martes, 11 de diciembre de 2012

Dibujada en mi mente (TOMO 2) -cap 66-




“DIBUJADA EN MI MENTE" (TOMO 2)
(Fanfic escrito para el foro Maca & Esther –Hospital Central-, por Sageleah)

DESCRIPCIÓN:
Una estudiante de bellas artes con gran talento  y una inocencia casi mágica, se adentrará en la edad adulta hipnotizada por una estudiante de medicina mayor que ella y un abismo de vivencias que las separan. Juntas descubrirán los claros-oscuros que la pasión y el amor encierran, en un relato donde el crecimiento personal y la lucha por ser uno mismo, combate con el equilibrio de forjar una unión entre dos mujeres, sus anhelos y sus miedos.





66

Madrid. Febrero.

­El profesor de cirugía aplicada anunció los últimos cinco minutos antes de la finalización del examen. Maca miró el reloj que presidía el aula, y volvió a su hoja de examen agobiada, ya se le nublaban hasta las letras, estaba tan cansada. Dejó el bolígrafo en la mesa y desistió de repasar el examen por última vez, recogió sus cosas y lo entregó antes de salir. Aún le quedaba una semana más de exámenes, y sin embargo su energía estaba bajo mínimos.  

-       Maca, Maca….

La voz de Claudia llamó su atención en el pasillo.

-       Claudia, ¿qué haces aquí? –no esperaba coincidir con ella, y se alegró de ver una cara amiga-.
-       Tenía ganas de verte, ¿cómo ha ido? –le preguntó Claudia tras darle un beso y un fuerte abrazo-.
-       Creo que bien, aunque no sé… estoy bastante espesa últimamente, mi cabeza ya no es lo que era –señaló Maca arrugando la nariz-.
-       ¡Joder! ¿Y te sorprende? Si tuviera que hacer los malabares que haces tú al día para poder con todo reventaría –exclamó Claudia. Su amiga este año iba más de culo que nunca, ni siquiera sabía cómo sacaba el tiempo ni las fuerzas necesarias para sacar adelante el trabajo en el hospital, el del pub, hacer horas prácticas extras con el equipo de Cruz por amor al arte y encima estudiar, todo sin contar con las trasnochadas que se daba para mantener su relación a distancia con Esther, y el apoyo que le estaba dando a Verónica en un momento tan difícil como el que estaba viviendo-. Por cierto, ¿también trabajas esta noche en el pub?
-       Ufff, no… sino me muero. Le pedí a Ana que me dejara libre este fin de semana, necesito la pasta pero es que si no me cojo unos días no llego a los dos exámenes de la semana que viene. Además, mañana llega Verónica… -apuntó Maca-.

Claudia y ella salieron de la facultad, eran las siete y media de la tarde y Maca tuvo la sensación de que últimamente no veía la luz del día. Suspiró, pero no dijo nada, y ambas siguieron caminando por los jardines del campus hasta el aparcamiento.

-       ¡¿La operación ya es esta semana?! –le preguntó Claudia sorprendida-
-       Ah, no, no… esta semana le hacen las últimas pruebas tras la quimio que se ha estado dando en Sevilla, así que por suerte me dará tiempo a terminar con los exámenes.
-       ¿Estás preocupada por ella? –se interesó su amiga-.
-       La verdad es que no me preocupa tanto la operación como el postoperatorio, aunque veo a Vero más concienciada y centrada en el problema, la realidad es que no se por donde puede salir si al final la quimio no ha dado resultado y tienen que practicarle la mastectomía total.

Tras contarle Verónica lo de su cáncer de mama recién detectado, Maca no se había vuelto a separar de ella. No sólo para evitar que cometiera más excesos para evadirse del problema, sino porque de verdad le preocupaba como amiga. Había sido un mes duro de concienciación, visitas médicas, más pruebas, terapia psicológica y tratamiento de quimioterapia. Verónica se había dejado arropar por ella y finalmente había decidido trasladarse a Madrid tanto para la operación como para el postoperatorio, ya que no se veía con fuerzas de hacerlo ella sola y mucho menos al lado de su familia, tan parecida a la de Maca que daba asco. Los psicólogos ya habían advertido a Maca que la extirpación completa del pecho crearía estragos en una personalidad como la de Verónica, de ahí que hubieran probado previamente reducir el tumor con quimioterapia para evitar la mastectomía total, ya que Verónica al principio estaba tan negada ante la evidencia de que era o su vida o su aspecto físico, que hasta había rechazado operarse.

