lunes, 13 de febrero de 2017

Cuando cogerse de la mano se convierte en un acto de valentía

Hoy vi un anuncio de un banco de Australia y Nueva Zelanda, cuyo mensaje no esperé que removiera algo interno y latente en mí.

Hace 18 años que me identifiqué como mujer y lesbiana, que empecé a salir del armario, y digo que empecé porque nunca terminamos de salir ante gente nueva, ante nuevas situaciones. Hoy puedo decir que mi vida es familiar, abierta, natural y feliz, completa en lo importante. Sin embargo vi el anuncio e identifiqué las señales, y me removió de nuevo entender que a veces "cogerla de la mano sigue siendo un acto de valentía" y otras... "incluso una actitud de rebeldía y kamikace".

No siempre me sentí tan rebelde ante el "tabú" de un gesto tan amable y noble, supongo que los años y las vivencias poco a poco no sólo me hicieron crecer a mí, sino también a la necesidad de expresarme tal cual soy en la vida. Quizá por ello no quiero volver la mirada, no quiero excusar el hecho de que a veces tengamos que temer por tomar la mano que nos da fuerza y acompaña en nuestras luchas diarias.

Odio que un gesto tan humano tenga que ser un "acto de valentía"... y he de reconocer que cada vez más, soy un arcoiris andante, que se comporta con la naturalidad y la normalidad del cariño más sincero hacia mi pareja. Aprender a cogerla de la mano sin miedo, sin excusas, sin pensamientos de precaución son todo un reto, aunque reconozco que cada vez menos y también que donde más cuesta es en los lugares donde más gente puede encontrarte o puede haber gente homófoba que quiere divertirse haciendo daño.

Odio también dar las gracias porque "podría ser peor", e inmediatamente me viene a la mente los países donde las mujeres no tienen voz ni voto, son sometidas a violaciones colectivas, siguen sin tener acceso a la educación, a sus propios genitales, que respiran dando gracias... lo odio.

Quienes piensan que la rebeldía se pierde o se suaviza con la edad, he de decirles que se equivocan. Se transforma, es a veces más callada para luego atizar en un solo gesto y golpe certero ante las cosas que la oprimen o encarcelan. Al menos es así como la siento en mí, despierta, callada a veces aunque sé que en el fondo sólo está reflexiva .. pero cuando se alza, ¡ay cuándo se alza! Ya no es una pataleta juvenil, es una mujer con todas sus herramientas las que se calza, y doy gracias por lo que soy, y sobretodo por los que me ayudaron a serlo y arropan. Sólo por ellos y los que vendrán, más ganas de naturalidad y de lucha a la vez tengo.

Ojalá la "valentía" se vuelva normalidad... ojalá aprendamos a lidiar con nuestras propias luchas internas, y con ellas reduzcamos en algo las externas. Ojalá coja a mi chica de la mano siempre que me nazca, y siga siendo esa kamikace que no se la suelta, porque sé que tanto a ella como a mí, el apoyo mutuo, nos hace falta.

Te invito a ver el anuncio. Te invito a ser tú ante todo.



sábado, 21 de enero de 2017

Testimonio de Patricia Campos Doménnech: "Tierra, mar y aire"

Hace apenas una semana que cayó en mis manos este libro:

"Tierra, mar y aire"

Escrito en primera persona por Patricia Campos Doménech que seguramente no sabrás quien es o sí, pero que hoy traigo al blog porque a pesar de vivir en el siglo XXI, y de estar en un país cómo España, lo cierto es que siguen pasando demasiadas cosas bajo la manta.

No es que me considere feminista, pero soy Mujer. Soy lógica, soy emocional, soy consciente, tengo ojos, oídos y boca, y me duele la injusticia. Me duele el miedo, el que tengamos que considerar como "logro" algo que tendría que ser simplemente natural sin más, pero siguen siendo excepciones en este mundo, porque el ser humano no es capaz de ver a los demás como seres humanos. Exactamente igual uno del otro.

Creo que una de las lecciones más valiosas que guardo de mi abuela es: "trata a los demás como te gustaría que te trataran a ti mismo", y creo sinceramente que nos iría mucho mejor si lo tuviéramos presente en nuestro día a día.

Patricia Campos Doménech nació en Onda-Castellón en 1977, y aunque te sorprenda (al menos a mí si lo hizo), ha sido la primera mujer piloto de reactor de las Fuerzas Armadas y la primera entrenadora española de fútbol en Estados Unidos. Que quizá no sean dos de las cosas que más interés o admiración te despierten, pero a mí lo que sin duda más me ha sorprendido es que sus "logros" datan en el tiempo apenas ni 10 años atrás.

