisa al comprobar que estaba
despierta-.
“Joderrr…
me vas a dejar ciega si sigues deslumbrándome con esa sonrisa”, pensó Esther.
- ¡Buenos
días, quesito de bola! –le dijo Esther, pues meterse con ella le ayudaba a
lidiar su tensión.
- Touche
–dijo Maca y acto seguido se rió-. El quesito de bola está que no puede más…
jajaja… -reconoció Maca sentándose en el butacón que había al lado de la cama-.
Esther no
quería mirarla descaradamente, pero no pudo evitarlo, y sus ojos se deleitaron en
el brazo definido y brillante de Maca cuando ésta tiró de la cinta que contenía
el mp3 que llevaba colgado…”Dioss mío, por qué coño está tan buenaaaaa”… se
martirizaba Esther que no había olvidado aquellas manos ni aquella piel.
-
¿Footing? –le preguntó Esther para distraer sus pensamientos-.
- Sí, no
podía dormir más y salí a despejarme un poco. ¡Hay que quemar la energía! –le
guiñó un ojo Maca y le sonrió-.
“Agggg… yo
sí que te hacía quemar calorías”… pensaba Esther con deseo enfermizo.
- Eres una
contradicción con patas, ¿lo sabías? –le pinchó Esther-.
- ¿Yo?
¿por qué? –le preguntó Maca divertida-.
- Porque
eres vampiresa alcohólica de noche y mujer saludable de día, eso no es normal
–le dijo Esther con una sonrisa-.
-
jajajajja… nunca me había parado a pensarlo –Maca se levantó del asiento con
agilidad. A Esther se le cayó la baba cuando aquella tripa se le quedó tan
cerca de la cara, pues se había sentado en la cama justo enfrente del asiento
de Maca-. ¿Quieres qué te pida algo de comer?
- ¿ehhh?….
–Esther por un momento se había esfumado de aquella habitación concentrada en
otras sensaciones más urgentes-… ah, no, no hace falta. ¿Qué hora es?
Maca desde
luego no era consciente de la atracción que despertaba en ella, pues se inclinó
para girar el reloj que tenía en la mesita de noche y por un instante eran sus
pechos los que pasaban a dos palmos de Esther.
“Diooosssss….
¿y yo porque no puedo probarla?”…pensaba Esther.
- Es cerca
de la una –Maca se incorporó enseguida, y se le quedó mirando con extrañeza-.
¿Seguro que no quieres nada? No tienes muy buena cara.
“Agggg…
pero cómo coño voy a tener buena cara si no se me ha pasado la calentura, hay
que joderse”…seguía meditando Esther.
- jajaj…
me encanta que me piropees de buena mañana –bromeó Esther y consiguió que Maca
se riera-.
- Perdona,
estás preciosa -rectificó Maca con una sonrisa y la besó en la mejilla-.
Si Esther
hubiera llevado bragas se le hubieran caído de golpe, gracias a Dios el pijama
era confortable y seguro.
-
¡Aduladora! –le reprochó Esther con el ceño fruncido-. No me lo pones nada
fácil para meterme contigo, ¿sabes?
- jajajja…
pues no te metas… Oye, he pensado que bueno, que si no tienes nada para hoy …
bueno yo… -Maca se volvió tímida de repente-… que si quieres, me gustaría invitarte
a comer. Mi tren no sale hasta las seis.
“¿Y ahora
timidita?... mmmm… te como, fijo”… sonrió Esther por su dulzura.
- ¡Será un
placer! –le dijo Esther aceptando-. Después puedo acercarte a la estación.
A Maca se
le dibujó una sonrisa contagiosa en la cara, estaba encantada con la idea.
- ¡¡Genial!!
Voy a ducharme y nos vamos, ve pensando dónde quieres que te lleve –le dijo
Maca y enfiló hacia el cuarto de baño. Cuando estaba ya en la puerta, Esther la
llamó-.
- Maca…
- ¿Sí?
- Si
quieres te froto la espalda –le dijo sensualmente elevando una de sus cejas.
Maca se puso roja al instante y Esther se rió-…. Jajajjajaj….
- Ohhhh…
¡cállateeeeee!... jajajaj…. –le gritó Maca y le tiró una toalla-
Luego se
metió en el baño y echó el pestillo mientras resoplaba frente al espejo, no
podía arriesgarse a imaginar que Esther la siguiera. Desde luego, la ducha fría
ya no era necesaria, era IMPRESCINDIBLE.
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