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La empresa de Pedro Wilson, está a punto de sacar al mercado un láser quirúrgico que revolucionará el mundo de la medicina, el cual ha sido creado por una joven prodigio en ingeniería robótica que resulta que además es su hija, Macarena Wilson. Sin embargo, otros intereses ocultos acechan al proyecto y amenazan con cambiar el futuro de Maca para siempre, si finalmente su trabajo sale a la luz en toda su magnitud. Con la amenaza de perder a su hija, Pedro aceptará la contratación de Esther García, una mujer misteriosa que tomará las riendas de la empresa en pro de un único fin, proteger a la joven. Algo que no le será fácil, dado el espíritu rebelde, guerrero y liberar de Maca, que ajena a lo que sucede a su alrededor, verá a Esther como su única amenaza.
7.
Cuando Maca entró por la oficina el viernes en la mañana se dio cuenta
que el resto de sus compañeros también se habían levantado tan inquietos como
ella. Cruz les había reunido a todos el día anterior para anunciarles la
incorporación de esa tal Esther García, y de que la empresa iba a sufrir varios
cambios que les competían bajo su mando. Nadie sabía cómo tomarse aquella
noticia, puesto que no había precedente alguno en la empresa, jamás habían
convocado una reunión formal, más bien se trataban de reuniones por
departamentos o todos apiñados en el despacho de Cruz, sin embargo el uso de la
sala ejecutiva les hizo desconfiar a todos.
Maca se quitó la mochila del hombro y fue hacia la sala común, todos
parecían ir a lo suyo concentrados seguramente en sus propias predicciones
respecto a lo que pasaría. Por suerte para ella, Eva parecía haber seguido su
rutina y removía su taza de café cuando llegó.
-
¡Buenos días bicho! –le dijo Maca con una sonrisa-.
-
Bueno, eso de buenos, ya lo veremos… -puntualizó Eva, sin devolverle el
buen humor-. Cruz y la nueva han llegado a las 7’30 y aún no han salido del
despacho ni para cagar.
-
¿Y tú cómo …?
-
No, no me he venido tan temprano tranquila, acabo de llegar como tú,
pero me lo ha dicho Teresita que por lo visto Cruz le dijo ayer que llegara dos
horas antes, y como un clavo han aparecido esas dos por la puerta del ascensor
según ella. ¡Esto no me gusta! –manifestó Eva su opinión-.
-
No, a mí tampoco. Pero bueno, están histéricos con el nuevo proyecto y
yo he prometido portarme bien y colaborar, así que no me mines la cabeza –le
dijo Maca poniéndose de mal humor tras las noticias de Eva, pues se daba cuenta
que estaba fuera de aquellas decisiones-.
-
¡Ja!, eso aún lo tengo yo que ver… en cuanto ESA empiece a tocarte los
huevos metiéndose en tus mundos de yupi, ya veremos si te acuerdas de lo que
has prometido o no –expuso con una ceja levantada Eva, antes de tomar un sorbo
de café-.
-
Eva, Eva…. Mira, no me toques tú los huevos antes, que sabes que me
caliento pronto. A ver para qué coño han tenido que contratar la puta asesora
esa… -rugió Maca, y cogiendo su café salió por la puerta en dirección a su
“cueva” porque aquel ambiente ya la crispaba, incluso antes siquiera de que la
acción empezara-.
Tras cerrar la puerta de su despacho, el ritual y reinicio de su
computadora ELISA llenó la estancia aislando a Maca del resto del mundo. Bajo
la capa de la oscuridad y los destellos de las imágenes digitales, era donde
ella se sentía realmente a gusto, a salvo. No le importaban nada los asuntos
legales, ni por cuánto ni cómo se comercializaran sus creaciones… lo único que
existía era ese mundo intangible donde su cabeza hallaba no sólo preguntas que
ponían a prueba su ingenio, sino también las respuestas lógicas que las
contestaban.
-----
Mientras, en el despacho de Cruz otros asuntos más terrenales, tenían en
disputa a Esther y a la directora.