El libro es simplemente un testimonio de su vida. Hay cosas que me gustan de él, cosas que no, lo cual no importa ya que es lo que es, su testimonio. Lo que ella ha vivido, cómo lo ha sentido, y porque ha elegido como ha elegido. No ha querido ser una héroe, ni que le reconocieran nada, sólo una persona que tenía sueños normales, o que deberían serlo, y que por su carácter y su situación familiar, su espíritu le dijo que no tenía nada que perder y  lo hizo.

Hay testimonios más crudos en la vida de muchas personas, y todos me parecen importantes en su medida. El de Patricia me parece importante porque a veces en este juego de luces democrático, perdemos la consciencia de lo que aún sigue conviviendo a nuestro lado, muy cerca.

Admiro a Patricia simplemente por haberse atrevido a ser. No la considero una persona reivindicativa, porque no creo que sus pasos los moviera un deseo de "demostrar", sino más bien las pasiones de su infancia y de su vida que la hacían feliz. La realidad y el entorno son los que le han atribuido a sus actos esa "reivindicación" debido a los impedimentos.

Y sobre todo, y para terminar, decir que lo que más me ha gustado del libro, y de lo que más me alegro de haberlo conocido, es la última fase del mismo, su experiencia en África. Que seguramente nació de una huída personal y del miedo que produce saber que tu amor, tu vida, la has puesto en manos de otra persona (su novia, porque sí, Patricia es lesbiana y en el libro podrás leer cómo gestiona también su identidad sexual), pero que aún así fue un acto de gran valentía y crecimiento humano que no puedo más que imaginar y admirar.

Así que gracias por contar con sencillez grandes cosas y por lecciones que no se pretendían, pero que suman en cualquier vida.

Un libro, una historia que escuchar.

jueves, 29 de diciembre de 2016

"Se fue..."

No te quería ni te buscaba
nos cruzamos de casualidad
jugando a la ruleta rusa con el azar,
y nuestros ojos se encontraron.

Tú tan bella y oscura,
yo tan pálida,
alguien dijo "sí",
yo dije "no",
y aún así acabaste en mis brazos.

Fuiste y siempre serás
mi flechazo más directo.

Mi bombón negro,
mi vida más indefensa,
lo primero que protegí,
alimenté, cuidé, quise y querré,
porque la vida cambia,
pero en mí siempre quedas.

Agradezco lo que fuiste y siempre serás,
para mí y para las vidas que acompañaste al separarnos.

Te he perdido tres veces
y hoy duele más que nunca.

Ojalá algún día nos reencontremos donde nada duele,
donde mis brazos volverán a sostenerte,
donde tu piel calentará mis pies de nuevo,
esos que siempre seguías fueras grande o pequeña,
sin cuestionarte a dónde te llevaban.

Dulces sueños pequeña mía,
alegría incansable,
fiel compañera...
dulces sueños cariño mío,
siempre estoy contigo,
aunque nadie lo vea.

by Rosana



lunes, 8 de agosto de 2016

Pertenencia

Pertenencia

Aunque la sensibilidad la tilden de debilidad,
yo se bien que no soy débil, ni frágil
aunque así hoy me sienta.

A veces simplemente no es fácil ver, 
sentir,
cosas que otros no sienten ni ven ni se preguntan.

A veces no es fácil darse cuenta que tu mundo
no se rige con las ruedas de los engranajes del resto,
que eres distinto, distinta...
y bendita diferencia, 
aunque a ratos pese, te apene o te pierda.

Yo me pierdo muchas veces,
ojalá no me diera cuenta de tantas,
y me pierdo porque vivo entre dos mundos,
el adulto,
y el que siento, 
como todos.

A veces me planteo que hacer para resolverlo.
Quizá debiera endurecerme -me digo-. 
Comportarme como la mujer que soy,
vivir sin más,
dejar un poco al lado esta forma de vibrar por dentro,
de sentir en un sólo momento,
que una caricia es capaz de transformar un mundo.

Quizá debiera, pues duele,
duele darse cuenta que vuelas
mientras la vida sigue para todos
pero tú sólo piensas en desmontar la tuya,
en construir,
en... 
Sueño, siento, vivo...
quizá si es demasiado.

