La empresa de Pedro Wilson, está a punto de sacar al mercado un láser quirúrgico que revolucionará el mundo de la medicina, el cual ha sido creado por una joven prodigio en ingeniería robótica que resulta que además es su hija, Macarena Wilson. Sin embargo, otros intereses ocultos acechan al proyecto y amenazan con cambiar el futuro de Maca para siempre, si finalmente su trabajo sale a la luz en toda su magnitud. Con la amenaza de perder a su hija, Pedro aceptará la contratación de Esther García, una mujer misteriosa que tomará las riendas de la empresa en pro de un único fin, proteger a la joven. Algo que no le será fácil, dado el espíritu rebelde, guerrero y liberar de Maca, que ajena a lo que sucede a su alrededor, verá a Esther como su única amenaza.
15
A la hora de la comida, Eva y Maca se reunieron como era su costumbre.
Maca estaba absorta contándole a su amiga el problema que la llevaba de cabeza
aquella mañana, y Eva trataba de seguirla a pesar de que su cabeza se había
quedado en la sala común junto a Esther.
-
Creo que voy a hacer pruebas con una densidad de lente distinta, porque
el ángulo delta de Cohs no está disminuyendo en absoluto con la que tiene
ahora, ¿qué opinas? –la llamó a tierra Maca mientras se llevaba un tenedor con
espaguetis a la boca-.
-
Ehhh.. ¿qué, perdona? –reaccionó Eva-.
-
¿Se puede saber dónde coño estás? No me has dado bola desde que hemos
llegado –la reclamó Maca-.
-
Ya lo sé, perdona… ¿qué me decías? –trató de centrarse Eva-.
Maca la miró y trató de suavizar sus ánimos.
-
Déjalo, no importa… sí sé que soy una pesada, me obsesiono cuando algo
se me resiste, ya lo sabes –quiso cambiar de tema Maca para prestar más
atención a su amiga-. Venga, dime tú… ¿qué te pasa que estás en el limbo?
Eva soltó el tenedor y se acercó al centro de la mesa para hablar bajo, Maca
se acercó por instinto para escucharla.
-
¿Crees que Esther entiende? –le soltó de pronto Eva-.
-
¡¿Qué?!..jajjaja… –Maca se echó a reír, no se esperaba que saliera por
ahí-… ¡Tú estás fatal, eh Eva!
-
¿lo crees o no? –insistió Eva-.
-
Y yo que sé, no tengo ni puta idea de si Esther entiende o deja de
entender –le contestaba Maca sonriendo por lo fuera de lugar que veía a Eva-.
¿Por qué?
-
Es que al ratito de que te fueras, la llamaron y de repente cambió por
completo –le explicaba Eva-.
-
¿A qué te refieres con que cambió por completo? ¡No te sigo! –le
preguntó Maca que había vuelto a comer tranquilamente-.
-
Pues a que cambió… empezó a reírse y como a tontear con quien le
llamaba, no sé… de ser tan comedida pasó a parecer tan… tan… cercana. Creo que
hablaba con su novia –soltó de golpe Eva, y a Maca que le había pillado
bebiendo, se le atragantó el trago-.
Eva se acercó a darle unas palmaditas en la
espalda a su amiga, que empezó a toser por el infortunio.
-
¿Tiene novia? –preguntó Maca ya recuperada-.
-
No lo sé, pero estaba tonteando con una tía… y ahora no me digas que me
monto películas, porque sé lo que es tontear con alguien al teléfono y la llamó
Kate, así que es una mujer –argumentó Eva un poco alterada-.
-
Bueno, pero eso es positivo ¿no? –dijo Maca al fin-.
-
¿Qué tenga pareja es positivo? –se mosqueó Eva-.
-
Bueno, pareja – pareja no sabes si son, pero al menos la posibilidad de
que Esther sea gay existe, con lo cual es más fácil para ti que si fuera hetero
¿no? –relacionó Maca sin inmutarse-.
-
Mmm… bueno sí, pero si está con alguien me quedo igual … que digo igual,
me quedo como una mierda, porque si resulta que es lesbiana y encima está
pillada, menuda putada.
-
Anda, anda… como si fuera la primera vez que le levantas el novio a
alguien… pues digo yo que será lo mismo con una tía. Además, siempre he dicho que dos no pican si
uno no quiere, así que… por probar –la trató de animar Maca -.
Eva fue a replicarle, pero no se le ocurrió
nada. Así que se quedó mirándola mientras meditaba que iba a hacer con respecto
a Esther.
…
Esther la esperó en la puerta del juzgado,
habían quedado para comer y como siempre se retrasaba. Cuando la vio aparecer,
su sonrisa se ensanchó inexorablemente, Kate siempre supo sacar la parte más
humana de Esther pese a las consecuencias que ello conllevaba en su modo de
vida.