-       ¡Ya! Por lo que me has contado, va a ser jodido como haya que extirpárselo entero y esperar para la protesis… -reconoció Claudia-, pero bueno, habrá que esperar a los resultados, y luego ya le echaremos los cables que necesite. No sirve de nada que nos preocupemos por cosas que aún no han pasado ¿no?
-       Sí, tienes razón –pisó otra vez el suelo Maca-. Ya afrontaremos lo que venga cuando venga.
-       Pues claro, tú tranquila… tú apóyala a ella, que entre Esther y yo nos encargamos de ti, formaremos una cadena ¿eh? –quiso asegurarse Claudia de que supiera que podía contar con ella para lo que fuera-.

Maca sintió el apretón de energía que Claudia le dio rodeándola con un brazo, sin embargo su amiga había dado justo en la llaga aún no cicatrizada que Maca tenía en todo aquel asunto, y es que todavía no había podido contarle a Esther lo de Verónica, entre otras cosas porque cuando intentaba encaminar la conversación Esther se volvía recelosa y se enfadaba con tan sólo nombrar a la rubia.

Amsterdam.

A Esther le costó muchísimo trabajo levantarse el lunes por la mañana. Tras ver algunas exposiciones, pintar y largas charlas con Kate el fin de semana, finalmente había decidido volver a ponerse las pilas en temas de estudio. Se arrastró literalmente hasta la ducha, y en una hora aproximadamente ya se encontraba encima de su bicicleta rumbo al campus. Aquel lunes empezaba un seminario especial de composición en artes plásticas y cómo Kate era muy amiga de la profesora que lo impartiría terminó convenciendo a Esther para inscribirse pese a que no era para nada su especialidad, así que allí estaba ella, refunfuñando de buena mañana mientras se helaba la cara de frio pese a la bufanda que llevaba puesta, rumbo a la universidad.

-       Mierdaaa, joder… -masculló Esther tras meter el pie en un poco de barro mientras aparcaba la bicicleta-.

Cuando tenía sueño todo en ella era un desastre, y poco a poco se fue materializando. Primero el charco, luego la equivocación en el edificio donde se impartía la clase, y finalmente la rotura de la cremallera de su mochila, lo cual hizo que terminara llegando quince minutos tarde a su primera clase.

-       Geniallll… el primer día y llego tardísimo, si señora… muy buena impresión, y encima amiga de Kate… joder, seguro que se lo chivan, mierda –se quejaba Esther ya plantada frente a la puerta del aula, respiró hondo y llamó a la puerta-.
-       ¡¡Adelante!! –le indicó alguien desde dentro, y que le contestaran en Español sorprendió a Esther-
-       Perdón, con su permiso tenía clase con….. –Esther entró tímidamente dispuesta a disculparse, pero se quedó totalmente transpuesta tras ver que tras la mesa de profesor de aquella aula se encontraba Alex, su Alex-

Ambas se miraron, y Alex sonrió abiertamente.

-       Adelante, siéntate… apenas hemos empezado –la invitó a entrar viendo que Esther se había quedado petrificada en el marco de la puerta-.
-       Sí, sí… gracias –le dijo Esther reaccionando ya con una sonrisa, y con prisas se sentó en la esquina de la segunda fila-.

Alex la vio tomar asiento y no pudo disimular lo mucho que le alegraba volver a verla, con una sonrisa franca volvió a tomar control de la clase.

Una hora después.

-       ¡Es que aún no me lo creo! – le dijo Esther sinceramente mientras ambas caminaban juntas por el campus-.
-       ¿El qué? ¿qué esté aquí o que sea tu profesora? –quiso saber Alex-.
-       psss… pues ninguna de las dos cosas. ¡Es que no tenía ni idea! Voy a matar a Kate por no haberme dicho nada… y además, ¿desde cuándo esa vocación por enseñar? –le preguntó su amiga-.

Alex se rió, y la miró de reojo mientras caminaban.