A veces me planteo resolverlo,
a veces me aferro a mi sensibilidad y mis fuegos,
a veces me vuelvo loca entre la mujer y la niña,
a veces...
a veces me acuesto y lloro,
porque me quiero y me desquiero 
por ser y no ser al mismo tiempo,
mientras encuentro el espacio
que me hable de pertencia.




domingo, 22 de mayo de 2016

Relato corto: "Como si nada"

Nada es casualidad, y sin embargo todo parece surgir como si nada.
Los domingos no suelo madrugar, y este no iba a ser diferente. Ya habían dado las once en el reloj, y yo apenas había podido sacar un pie de la cama.

-       - Maldita sea.

Mascullé en mi primer intento de ponerme en marcha. Llevaba meses aquejada de una ciática que poco a poco había conseguido mermar mis fortalezas. Con la pierna dura y un dolor paralizante, volví a caer en la cama hasta calmar el espasmo. Poco a poco fue pasando y volví a intentar arrastrarme hasta la cocina. Media hora, media de reloj para comenzar a funcionar, tomar un colacao de pie, poder sentarme en la taza del wáter… vestirme. Intenté no pensar demasiado en lo harta que estaba de la situación, del dolor, y me lancé a la calle. Andar, poco a poco me ayudaba con el dolor, no era la panacea ni la solución, pero era lo que debía hacer, y lo hacía. Recorrí un par de calles lentamente, con los brazos en jarra sujetando mi espalda, conteniendo el aliento aun sabiendo que respirar relajadamente ayudaría.

-       - Esto es una puta mierda, pero es lo que hay… deja de quejarte.

Me reñí mentalmente, necesitaba más fuerza y apreté el paso, los dientes, y poco a poco la pierna fue cumpliendo con sus obligaciones. Un paso detrás de otro y a funcionar. Pude volver a concentrarme en los escaparates, en la gente que paseaba a mi alrededor y que hacía unos minutos no era capaz de ver centrada en mis cosas. Sonreí por primera vez al ver a unos niños jugando al “pilla-pilla”, y caí en la cuenta de que estábamos ya en época de comuniones.

-       - Madre mía, y yo con esta pinta.

Apenas un pantalón de chándal adecentado y una camiseta de manga corta. Nada glamuroso, sólo comodidad. Todo lo que había podido alcanzar para vestirme y salir con prisas a rearmarme. Me puse a pensar en que cuando volviera a casa me pegaría una ducha rápida y me vestiría mejor para la comida.

A las dos de la tarde, duchada y con los vaqueros enfundados, me deslicé en el coche sin muchos problemas. No es que me apeteciera mucho ir a aquella comida, pero no soy buena diciendo que no a los compromisos, y me resigné a dejarme llevar en lugar de imponerme. Cuando llegué al restaurante, mis antiguos compañeros de FP ya estaban casi todos a la mesa. Me alegré nada más verles, y las reticencias se esfumaron con las primeras bromas, saludos y sonrisas.

-       - Joder que cara te vendes.
-       - ¿Sólo yo? Somos cinco gatos y nos ha costado un año reunirnos –dije-.
-       - jajaja… tienes razón. A ver si a la siguiente no lo demoramos tanto.
-       - Eso.

Nos sentamos a la mesa y empezamos a hablar. Pronto me di cuenta de que como siempre habían elegido el restaurando más raro de toda la ciudad. Un vegetariano con propaganda extremista, que me hizo pensar que no había mucho de antiviolencia y mente friendly en el ambiente, pero ellos eran así. A veces las buenas intenciones se vuelven radicalismos, sin darse cuenta que al hacerlo pierden todo su buen sentido. Comí sin quejas pese a que creo en las dietas mediterráneas y huyo de los extremos. Bebí zumo natural de limón y estuve encantada cuando tras las charlas decidieron ir a una terraza a tomar un helado.

-       - ¿Nos sentamos en esta?
-      -  Por mí guay. ¿Qué vais a pedir?
-      -  No sé…

Me senté al lado de Ana y mientras los demás pedían helado, me puso al día de su nueva situación sentimental. Hacía ocho meses que había conocido a un chico vía meeting y aunque al principio no le había resultado muy atractivo, resultaba que se sentía tan a gusto con él en todos los aspectos que la alegría le salía por cada poro de la cara.

-       - Tía, mejor que nunca.
-       - Como me alegro por ti.
-       - Te lo digo en serio. ¿Quién me lo iba a decir? Porque al principio no sé, no conoces a la persona y él es un tipo normal, no destaca, pero a mí me encanta y te digo… estoy como una quinceañera, y el sexo mejor que nunca.
-       - jajajaja…. eso es fantástico. No hay nada como entenderse con alguien.
-       - Sí, no me había pasado  nunca. Ni siquiera con el padre de mi hijo.