-
¡Siempre tarde! –le dijo cuando Kate se le acercó, señalándose risueña
el reloj de pulsera-.
-
Y tú siempre tan puntual… -le contestó Kate y le dio un beso en los
labios-.
-
¡Disfrutas escandalizando! ¿A que sí?... jajaja –se rió Esther mientras
señalaba con un toque de cabeza a dos hombres trajeados que se habían quedando
mirándolas tras el beso-.
Kate reparó en ellos, le pasó un brazo por
los hombros a Esther y se lo reconoció.
-
¡Me encanta! … jaja… Anda, vámonos a comer que me muero de hambre.
Y así lo hicieron, escogieron el mismo mesón
de siempre y pidieron el menú del día mientras entre las dos vaciaban poco a
poco una botella de vino poniéndose al día. Llegaban al postre cuando Kate se
decidió a sacar el tema laboral.
-
A ver, ahora que ya estoy medianamente borracha, cuéntame qué es lo que
quieres pedirme… -le ayudó a romper el hielo Kate-.
Esther sonrió, aquella era una de las cosas
por las que cayó en sus redes, su descarada naturalidad directa siempre la
reconfortaba. Se recostó en el respaldo de su silla, y sacó unos papeles de la
cartera, luego se los pasó a Kate.
-
Necesito que retrases esto lo máximo posible –le pidió-.
Kate le echó un vistazo al dosier, luego la
miró.
-
¿Otra vez te vas a meter en trincheras? ¿Es que no te cansas nunca de
que te metan palos o qué? –le preguntó Kate dejando el dosier en la mesa-.
Esther cogió la copa y se la llevó a unos
labios sonrientes y diablescos.
-
Creo recordar que fuiste tú la que dijo que no era mujer de paz, sino de
guerra –le contestó ella-.
Kate se rió ante el comentario. Le encantaba
aquel lado de Esther.
-
Sí, pero eso fue en una cama y no me refería a tu afán por romperte los
nudillos contra muros blindados –le contestó Kate finalmente-. Pensaba que ya
no aceptabas casos de este tipo.
-
Esto es distinto, es un favor que le hago a una amiga –añadió Esther-.
-
¿A una amiga? Van a por ella… –quiso saber más Kate-.
-
No, no… el objetivo es una jovencita que no tiene ni idea de donde se ha
metido sin pretenderlo, está bajo la tutela de mi amiga, y no pude decirles que
no –le explicó Esther-.
-
¿Esto es contra una menor de edad? –se interesó Kate, pues si era el
caso había más posibilidades de pararlo-.
-
Bueno no, es joven pero no tan joven… 24 –le detalló Esther-.
-
MMmm… ¿y está buena? –salió por la tangente Kate, pues no le gustaba ver
a Esther seria-.
-
Tú no tienes remedio ¿no? –se sonrió a su pesar Esther del comentario de
su amiga-.
-
Uy, si sales por la tangente es que está buena –le rebatió Kate-.
-
Ni está buena ni deja de estarlo, la verdad es que no me he fijado… pero
si le saco doce años –le contestó Esther llevándose un pedazo de tarta a la
boca-.
-
Vaya, usted perdone “anciana-madre”… jajajaj… -se rió Kate de la
rotundidad con que Esther había contestado, porque en el fondo estaba segura de
que su amiga creía firmemente que era muy mayor para fijarse sexualmente en
alguien de la edad de aquella chica-.
-
¿Qué? ¿Acaso tú serías capaz? –la inquirió Esther cuando vio a Kate
alzar una ceja mientras se cruzaba de brazos risueña-.
Kate se acercó a la mesa para que nadie más
las escucharan.
-
La semana pasada me lié con una de 21 –le dijo de pronto Kate-.
-
¿Estás de coña, no? –se sorprendió Esther-.
Kate negó con la cabeza mientras seguía
sonriendo.
-
Tenía un cuerpo divino, y te aseguro que sabía hacer cosas que ni yo a
mis cuarenta y pocos había hecho todavía…. Eso sí, acabé como los zorros, me
tuvo bailando hasta las cinco de la mañana de garito en garito antes de poder
tirármela, y a la mañana siguiente la niña estaba como una rosa mientras yo
necesitaba una cafetera entera y un par de aspirinas para despegar los ojos.
¡Qué le vamos a hacer! ¡La edad no perdona, pese a que nos pese! ¡Ahora, qué me
quiten lo bailao! – le confesó Kate guiñándole un ojo-.
-
Jajjajaja… de verdad que lo tuyo no deja nunca de asombrarme. Cómo pude
liarme contigo es aún un misterio para mí –la chinchó Esther riendo-.
-
Pequeña, te morías por mis huesos –le respondió Kate-.