-
Pero no puedes poner cámaras, lo interpretarán como una desconfianza
hacia ellos. Además Esther, sería absurdo ponerlas, cualquiera de mis empleados
es capaz de desmantelarlas sin el mínimo esfuerzo, y te aseguro que
boicotearlas, es lo primero que harán en cuanto sepan que alguien les está
grabando. –le aseguró Cruz-.
-
Tranquila, mi intención no es que se sientan controlados ya que no nos
favorecería en nada. Ni siquiera se darán cuenta ya que pondremos éstas -le
dijo Esther tajantemente, y le pasó a su amiga una carpeta en la que había un
diseño de una cámara de vigilancia del tamaño de un guisante y un informe que
hablaba de la capacidad de la misma-.
-
¿De dónde has sacado esto? –le preguntó Cruz asombrada tras ver lo que
Esther le mostraba-.
-
Ventajas de mi trabajo –le contestó Esther y mientras desplegaba sobre
la mesa del despacho un plano de la planta en la que se encontraban-. Las
colocaremos aquí, aquí… y por supuesto aquí –añadió Esther marcando con un
rotulador las zonas donde pensaba colocarlas para tener un control de
registro-.
-
¿Quieres colocar una cámara aquí? –le preguntó Cruz asombrada-.
Esther asintió.
-
Pues me parece que eso sí que va a ser imposible. El despacho de Maca es
el más inaccesible del mundo, nadie puede entrar y salir de él sin su
autorización –le dijo Cruz echándose para atrás en el respaldo de su silla-.
-
Entraremos cuando no esté, no se dará ni cuenta –contestó Esther sin
preocupación-.
-
No, no me estás entendiendo. Maca es una experta en lo que se refiere a
la protección de su intimidad y de su espacio, ella misma ha creado el software
que protege el despacho, así como el diseño de una gran computadora de
inteligencia artificial por reconocimiento de voz y sensorial, a la cual
denomina E.L.I.S.A. Nadie puede tener acceso a la información que almacena, ni
siquiera puedes ver las pantallas de su computadora si no entras cuando Maca
está dentro de ese despacho trabajando, puesto que se pliegan en un doble fondo
blindado a una sola orden de Maca. Aunque entraras y colocaras la cámara cuando
no está, en el momento en que ELISA se encienda, su escaneo del perímetro
detectaría no sólo a la cámara, sino que realizaría un análisis inmediato de
los componentes de la misma hasta dar con el nombre de algún distribuidor o
dato relevante de las piezas que permitiera abrir una investigación sobre su
procedencia. Es infranqueable, no hay datos técnicos ni planos sobre ELISA, es
la mayor creación de Maca y todo lo que concierne a ella, está en la cabeza de
su propietaria. Jamás ha pasado a papel su diseño –terminó de resumirle la
situación Cruz, orgullosa de la capacidad de aquella joven que admiraba y
adoraba-.
Esther no expresó nada en su rostro, sin embargo tenía que reconocer que
aquella información sobre la capacidad de Maca la había impresionado y mucho,
claro que no descartaba la posibilidad de que los sentimientos de Cruz
engrandecieran las cualidades de aquella mujer de la que hablaba.
-
Está bien, si está tan protegido, supongo que no serán necesarias las
cámaras en su despacho, aunque mantengo que son necesarias en los otros puntos
–continuó Esther-.
-
No sé si alguien de nuestros técnicos sabrá colocarlas –dijo preocupada
Cruz mientras echaba de nuevo un vistazo al informe de las cámaras que Esther
le acababa de entregar -
-
Tampoco nos interesa que sea alguien de vuestro equipo, por eso lo hará
una del mío. Este fin de semana necesitaré tirar de ti para tener acceso a la
planta –le anunció Esther-.
-
Lo que necesites –le aseguró Cruz sin oponerse a su petición-.
Esther revisó unos documentos que tenía en las manos, apartó algunas
cosas y escribió algunas otras por detrás. Cruz la observó sin molestarla,
tratando de predecir por dónde saldría todo aquello. El día anterior había
hablado a sus empleados sobre la incorporación de aquella mujer y ya había
podido percibir las miradas recelosas de la mayoría de ellos, temía que aquello
les iba a costar aceptarlo, pero era incapaz de imaginar el efecto que la
personalidad de Esther les causaría.