De pronto nos había llegado el turno.

-       - ¿Qué van a tomar? –preguntó la camarera-.
-      -  Uy no lo he pensado –dijo Ana echando un rápido vistazo a la carta-.

Yo sin embargo me había quedado clavada al ver a la camarera de sonrisa amplia y pelo corto que amablemente esperaba manteniéndome la mirada. “¿Esta chica entiende?”, me pregunté al instante pero la contestación de Ana hizo que dejara mis pensamientos en el aire.

-       - Un blanco y negro. ¿Y tú? –me preguntó-.
-       - Pues lo mismo, pero ¿puede ser la bola de helado de leche merengada?
-       - Claro –me dijo la camarera-.
-       - Genial. Gracias.
-       - De nada.

No le quité la mirada de encima cuando se dio la vuelta. No sólo tenía una sonrisa arrebatadora, sino que encima tenía un culo estupendo y darme cuenta de mis propios pensamientos me hizo dibujar una sonrisa que no pasó desapercibida.

-       - Madre mía cómo te las gastas –soltó Ana a mi lado-.
-       - ¿Cómo? –pregunté-.
-       - Que te ha molado la camarera, se te nota a la legua.
-      -  jajaja… es guapa.
-       - Ya –chasqueó la lengua-. Pues dudo que con la mirada que os habéis echado no se haya dado cuenta de que te ha entrado por el ojo. ¿Crees que entiende?
-       - No lo sé. ¿Qué importa eso?
-       - ¿Cómo no va a importar? Le puedes pedir el número o algo y quedar.
-      -  Claro, claro… porque es que las lesbianas y la vida funcionan así. Te gusta alguien a simple vista, y ya te lanzas a conocerla y pedirle citas, ¿no?
-       - jajajaja… bueno, yo conocí al mío por internet. Cosas más raras se han visto.
-       - Ya, pero yo no estoy buscando a nadie.
-       - Pues deberías.

La conversación que me estaba sacando una sonrisa idiota se vio interrumpida por comentarios de otros de nuestros compañeros. Cuando la camarera nos sirvió a cada uno lo que habíamos pedido, volví a fijarme en ella, pero el momento se había esfumado y todos seguimos a lo nuestro.

-      -  Jolín pues se nos ha hecho corto, ¿no?
-       - Siempre se nos hace corto, lo que pasa es que luego nos cuesta la misma vida volver a quedar –dije yo-.

Había llegado el momento de la despedida y con ella ese otro momento de exaltación y alta expectativa de que esta vez quedaríamos dentro de tres meses para ir juntos a la playa, algo que yo sabía que luego no pasaría en cuanto miráramos las agendas de trabajo y obligaciones, aún así no dije nada salvo que me apuntaría cuando dijeran. Uno a uno fuimos pasando por caja para abonar nuestra consumición. Pero cuando llegó mi turno algo sucedió.

-       - Deja mamá, ya le cobro yo. Son tres euros.

La camarera de pelo corto y sonrisa amable quiso cobrarme personalmente. Le pagué lo que me pedía, y dejé que me mirara a los ojos mientras nos sonreíamos. No sé porqué no le agaché la mirada, ni tampoco porque mi vergüenza de niña no apareció en aquel momento, sólo sé que me gustaban sus ojos, me gustaba su boca, y no quise demostrarle lo contrario. Cuando me devolvió el cambio me dio una tarjeta de consumiciones para un local de ambiente del centro, y me anotó una hora y su número de teléfono.

-       - Si quieres pasarte. Hoy trabajo allí.
-       - Gracias. Lo pensaré.

“¿Lo pensaré? ¿Acaso he ligado?”, pensé. Que extraña sensación el percibir de pronto que alguien se ha fijado en ti, darte cuenta que también te has fijado en ella y que de repente, todo puede pasar, cambiar.

Ni siquiera sé porqué me armé de valor y me animé a salir esa noche. Convencí a una pareja de amigas a acompañarme al local de ambiente, y aunque me noté más rara que nunca al atravesar las puertas del pub en busca de aquella desconocida, allí estaba.