-
Jajajaja… ya, ya… eso debió de ser
Entre risas terminaron de comer y se
despidieron, no sin antes prometer que Kate haría lo que estuviera en su mano
por interceptar en el juzgado la orden que le pedía Esther a cambio de que se
vieran más a menudo mientras siguiera en la ciudad.
16
Al llegar a la oficina Esther tuvo claro que
era hora de acercarse a Maca. Lo quisieran o no, tendrían que trabajar juntas y
si Kate no podía conseguirle un poco más de tiempo, en cuestión de pocas
semanas no habría cabida para formalidades ni sutilezas. Dejó su cartera en el
despacho y se encaminó al de Maca, al llegar a la puerta obtuvo la primera
sorpresa, no había nadie y el despacho estaba abierto. Entró por curiosidad a
pesar de que en el informe de Laura tenía fotos detalladas de aquella sala, aún
así inspeccionó la habitación conteniendo con memoria fotográfica la
distribución en su cabeza. Al salir cerró la puerta, algunos aún no se habían
acostumbrado a su presencia y la seguían con la mirada disimuladamente, el
resto permanecía absorto en sus cosas como si nada. Recordó que Maca había
quedado con Eva para comer, así que se dirigió al despacho de ésta última.
Llamó a la puerta y...
-
¡Adelante!...
Escuchó su voz Esther invitándola a pasar.
-
Perdona que te moleste Eva... -empezó diciendo Esther-.
-
No, tú no molestas, pasa... pasa -se apresuró a indicarle Eva que de un
salto se había puesto en pie, pues a ella era a la última persona que esperaba
en su despacho-.
-
No te entretendré mucho, sólo quería preguntarte si sabes dónde puedo
encontrar a Maca... -continuó Esther-.
-
Ah, Maca... bueno, debe de estar en la planta baja, en los laboratorios.
Creo que está haciendo pruebas, la convergencia de la lente le está dando
problemas -le dijo Eva un poco decepcionada por que no la buscara a ella-.
-
Vale, gracias, no te molesto más... -le dijo Esther dándose la vuelta
para marcharse-.
Eva la vio alejarse y se dejó caer en su
silla nuevamente, pero antes de salir por la puerta Esther añadió.
-
¡Eva...! -la llamó y Eva antes de que pudiera terminar la frase
contestó-.
-
¿Si? -en acto reflejo volvió a ponerse en pie-.
Esther se sonrío, los nervios de aquella
mujer eran tan evidentes que por un momento pensó en si azorarlos o no, al
final decidió terminar con lo que le quería proponer cuando se disponía a salir
por la puerta.
-
Si no tienes mucho jaleo, luego podríamos tomarnos un café en la sala
común ¿te apetece? -le preguntó-.
A Eva casi le dio un chungo, por un momento
abrió la boca y no salió nada de ella para su agonía. Se cogió de la mesa y por
fin sacó las fuerzas.
-
Sí claro, me encantaría -le
contestó-.
-
Estupendo, pues luego me paso a por ti -quedó con ella Esther, y salió
de la estancia mientras una sonrisa pícara se dibujaba en su rostro mientras
recorría el pasillo hacia el ascensor-.
Eva cayó muerta en la silla, aquella mujer
acabaría con ella casi con toda seguridad, pero aun así... las horas se le
harían eternas esperando a que volviera a aparecer por aquella puerta a
buscarla.
Esther bajó con la llave que le había
proporcionado Cruz a la planta baja en el ascensor. Al llegar reconoció el
pasillo blanco que conducía a las salas de pruebas y al laboratorio central.
Desde la cristalera contempló a algunos técnicos de análisis en el laboratorio,
pero no había rastro de Maca así que se dirigió a una de las salas de pruebas.
Finalmente la encontró en la de simulación. Llamó a la puerta.
-
¿Sí? -le contestó Maca-.
-
Señorita Wilson, me gustaría hablar con usted -le dijo Esther sin más-.
-
Ya, ya lo ha dicho un par de veces... está bien, hable, la escucho -le
contestó Maca que no tenía tiempo de tonterías en aquellos momentos-.
Esther esperó unos instantes para ver si Maca salía de debajo de la
maquina en la que se encontraba haciendo pruebas, pero como no parecía que
fuera a abandonar lo que estuviera haciendo se resignó a decir lo que tenía que
decir en aquellas condiciones.
-
Necesito que mañana a lo mas tardar nos sentemos a revisar unas
cuestiones técnicas sobre el alcance del láser en el que está trabajando,
porque hay que darles cabida dentro de la normativa legal de equipos médicos
que hay vigente -Esther se detuvo un momento esperando la réplica de rechazo de
la joven, pero para su sorpresa sólo obtuvo silencio así que prosiguió-. Cómo
no hemos tenido la oportunidad de hablar hasta hoy, me he tomado la libertad de
hacer algunas anotaciones al respecto y me gustaría que las comentáramos, ya
que creo que van a ser necesarios algunos ajustes en el software.