8.
Eva entró en la sala de reuniones junto al resto de sus compañeros, echó
un vistazo general en busca de Maca, pero con lo único que se topó fue con la
figura de aquella mujer que al lado de Cruz terminaba de comentar algunos
papeles. Nada más verla percibió que no le gustaba, con aquellos pantalones de
pinza gris perla perfectamente planchados y aquella camisa blanca, pulcramente
doblada en sus mangas. “Ojalá empieces a sudar como una cerda…” pensó para sí
Eva, su rectitud ya de entrada le había evocado un rechazo visceral, como el de
los gatos al agua, sin embargo… Esther captó por completo toda su atención
desde el mismo momento en que se giró y clavó los ojos, por casualidad, en
ella. Obligada a sentarse con aquella mirada clavada, ocupó uno de los asientos
libres, pronto se dio cuenta que al resto les había pasado lo mismo. Habían
llegado dispuestos a ponérselo difícil a la nueva, y sin embargo sólo con
verla, se habían achicado como colegiales ante su directora.
-
Bueno, ya están todos ¿no? –le preguntó Esther a Cruz por lo bajo-.
-
Falta ella -le contestó Cruz echando un rápido vistazo y cogió el
teléfono que tenía cerca para llamar al despacho de Maca-.
Esther cortó la llamada ante una Cruz interrogante.
-
No importa. Hablaré con ella a parte, no nos conviene tensar mas las
cuerdas –le contestó Esther antes de que Cruz pidiera una respuesta-.
Cruz asintió y colgó el auricular. Esther se puso delante de la mesa, y
se sentó en una de sus esquinas, con un pie bien anclado al suelo, mientras el otro
se balanceaba sobre la mesa. Mirándola, Eva decidió que Esther a pesar de ser
normalita, desprendía una energía de seguridad y serenidad que la hacía muy
atractiva. Cuando Esther sonrió antes de empezar a hablar, Eva reconoció la
punzada que poco a poco se instalaba en su vientre. “¿Cómo es posible?”.
---
En el despacho de Maca el tiempo parecía no existir. Maca se había
sumergido en su música y en los últimos datos sobre la transición de cargas. Entre
planos y pruebas se había olvidado casi por completo del asunto del día.
-
Maca -la solicitó ELISA-.
-
Dime ELISA -respondió Maca mientras programaba el regulador de la
lente-.
-
Registro en la agenda que hay una reunión convocada a esta hora en la
sala ejecutiva de la planta -le indicó la computadora-.
-
¿Qué hora es? –preguntó Maca sin dejar lo que estaba haciendo-.
-
Las seis –le contestó-.
Maca se giró de golpe, el tiempo había volado. Se miró el reloj y
calculó que mientras la gente asistía y empezaba la reunión, aun tenía un
margen de tiempo para llegar.
-
ELISA, lánzame al monitor central el diseño de la lente -le solicitó-.
-
Listo –le comunicó-.
-
Zoom en cuadrante D4F10… sube a zoom x35… perfecto, análisis de
circuito… -volvió a pedir, y ELISA continuó volcando datos en la pantalla
central-… perfecto, anota cambio…
-
Listo, anoto –le dijo la computadora-.
-
PR43J… cambio a NA87 de titanio, ¿lo tienes? –le preguntó-.
-
Por supuesto –le comunicó-.
-
Perfecto -dijo Maca y reajustó unas cifras en el programa antes de
cerrar lo que estaba haciendo-. ¿Puedes preparar un pronóstico estadístico del
calibrador contando con la modificación, por favor?
-
Sí –le comunicó-.
-
¿tiempo? –le pidió Maca mientras terminaba de cotejar un par de cosas-.
-
2 o 3 horas –le informó ELISA-.
-
Me vale, ponte con ello –le ordenó Maca-, apaga resto de funciones para
procesar más rápido.