-      -  No se si esto es buena idea –dije nerviosa-.
-      -  Claro que lo es.
-    - Seguramente estaba siendo amable, o es sencillamente la relaciones públicas y me vio cara de lesbiana.
-       - Claro, claro… porque es que tú llevas claramente esa palabra tatuada en la frente, y nosotras es que le vamos dando el número de teléfono a cada bollera que nos encontramos por la calle sin más –ironizó una de mis amigas.
-       - Me estoy poniendo nerviosa
-       - No bonita, llevas como un flan toda la tarde.
-     - Pues no sé si me gusta, no tengo ninguna necesidad –ahora era el turno de protegerme, de cabrearme-.
-     -   jajaja… tira para dentro. Vamos a la barra.

Y me arrastraron con ellas. La vi nada más acercarnos. Tenía una sonrisa única y cuando me vio se hizo tan clara que a mi se me pasó todo de golpe. Que extraña sintonía.

-       - ¡Has venido! Gracias. Me alegro mucho de verte –me dijo, e inmediatamente me sentí bien recibida. - Es más, me sentí esperada.
-     -   Gracias a ti por invitarme –contesté-.
-      -  No podía no hacerlo. Me gustaste nada más verte. ¿Qué os pongo?

Mis neuronas se removieron por su sinceridad, su atrevimiento y su naturalidad pícara. Mi cara debió ser un poema al escuchar aquello, porque escuché por primera vez su risa mientras le ponía un par de copas a mis amigas, y luego se tomaba unos segundos para atenderme cara a cara.

-       - ¿Haces esto muy a menudo? –pregunté con los ojos entornados. Su sonrisa me decía que estaba jugando y me hizo tanta gracia como a ella-.
-       - Uy, uy… constantemente, prenda. Soy así de lanzada. Una aventurera nata –bromeó como si fuera una devora mujeres y me hizo reír al instante-.

Sin darnos cuenta empezamos una conversación. Tan sencillo como absurdo, tan normal que se me fueron templando los nervios. Me dijo su nombre, yo le dije el mío, y en cuanto pudo librarse de la barra, salió para seguir conversando conmigo. Le dije a qué me dedicaba, ella me contó su mundo, y sin más me sacó a bailar. A mí, que no bailo nunca, y que me fue tan fácil abrazarme a sus brazos que no daba crédito de mis propios pasos.

-       - Tienes unos ojos muy bonitos –me dijo-.
-       - Gracias – el pulso empezó a temblarme-.

Cuando me fui a dar cuenta sólo podía fijarme en su boca, la cual tembló un instante antes de lanzarse contra la mía. El suelo se removió. Pensé que jamás me habían besado como ella… sentí que yo había cambiado, y que jamás había besado como me estaba naciendo besarla a ella también. Como piezas de rompecabezas, raras y encajadas. Ella tembló en mis brazos cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer.

-       - Lo siento –dijo sin mucha voz-.
-       - Yo no –le contesté-.

Sus ojos tenían la luz de la mañana a pesar de ser oscuros. Su sonrisa se volvió tímida y me sentí por primera vez la fuerte desde que la conocí. Ni 24 horas. No conocía a aquella mujer ni de 24 horas, y cuando volví a besarla todo se materializó en un segundo. Mis ganas, nuevos sueños, nervios, tranquilidad, deseo y una gran luz… ¿quizá esperanza de futuro?


Eso sólo lo podrá contestar el tiempo. Sólo sé que era domingo, me levanté muerta de dolor por la mañana, y que al acabar el día su sonrisa tímida y sus labios que besando me hablaban, lo cambiaron todo como si nada.


By Sageleah.

domingo, 27 de marzo de 2016

Pretty Bollo -cap 147- (FINAL)

Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado,  maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer,  se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.

Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.

domingo, 20 de marzo de 2016

Pretty Bollo -cap 145 y 146-

Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado,  maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer,  se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.

Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.

domingo, 13 de marzo de 2016

Pretty Bollo -cap 143 y 144-

Macarena Wilson lo tiene todo. Futura heredera de una de las bodegas más prestigiosas del país, joven, inteligente, rica y atractiva, ve como la vida pasa por su lado sin poder disfrutar plenamente de ella. Una vivencia en su pasado,  maniata su capacidad de entregarse física y mentalmente a otras mujeres, cuando en medio de su controlado mundo de supervivencia, Esther García, una inusual y carismática mujer,  se cruzará en su camino de la forma más inverosímil, abriéndole una puerta que Maca no creía necesitar.

Juntas entablarán una relación comercial que las arrastrará sin esperárselo a profundizar en sus miedos y verdades. Algo que parecía fácil y seguro, se convertirá en el huracán que arrasará por completo sus cómodas vidas.