-
¡Joderrr! -se quejó de pronto Maca tras el sonido de un golpe seco
metálico-
-
¿Está bien? -Esther se apresuró a acercarse a ella-.
-
Sí, sí... alcánceme la llave del 3, se me ha descolgado el objetivo y no
puedo desplazarme -le pidió Maca-.
Esther echó un vistazo y finalmente vio la llave en el suelo, se agachó
y se la colocó a Maca en la mano que mantenía extendida a la espera. Luego se
volvió a incorporar. Sonaron unos ajustes de metal, y por fin Maca soltó la
llave en el suelo, luego presionó un botón y el banco deslizante en el que
estaba tumbada empezó a salir de debajo de la máquina.
-
Bueno, creo que ya está... déme un segundo -le dijo Maca sin ni siquiera
mirarla. Absorta en lo que estaba haciendo se dirigió a la mesa de programación
y marcó las directrices del enfoque-
Esther escuchó como los amortiguadores de la maquina se ajustaban a las
coordenadas, el láser se enfocó sobre una superficie a una distancia de dos
metros, cargó los julios y atravesó con precisión unas 6 capas de distintos
materiales que parecían recrear las capas de tejido corporal, cuando terminó su
proceso, se plegó sobre sí. Maca se acercó a comprobar el disparo, en la última
capa una placa electrónica empezaba a volcar los datos sobre la pantalla central
de la sala... Temperatura, profundidad de penetración, cantidad exacta de carga
recogida... y un largo etcétera de datos fueron llenando una lista de
parámetros que se le solicitaba tras la prueba, sin embargo Maca no miraba al
monitor, sino que inspeccionaba cada capa pasándole la mano por encima... hasta
que al llegar a la tercera se quemó...
-
Mierdaaaa... -musitó agitando la mano que había recibido el calentón-.
Esther se aproximó a ella.
-
Déjeme ver... -le pidió-.
-
No es nada... -siguió con lo suyo Maca-.
-
No es nada, pero déjeme ver... -esta vez había autoridad en su voz, y
Maca reaccionó a ella tendiendo su mano hacia delante tras dudarlo un segundo-.
Esther le cogió la mano, sólo habían sido unos segundo de exposición al
contacto, sin embargo eso había bastando para crear una quemadura de primer
grado en varios dedos de Maca. Miró a su alrededor, en el escritorio había una
botella de agua por la mitad, cogió unas tijeras y cortó el plástico dándole
apertura a la botella, luego se volvió a acercar a Maca, le cogió los dedos y
los introdujo en el agua fría.
-
No los saques de ahí hasta dentro de 5 minutos -le ordenó Esther-.
Maca no se molestó en rechistar, le había parecido exagerada su
intervención, pero aún así le estaba agradecida por la preocupación que había
manifestado, así que hizo lo que le pidió mientras se le quedaba mirando por la
espalda, pues Esther parecía revisar los
datos que aparecían en el monitor.
“Qué rara es...” pensó para sí Maca mientras la contemplaba de pies a
cabeza. Por un instante pensó que Eva tenía razón... la ropa parecía entallada
para ella, pero pronto desechó aquellas ideas de su cabeza y se concentró en los
datos. Se acercó a Esther poniéndose a su lado.
-
¿Entiende algo? -le preguntó Maca sin mirarla-.
Esther se la quedó mirando un segundo luego volvió la vista a la
pantalla.
-
La carga de la óptica 2 debería reducirla en un 6 por ciento por lo
menos, se descompensa al chocar con la 4 y casi se duplica su temperatura al
ganar en ángulo.
Maca se giró despacio a mirarla tras revisar lo que acababa de salir por
su boca, inexplicablemente aquella mujer parecía saber más de lo que en un
primer vistazo se había imaginado, y lo peor de todo era, que la respuesta que
acababa de darle podía ser la solución a su 2'2% de aumento de temperatura en
la penetración al tejido adiposo de la lente.
-
¿Cómo diablos puede saber eso? -finalmente le preguntó-.
Esther se encogió de hombros como respuesta, luego se giró a mirarla y a
escasos dos palmos de su cara le dijo...
-
Si quiere saberlo, tendrá que reunirse conmigo mañana a las 10 -le
contestó Esther muy despacio y luego se dio media vuelta para marcharse por
donde había venido-.
Maca ya no pudo apartar sus ojos de ella, sorprendida al comprender que
quizá se había precipitado al juzgarla.
Continuará...
Genial!! Lo encontré hoy y ya lo leí completo! Me encanta la historia. Gracias!
ResponderEliminarGracias a ti por engancharte a lo que escribo y por compartir tu opinión al respecto.
EliminarEspero que disfrutes de la historia y sus próximos capítulos.
Un saludo!