El gerente, que lo vio, les dijo que no podían hacer eso dentro del local porque estaba prohibido al ser un negocio familiar donde había niños, y que se fueran a otro sitio a “hacer sus cosas”. Los chicos pidieron el libro de reclamaciones, que les fue negado… al tiempo que se les expulsó del local.
Ante esto, un grupo de activistas han visitado el mismo establecimiento, han consumido y, en un momento determinado, se han besado a la vez en un acto de repulsa a la homofobia demostrada, ya no por la marca, sino por el gerente del restaurante. Eso sí, McDonald’s aún no ha hecho ninguna declaración al respecto… ¿pero sabéis qué opino yo? ¡Que ole nuestros cojones-ovarios!
Si quiero darle un beso a mi pareja, nadie tiene el poder de impedírmelo, y desde luego lo que no es un buen ejemplo para los niños no es precisamente una muestra inocente y natural de amor (sólo fue un beso, por Dios), sino esa homofobia, rabia o vergüenza que bladió este encargado nombrándose juez de nada.
Via: ambienteg.com
y pensar la de veces q comi ahi... esta claro q hoy no volveria
ResponderEliminarPues yo antes no iba, no me gusta, así que ahora menos todavía.
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