-
Cuenta atrás… invernación momentánea –comunicó ELISA-… 10, 9, 8,… 3,2,1…
Maca vio apagarse el equipo mientras se deslizaba a su cuarto de baño
privado. Se lavó la cara y se miró en el espejo, estaba desgreñada y algo
cansada, se recogió el pelo y salió de allí tras pedir a ELISA el bloqueo del
despacho. La quietud en la planta, le hizo comprender que todos estaban ya en
la reunión, recordó que había prometido colaborar… “mierda” se lamentó Maca,
ser dócil nunca se le había dado demasiado bien. El ruido de sus tripas le
recordó que no había probado bocado con el cabreo y el trabajo, así que decidió
prepararse algo en la sala común antes de ir a la reunión, nada podía ser tan
importante como para omitir sus necesidades fisiológicas.
-------
Esther fue exponiendo algunas de las medidas de control que se iban a
imponer en la empresa para salvaguardar la confidencialidad del proyecto que
esperaban lanzar en los próximos meses. Les habló de iban a tener que firmar un
documento legal que les exigía no poder hablar del proyecto fuera del ámbito de
la empresa, y de la necesidad de la digitalización de sus huellas con las que a
partir de la próxima semana podrían acceder o no al edificio. Les explicó
algunos detalles de los motivos por los que se les pedía colaboración,
problemas de patente y medidas cautelares contra las empresas de la
competencia… nadie manifestó desacuerdo en las palabras de Esther, a pesar del
fuerte embiste que contra sus libertades pasadas estaban sufriendo con cada
palabra, norma y medida que Esther les iba comunicando. La sutileza y la
facilidad con que Esther las proponía, haciéndoles partícipes y en parte
motivando su sentido de lealtad y buen compañerismo, impulsaba el sentido de
orgullo de un trabajo bien hecho. En el foro interno de cada uno de los
presentes, se empezaba a instaurar un espejismo de “grandeza” e “importancia” a
cada palabra que Esther decía, alabando el trabajo del proyecto y la necesidad
de cuidar lo que tanto esfuerzo les había costado conseguir.
-
Mi trabajo sólo tendrá sentido, si consigo que vuestros intereses estén
a salvo al finalizar el proyecto. Por eso os pido, que colaboremos todos juntos
para que pueda proteger los asuntos legales que a él y a vuestro trabajo
conciernen. De todas formas reitero, que las medidas de control de registro no
están siendo tomadas para computarizar vuestras entradas y salidas como fuente
productiva, seguiréis manteniendo la libertad de movilidad que viene recogida
en vuestro contrato inicial. El registro es simplemente para protegeros de
espionaje empresarial, eso es todo –concluyó Esther con otra sonrisa cercana y
despreocupada, pues sabía de sus efectos-. Si tenéis alguna pregunta o problema
que queráis comentar bien aquí con el grupo o bien a mí en privado, las vías de
comunicación están abiertas por completo, por lo que ruego que no dudéis en
decírmelo. ¿Alguna pregunta? –lanzó Esther, echando un vistazo por encima a los
presentes-.
Pero nadie parecía dispuesto a cuestionar de momento nada. Esther se
fijó en sus rostros, las expresiones de algunos le indicaron que no darían
ruido y que estaban de acuerdo, en otros vio que el interés personal era más
fuerte que el laboral en aquellos instantes (“siempre hay alguno, que le vamos
a hacer..” pensó para sí), por último detectó al que sabía que más tarde o
temprano daría alguna queja, sin embargo todavía era pronto y permaneció
callado con los brazos cruzados sobre el pecho, apoyado con autosuficiencia
contra la pared sin integrarse del todo con el resto. Le mantuvo la mirada un
instante, y él hizo lo propio, pero no pasó de allí. Así que finalmente volvió
la vista hacia la chica que le había llamado la atención al principio de la
reunión, ya que su actitud de desagrado nada más verla había cambiado
progresivamente, y ya no sabía muy bien leer su respuesta, se sintió intrigada.
-
Yo tengo una –interrumpió una voz el momento-.
Esther se giró hacia la voz, pues se encontraba en uno de los laterales
posteriores de la sala, por los que Esther no sabía que había acceso. Al
volverse, la imagen de una joven con unos pantalones vaqueros y una camiseta
ancha y desgarbada concentraron su atención. Maca interpretó aquello como una
invitación a proseguir.