-       La verdad es que siempre me ha gustado enseñar, de hecho antes de salir de la facultad ya hacía mis pinitos en la academia de “Art open World”.
-       ¿Lo dices en serio? ¡No tenía ni idea! –se sorprendió Esther, pues era una de las academias de arte más prestigiosas de Madrid, y Alex nunca lo había mencionado-. Es súper difícil entrar en esa escuela, la exposición de fin de curso es alucinante… una vez fui con Laura, y nos quedamos de piedra, había una artista que hizo un par de trabajos en acero y madera que eran realmente alucinantes, ¿cómo se llamaba? Era como un acrónimo… la tía ya había expuesto en Londres, Berlín… y no se que más, ¡vamos, una fuera de serie! y no era mucho mayor que nosotras…. seguro que te suena si has trabajado allí… ArSei o ArcSui…
-       ¡AxShei! –pronunció Alex con seguridad-.
-       ¡Siii! ¡Esa es! ¿la conoces? –se alegró Esther de que la reconociera-.
-       ¿A AxShei?... jajajja… Sí, un poco… ¿AleX SHEIer Gómez? –lazó Alejandra en ese momento a modo de pregunta-

Esther se frenó de golpe y la miró con ojos como platos sin acabar de asimilar lo que Alex le estaba diciendo.

-       ¡¡¿Tú eres AxShei?!!, pero no puede ser… si en el folleto ponía… -Esther recordó para sí lo que habían leído Laura y ella sobre la artista al ver sus esculturas-.

“Joven artista consagrada con varios premios nacionales en su haber, y el premio internacional “Art and Soul”, concedido a la edad de 17 años por su obra “Vera”. Profesora titular de “Arte y diversificación plástica” en la “Art open World”,…. primera en su promoción… etc, etc…”

-       Pero si tú nunca… Eva nunca… -la mente de Esther hizo un barrido por las conversaciones y los momentos que habían compartido juntas durante el último año, y Alex apenas había dado señales que insinuaran tan siquiera el gran talento o lo increíble que era lo que hacía, a lo que se dedicaba-.

AxShei, Alex, tenía en su haber premios importantísimos en el mundo del arte y jamás había mencionado que se dedicara a la escultura… al menos no más que modestas pinceladas cuando hablaba con Laura, que también era una apasionada de la escultura. Ahora que lo pensaba, la verdad es que era frecuente verlas enfrascadas compartiendo opiniones, pero Alex nunca había mencionado que se dedicara profesionalmente a ello… “Sí, claro… muy fácil, cómo tú eres un genio…”, aquella frase repetida que Eva había mencionado alguna vez en su presencia, ahora tomaba más fuerza que nunca. Alex, AxShei, era una de las promesas nacionales más joven y seguida por el entorno artístico, sus obras eran escasas, pero tenían una gran repercusión y muy buena acogida.

Esther se rindió ante la evidencia de que en realidad apenas conocida a Alex. Había estado tan sumergida en sus idas y venidas con Maca, que el mundo y su alrededor había estado eclipsado casi todo el tiempo por ella. Se avergonzó.

-       Lo siento –se disculpó Esther de pronto con ella-.
-       Lo sientes, ¿por qué? –ver a Esther seria de pronto, hizo que a Alex se le borrara la sonrisa de la cara-.
-       Tengo la sensación de haberte tenido a mi lado para ayudarme desde que nos conocimos, te considero mi amiga, y la verdad es que apenas se nada de ti… no tenía ni idea -le contestó Esther, y de verdad que lo sentía. Darse cuenta del poco interés que había tenido en conocerla, la acongojaba, porque volvía a poner en evidencia sus miedos más profundos-.

Alex se apoyó en el respaldo de un banco junto a ella. No le gustaba verla así. Su amor y admiración por Esther había ido creciendo poco a poco desde que Kate las presentara en su postgrado.

-       ¡No seas tonta! –le dijo Alex intentando que se animara-. Es justamente porque somos amigas que no necesitamos saber el cien por cien de la otra para ayudarnos o caernos bien. ¿O es que me aprecias más ahora que sabes que he ganado algún premio?...
-       Claroooo que nooo –se alarmó Esther de que tan sólo lo pensara-.
-       jajaja… pues es un alivio, ni te imaginas la clase de gente que se te arrimará cuando pegues el pelotazo, y estoy segura de que lo pegarás. Es una suerte que cuentes con Kate -le mencionó Alex y se puso algo más seria-. A mí me localizó algo mas tarde y la verdad es que durante esos años de confusión y sin guía me dio tiempo de sobra a espabilarme. El mundo del arte puede ser muy hipócrita y despiadado a veces.

Esther la miró entre intrigada y preocupada, pero pronto Alex le regaló una de sus tiernas sonrisas y las nubes que anunciaban tormenta se desvanecieron.

Continuará...

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