-
En ninguno de nuestros proyectos anteriores hemos necesitado de un
asesoramiento ni de unas medidas tan rígidas de seguridad como las que está
usted proponiendo, así que mi pregunta lógicamente es ¿por qué ahora son tan
necesarias?
-
Sin duda, el proyecto que tienen ustedes entre manos tiene una
repercusión mucho mayor que los anteriores. Los intereses económicos y de
investigación que llevan consigo, lo hacen un blanco perfecto para otras
empresas que trabajan con prototipos similares. Por lo que sé, hasta ahora los
trabajos de la empresa eran aportaciones a campos ya abiertos en el mercado, en
cambio el Láser en el que están trabajando es una innovación de adelantos
médicos todavía por calcular. Supongo que de ahí viene la preocupación de las
personas que me han contratado para que pueda llevarse todo a buen término –le
contestó Esther tranquila y sonriente-.
Pero en el rostro de Maca no se produjo la satisfacción ni la
tranquilidad esperada. La muchacha continuaba visualizándola como un enemigo
poco creíble para sorpresa de Esther. Tras unos instantes de mirada mantenida
entre ambas…
-
Ya han estado dentro, alguien ya va detrás del proyecto, por eso está
usted aquí ¿no? –escupió Maca con el entrecejo fruncido-.
A Esther aquella afirmación camuflada de pregunta la golpeó en seco, de
tal modo que su asombro traspasó la careta tranquilizadora que lucía. La
rapidez de enlace de aquella joven, era tan avispada como la suya propia, y
aquello no era ni de lejos frecuente. Cruz se agitó al lado de Esther, por
instinto Esther la detuvo con un brazo para evitar que interviniera, la gente
de la sala “ping-poneo” mirando a una y a otra, a la espera de una respuesta.
Esther podía intuir el revuelo sin tan siquiera echar un vistazo. Procesó que detalles
y cuáles no, podía manejar y finalmente contestó.
-
Sí, ya hay alguien muy interesado en el proyecto, por eso estoy aquí.
Aún no sabemos cuánto han averiguado, por eso es tan importante que empecemos a
zanjar cuestiones legales de las que nada tienen que preocuparse, y por eso
también es importante cerrar las comunicaciones entorno a los implicados en este
proyecto –le comunicó Esther a la joven, pero también se lo decía al resto de
los presentes-. Es todo lo que puedo decirles al respecto, pero les aseguro que
no deben preocuparse de nada más que de hacer su trabajo, yo me ocuparé de
hacer bien el mío para que nada les repercuta.
Esther se giró al grupo para añadir aquellas últimas palabras
tranquilizadoras, cuando se volvió de nuevo para indagar en la expresión de la
joven que había realizado las preguntas, sólo se topó con el cerrar de la
puerta trasera que allí había, se había marchado tal cual había llegado,
silenciosa. A pesar de la intriga, Esther se concentró en terminar la reunión.
Los asistentes fueron saliendo en pequeños grupos de la sala, menos tranquilos
de lo que Esther había pretendido debido a aquella inesperada intervención de
la joven. Cuando se quedaron a solas, Esther ya no pudo contener la pregunta.
-
¿Era ella? –le preguntó a Cruz-.
-
Sí, era Maca -le confirmó Cruz-.
-
Ya veo -se dijo más para sí misma que para Cruz-. No me la esperaba tan
joven, la verdad ¿cuántos tiene?
-
24 –le contestó-.
“Mierda, demasiado joven…” pensó Esther para sí, pues sabía por
experiencia que en aquellas situaciones la impulsividad y el sentimiento de
fortaleza e independencia que se tenía a ciertas edades, no eran buenos
aliados. Cuánto más jóvenes más se creían capaces de salir airosos de todo, de
no necesitar a nadie y de creer saber más que el resto. A Esther no le gustó
aquel nuevo dato, dificultaba su trabajo.
Continuará... ¡Feliz Navidad a tod@s!
Nerviosita ando esperando el acercamiento :-P
ResponderEliminarSi estás nerviosita es que ando por buen camino. Bueno saberlo jejeje
EliminarGracias por estar y quedarte ;)
Está bien mantener la tensión de la lectora ;-)
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